☔🌧️

25 6 2
                                    

Narra Tirifilo. 

Era una tarde tan nublada que parecía que fuera de noche, estaba dando un paficico paseo por las lluviosas calles y mientras miraba al horizonte pude ver algo a lo lejos que parecía ser una persona que se me hacia conocida, me acerque poco a poco para fijarme si era quien yo creía que era, y efectivamente, era mi compañera de curso y amiga Muriel.

Pude notar que estaba en la lluvia sola, miserable y sin un paraguas, e hice lo que toda persona normal haría cuando ve a un amigo en tiempos de angustia.

-JAJAJA NO TIENE PARAGUAS JAJAJA- Le grite a Muriel mientras me agarraba el estomago de tanto reír

Ella estaba de espaldas pero podía ver como ella se estremecía cuando le grité. Una vez se volteó pude ver su cara de puro y genuino enojó; la vi buscar algo rápidamente en su bolsillo, apenas vi lo que saco retrocedí lentamente ¿¡Que hacía con unas tijeras en medio de la lluvia!?

La vi mirarme a mí y luego a mi paraguas con una sonrisa que solo aumentaba, rápidamente se acercó a mí con las tijeras en mano y cortó mi paraguas sin siquiera titubear, intenté retroceder antes de que siguiera, pero ya era muy tarde mi paraguas ya había sido cortado brutalmente por Muriel. Mi sonrisa rápidamente cambió a una mueca de tristeza y incomodidad

-Ahora tú tampoco tienes- Dijo mirándome con una sonrisa triunfante orgullosa de poder vengarse y sin decir nada más procedió a irse. Yo me quedé inmovil solo viendo la espalda de Muriel mientras se alejaba dejándome solo en la lluvia sin paraguas, mientras me empezaba a desorientar quedando quieto en mi lugar, solo sintiendo como la lluvia caía sobre mi

---

Lo que Tirifilo no sabía es que había alguien que había observado todo lo que pasó. Otro adolecente de su edad que caminaba por la lluvia tranquilamente dirigiéndose a su casa; hasta que vio a ese pobre chico en medio de la lluvia el cual según él le habían arruinado su paraguas sin ninguna justificación por una chica que ahora veía a lo lejos alejarse cada vez más, que al parecer se conocían por que antes que su paraguas fuera destrozado pudo ver que le gritaba algo que al parecer a la chica no le gusto mucho por la reacción que tuvo de instantaneamente sacar unas tijeras y cortar el paraguas sin piedad. Al instante eso le llamó la atención y decidió acercarse a él para quizá ofrecerle su paragüas

Mientras más se acercaba podía notar la tristeza en su rostro. También pudo notar que el otro chico estaba totalmente quieto, como si estuviera en una trance o algo así. Cuando vio el estado en el que estaba se acercó a él algo inseguro porque no quería asustarlo, tímidamente lo cubrió con su paraguas haciendo que el que estaba en trance se sobresaltara por la ausencia de lluvia cayendo sobre el

-¡Hey! ¿Quieres que comparta mi paraguas contigo? Veo que estás con un poco de problemas- Dijo el chico desconocido para él con una dulce sonrisa que hizo que el Tirifilo volviera a la realidad volteando a verlo con un leve sonrojo en su rostro por la repentina muestra de gentilidad

Y sin darse cuenta se quedo viendo los ojos del chico pelinegro, unos ojos color avellana que lo miraban con ternura y un brillo captivante, lo que a Tirifilo le pareció que eran indescriptiblemente bellos

-¿Eh?- Dijo él dándose cuenta de que aún no había respondido a su pregunta, parecía que seguía un poco aturdido -C-claro- Dijo tímido despegando su contacto visual para mirar al suelo con vergüenza

El pelinegro se acercó más a él para que los dos pudieran entrar dentro del paraguas de forma que los dos fueran tapados de la lluvia.

