Parte única

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Ser humillado, ridiculizado, expuesto de esa manera en su momento más vulnerable, era jodidamente miserable. Escapa del club con los pies acalambrados de la vergüenza, su pecho emitiendo una débil protesta contra el frío gélido del ambiente impactando duro contra él. Cuando llega a casa, Quackity se acurruca sobre una esquina, sintiendo la madera áspera en su espalda que raspa en su piel. Le da un dolor punzante contra su columna vertebral con lo que disociarse por un momento de lo que ha pasado. El angelito, — quien se materializó directamente dentro de su hogar — tararea a su lado, inspeccionando indiscreto el estado lamentable de su morada. Dedos hábiles, con garras y ligeramente translúcidos se extienden y tocan los pilares que la sostienen, de arriba hacia abajo, agregando un tarareo en reverberación, una melodía fuera de tono pero en cierto modo, relajante.

Quackity agudiza sus sentidos, atrapando el eco de las últimas notas mientras se hunde en su miseria. Siente que su corazón se ahoga, siente la acumulación de algo detrás de sus párpados, que se materializa como una abrumadora pesadez muscular. Cierra los ojos en varias ocasiones y entierra la cabeza más profundamente en sus rodillas para apaciguar algo que no sabe qué es. El trata de dormir. Trata de ignorar sin éxito la presencia del angelito con la excusa de apagar el cerebro por un momento.

Logra dormir, o algo parecido a ello, y de alguna manera, se despierta sólo, sintiéndose peor que la noche anterior. Su cara se siente en llamas y el aire se siente demasiado sofocado. Un agudo dolor de cabeza golpea su sien cuando se levanta y la sábana sobre él se cae sin gracia al suelo. No recuerda haberla tomado. La tela está seca y rígida por el mal cuidado, áspera bajo su toque. Balancea sus piernas hacia un lado, agarrando rápidamente el marco de pared cuando el mundo gira.

Puta madre. — Gime, espera que pase el mareo y las náuseas y tropieza hacia su mesa de noche. El clima era una autentica mierda, tiene que intentar abrir las ventanas para no morir del asco, o peor, de la miseria sudorosa que era en ese momento. Se sostiene de la madera para no caerse cuando alcanza el marco del cristal, forzando una pequeña abertura donde la luz pueda entrar con más facilidad.

El brillo naranja de la luz solar es casi chocante. Su dolor de cabeza se suaviza, sintiéndose menos como un taladro activo al lado de su cabeza. Siente el aire seco entrar por sus fosas nasales, su pecho vibrando con algo reconfortante. Era una mejora considerable. Se aleja un poco, con las manos apoyadas de las paredes para sostenerse. Si se cae, Quackity teme a la posibilidad de que realmente muera, de que pierda estúpidamente los únicos dos corazones que tiene, semidesnudo, medio-aturdido en su casa, realmente no quiere que su orgullo sea afectado aún más.

Continúa mirando hasta que el sol se esconde tímido en el horizonte. Era la familiar luz del atardecer, lo que significaba que Quackity durmió más de la mitad de un día, y aún sigue sintiéndose como la mierda. Hace una pausa, limpiando los restos de sudor en su cuerpo. El calor agradable del sol lo abandona lentamente cuando se da cuenta de lo todavía exhausto y enfermo que se siente. Sus extremidades tiemblan, su mente divaga en pequeños destellos de recuerdos tristes, y se pregunta si incluso podrá volver a mirar las caras a sus ''compañeros'' luego de lo que había sucedido.

Antes de que pueda pensarlo de más, sus piernas traicioneras se doblan debajo de él y se desliza hacia el piso en un acto vergonzoso de debilidad. Inclina la cabeza sobre la pared, suspirando mientras la madera enfría su rostro caluroso. Siente que sus párpados se caen aún más y baja la cabeza. Unas horas más, él piensa, y luego todo volverá a ser como antes.

Sus ojos se cierran.

Quackity se despierta abruptamente con la la sensación de algo frío como el hielo en sus mejillas. Abre los ojos cansados y, a través de la visión borrosa, ve una figura blanca, reluciente y angelical frente a él. Parpadea para apartar las manchas negras de sus ojos y se enfoca en lo más importante en la habitación. Rubius lo mira atentamente, con sus uñas trazando sus párpados hinchados

Cuidado Estelar ⎾Rubckity⏌One-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora