Castigo ※╰SaneIno╮

⇨Castigo extra 2⇦

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El tiempo había pasado, ya no quedaba casi nada para que los de tercer año de preparatoria dieran sus exámenes para el ingreso a la universidad, aspirando así a las mejores de estas.

Inosuke no quería admitir que estaba nervioso, dar el examen ya era algo que jamás creyó hacer, estaba tan cerca que le asustaba. Había estudiado como nunca antes, quería ir a una buena universidad y quería estar con sus amigos en la misma. Los tres tenían en la mira la misma universidad por lo que tenían que estudiar bastante y aprovechar el poco tiempo que les quedaba, algo bueno era que su novio era profesor y este era bastante inteligente en otras áreas, por lo que lo aprovecharía al máximo.

—Dios, ¿quieres dejar de distraerte a cada segundo?— regañó al menor que no dejaba de moverse.

—¡No puedo hacerlo, mi déficit atencional está trabajando!— respondió observando al albino.

Sanemi soltó un bufido y tocó el puente de su nariz cansado, enseñarle al chico era un gran reto, ya que este se distraía con mucha facilidad, pero al menos era bastante rápido en aprender por lo que no todo era tan malo.

—Okey, una vez más— dijo soltando un suspiro. —Pon atención.

—Tsk, bien— chasqueó la lengua y se removió en su asiento. —Pero dilo más lento.

Sanemi procedió a explicarle el ejercicio nuevamente al chico, pero esta vez con más calma y más a detalle para que así pudiera comprender algo de lo que estaba hablando.

—¡Lo entendí!— soltó totalmente feliz al poder comprender algo a la primera.

—Excelente, siguiente— dijo acariciando la cabeza del chico.

—¡Felicítame al menos!— regañó haciendo un puchero.

—¡Ya lleguee!— gritó Genya ingresando con unas bolsas en las manos. —¡A comeer!

—¡Siii!— contestó feliz dejando todo y correr hacia su amigo. —¿Trajiste pollo?

—¡Obvio, bacteria, el mejor pollo de Japón!— contestó con euforia.

Sanemi soltó un suspiro y decidió ordenar las cosas de su novio ya que claramente no iban a seguir estudiando, la comida e Inosuke eran uno solo y se sorprendía lo mucho que el chico podía comer y no engordaba nada. Tomó todas las cosas y las dejó sobre una encimera ya que de seguro comerían en la mesa de la sala.

—Saca todo, iré por los platos— informó mientras se dirigía a la cocina en busca de los cubiertos.

—¡Delicioso!— soltó con los ojos brillantes. —¡Bien hecho, monstruo!

—Inosuke, no comas sin lavarte las manos— regañó a su novio quien bufó y se levantó para dirigirse al baño.

—Já, lo traes domado— comentó Genya burlón. —Iré a lavarme las manos igual.

—Bien— ordenó la comida sobre la mesita y al sacar se dio cuenta de que su hermano había traído Ohagi, su dulce japonés favorito.

—¡Llegué primero, tortuga!— se burló de Genya mientras se sentaba frente a la mesa.

—Genya, no pedí Ohagi— le dijo a su hermano quien se sentó al lado de Inosuke.

—Yo lo hice— dijo tomando un trozo de pollo. —A ti te gustan.

—Ajá, me obligo a que los comprara o me iba a golpear cuando volviera y digamos que no ando con ganas de defenderme— dijo Genya encogiéndose de hombros y comenzar a comer.