-Entonces... ¿Cómo te llamas?- Dijo el extraño mirándolo con una sonrisa mientras posaba una mano en su hombro

-Tirifilo...- Dijo algo dudoso aún parecía que estaba procesando lo acababa de pasar mientras miraba la mano que ahora se posaba en su hombro

-¡Un gusto Tirifilo! ¡Yo soy Emiko!- Dijo alegre, Tirifilo solo se limitó a sonreírle también

Tirifilo empezó a caminar dando a indicar el camino a su destino, el cual Emiko asume que era su casa

Estuvieron caminando en silencio, no había necesidad de decir nada, solo querían disfrutar ese silencio cómodo. Emiko no entendía por qué pero la verdad a primera vista le había  pareció bastante lindo y como era bastante impulsivo sintió ganas de besarle pero la parte racional de Emiko le decía que no tiene sentido querer besar a alguien que conociste hoy. Mientras Emiko estaba teniendo una crisis por sentirse atraído hacía alguien que acababa de conocer Tirifilo estaba tratando de llamar su atención para decirle algo y como vio que no recibía respuesta le dio un suavemente un toque en el hombro haciendo que Emiko vuelta a la realidad

-¡Hey!.. ¿Emiko?- Dijo Tirifilo mirándolo con algo de preocupación

-¿Si?- Dijo girándose hacia él haciendo contacto visual, un poco despistado por derrepente haber llegado a otro lugar sin darse cuenta

-Emm... ya llegamos. pero gracias por prestarme tu paraguas para poder llegar a mi casa, fue muy amable de tu parte- Dijo el algo apenado con un leve rubor en sus mejillas. 

-¡No hay de qué!- Dijo Emiko para después soltar una pequeña risa amistosa con las mejillas rosadas

Los dos adolescentes se detuvieron en la puerta de la casa de Tirifilo mirando a lugares opuesto pero aun así mirándose de reojo. Tirifilo ya se estaba separando para poder entrar a su casa, pero Emiko quería decirle algo antes de que se fuera, así que con un poco de duda tomó su mano y inicio contacto visual con el

-Eh… ¿Tirifilo?-Dijo con indeciso mientras sentía como su cara se calentaba cada vez más de la vergüenza

-¿Qué pasa?- Dijo calmado, devolviendole la sonrisa dulce que Emiko le dio cuando se encontraron por primera vez

-Quiero preguntarte algo antes de que te vayas…- Dijo Emiko pensando bien en lo que haría a continuación

-Dime- Dijo calmado aun con esa sonrisa dulce

-Primero, ¿En que colegio estudias?- Dijo el pelinegro con duda, rogando que no sea una pregunta muy personal para el otro chico

-Uhh voy al colegio que está aquí cerca- Dijo Tirifilo apuntado en dirección a el colegio que estaba bastante cerca- Y voy al Séptimo A, De hecho el maestro de matematicas es mi vecino jeje- Dijo mientras volteaba a ver a la casa vecina

La sonrisa de Emiko se agrandó a la vez que su sonrojo al ver como Tirifilo se emocionaba al hablar sobre cosas tan banales

-¡Ay! Perdón ¿Hable mucho?- Dijo Tirifilo preocupado de estar molestando, Emiko solo le dedico una sonrisa y negó sutilmente con la cabeza- Bueno, ¿Me querías decir algo? ¿No?- 

-Bueno mas que decir algo quiero hacer esto- Dijo Emiko para luego mirarlo a los ojos con vergüenza para después darle un tierno beso en la mejilla

Cuando Emiko se separó miró por un segundo a Tirifilo que estaba sonrojado como tomate

-Espero verte pronto Tiri- Dijo Emiko con tono burlón y una gran sonrisa, para después guiñar el ojo a modo de despedida. Hecho eso agarró su paraguas con las dos manos y le sonrió una última vez para después darse la vuelta e irse

Tirifilo se tocó la mejilla suavemente mientras miraba como el otro chico se alejaba, y antes de que el estuviera suficientemente lejos Tirifilo trató de gritarle una despedida

-¡A-adiós Emiko!- Dijo aún sonrojado como tomate y en shock, Emiko se volteo y se despidió agitando su mano por una última vez

Tirifilo se quedó unos segundos inmovil hasta que recordó que aun seguía empapado por culpa de la lluvia y entró a su casa apresurado para no enfermarse aún el beso que le dio el chico que amablemente le prestó su paraguas

Emiko por su lado siguió su camino hacia su casa agradecido por tomar la decisión que tal vez no era la mejor pero por suerte salió bien y ansioso por que sabia que esa no sería la última vez que vería a ese chico que encontró en la lluvia sin un paraguas

Todo gracias a un un día lluvioso

Día lluvioso | TiriMikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora