Castigo ※╰SaneIno╮

⇨Castigo extra 1⇦

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Genya volvió a insistirle a Inosuke que volvieran hacer los trabajos juntos, ya que él solo no era capaz de pensar con claridad y sus demás compañeros eran más idiotas que el pelinegro. No eran los mejores de la clase, pero eran amigos y eso ya era mucho más divertido.

—¡Yo le dije primero!— reclamó Genya al peliverde.

—Conmigo le va mejor— contraataca Yushiro.

Inosuke observó a sus dos amigos mientras tomaba su jugo tranquilamente, no le importaba mucho con quién hiciera el trabajo ya que solo le importaba aprobar, y si lo pensaba bien, con Yushiro tendría más oportunidades de eso, pero con Genya tendría más oportunidades de otra cosa. Y también evitaría tener una pelea innecesaria con el albino.

—Lo haré con Genga— soltó levantándose y caminar hacía la salida. —Voy al baño.

—¡En tu cara, cerebrón!— dijo Genya burlándose de su compañero y seguir a Inosuke. —¡Eres el mejor, bro!

—¡No me aprietes, idiota!— se removió liberándose de su amigo.

—¡Te adoro!— dijo sin soltar a Inosuke mientras sonreía.

—Genya— llamó a su hermano y se acercó a este. —No seas tan ruidoso.

—Oh, lo siento, hermano— sonrió nervioso hacía su hermano mayor apartándose de Inosuke. —Sólo estaba agradecido con esta bestia.

—¡Oye, idiota, bestia tú!— gruñó atrapando la cabeza de su amigo con fuerza.

—¡Eso duele, idiota!— se removió tratando de escapar del agarre de su amigo.

Sanemi soltó un suspiro cansador al ver como su hermano y su novio hacían un escándalo a mitad del pasillo y por una parte agradecía que ambos se llevaran tan bien. Se acercó hacía ambos y los apartó de un tirón.

—¡Dejen ya el escándalo!— gruñó posicionando sus manos tanto en el pecho de su hermano como el de su estudiante y observó a su hermano menor. —Vete.

—Bien, bien— dijo Genya levantando sus manos. —Inosuke, vamos.

—Hashibira, debo hablar algo contigo, así que sígueme— avisó dándose media vuelta.

—¿Ahora que le hiciste a mi hermano?— preguntó Genya observando a su amigo.

—No querrás saber lo que le hice— dijo sonriendo y metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones y siguió a su profesor de matemáticas.

—Dios, ¿Qué se traen esos dos?— se preguntó a si mismo Genya y decidió volver al salón.

Sanemi caminó tranquilamente por el pasillo seguido por el pelinegro quién no había dicho una sola palabra. Se dirigieron hacía el almacén en donde habían tenido uno de sus tantos encuentros. Apenas llegaron ahí, ingresó dejando pasar al más joven y proceder a revisar el lugar, una vez todo estuviera en orden, cerró la puerta con seguro.

—Inosuke— llamó al chico quién se quedó parado en la entrada.

Sanemi se aproximó al chico y agarró la nuca de este, enredando sus dedos entre los negros cabellos y lo acercó a su rostro uniendo así sus labios. Estaba desesperado por besarle, por tocarlo, por hacerlo suyo. Desde esa vez que estuvieron juntos en un hotel, no volvieron a hacerlo y de eso ya había pasado un tiempo.