Madara era conocido por ser alguien serio y con temperamento, así es como la gente lo veía, pero solo la gente mas cercana sabia como era realmente.
Madara era alguien muy cálido en realidad, incluso llegaba a tener mucha mas paciencia de lo que piensan, Hashirama, su esposo, sabia como era realmente, sabia lo amoroso que llegaba a ser si se lo proponía.
Claro, Madara era así cuando nadie mas lo veía, pero era diferente en público, mas que diferente, siempre tendría su orgullo, eso estaba mas que claro, todos sabían como era el orgullo Uchiha, quizás fue por eso por lo que la gente le tenía miedo, todos conocían muy bien ese apellido, sabían cómo eran, así que no era sorpresa que Madara fuera igual, lo sorprendente fue cuando amigos más cercanos y familia decían que era diferentes en realidad.
Jamás fue confirmado por nadie más, no hasta que una inesperada sorpresa llego, el embarazo de Madara.
Nadie sabia que era un doncel, no hasta ese día.
Las cosas cambiaron increíblemente, la empresa de Madara siempre había escuchado que los Uchihas que trabajan o trabajaron ahí siempre eran diferentes si estaban embarazados o si su pareja estaba embarazada, ahora veían que era real.
—¿Por qué no puedo ir a trabajar?
—Cariño, ya hablamos de esto
—Que este embarazado no significa que no pueda ir.
Hashirama suspiro, su esposo se volvía más enojón ahora que estaba embarazado.
—Debes descansar
—No lo hare hasta saber que mi empresa no esta en peligro por ellos
—Tu empresa esta bien, tu sabes que sí, debes relajarte
—Pero-
—Madara, estas embarazado de gemelos, ya tienes unos meses y claramente tienes cara de querer descansar
—Estaré bien, puedo manejarlo perfectamente
Mentira, por dentro Madara estaba deseando estar acostado comiendo dulces, pero para el no había tiempo de un descanso.
—¿Quieres que te lleve?
—Si
—Lo hare, pero, deberás prometer algo
—¿Qué cosa?
—Que después de ir, volveremos a casa y te relajaras completamente
Madara no dijo nada, realmente no era tan mala idea, por ahora, sabia que Hashirama estaba preocupado por él y su salud, lo entendía después de que casi siempre lo regañaran por no descansar, incluso su padre lo regaño por eso, no le quedo de otra.
—Bien
Hashirama sonrío contento.
En seguida fue por las llaves del auto mientras Madara intentaba ponerse los zapatos, cosa que al final Hashirama le tuvo que ayudar.
Madara no lo admitiría en voz alta, pero estaba avergonzado.
Su embarazo seria así hasta que sus bebes nacieran, no tenía otra opción mas que descansar hasta ese día, sabía que tampoco debía enojarse.
Para Hashirama fue un reto todos esos meses, los cambios de humor eran lo que mas afectaba a Madara, incluso llego a llorar solo por no obtener atención cuando Hashirama estaba cocinando.
Aunque fuera dificil Hashirama sobrevivo, incluso cuando Madara lo hecho de la casa solo por hablar con su secretaria.
Paso un largo tiempo para los dos, pero tenían lindos momentos, incluso llegaban a tomar fotos donde Madara se veía más feliz que nunca.
Todo era lindo (cuando Madara no se enojaba) hasta que llego el día del parto.
Madara no decía nada mas que maldecir a Hashirama por embarazarlo, decía varias cosas mientras daba a luz, cosas que a Hashirama le daría miedo si no fuera porque Madara estaba dando a luz.
Todo se calmo cuando Madara tenia a sus bebes en sus brazos.
—Son hermosos...
—Sacaron muchas cosas tuyas Maddy, claro que son hermosos
Madara sonrío abiertamente, abrazaba mas a sus bebes, estaba tan feliz que estaba llorando de felicidad sin darse cuenta, pero esas lagrimas fueron limpiadas por Hashirama.
—Calma
—Estoy tan feliz Hashi
—Lo sé, también lo estoy
Los años pasaros después de eso, Madara, aunque trabajaba estaba ahí para sus dos retoños, incluso cuando empezaron a ir a la escuela, Madara estaba ahí para escucharlos y darles consejos, también dejaba que fueran independientes por si solos, pero ellos sabían que si lo necesitaban ahí estaría Madara para cualquier cosa.
Y así fue, Madara estaba ahí para cualquier cosa, incluso cuando sus dos hijos se casaron, ahí estaba.
Madara estaba feliz cuando su familia lo estaba, siempre estaría feliz y orgulloso de eso.
—¿Qué miras?
—Las fotos de nuestros hijos, ¿Qué más?
—Si sabes que ellos estan en la sala esperándote, ¿no?
—¿Qué? ¡¿Y por qué recién me dices?!
Madara enseguida salio mientras Hashirama reía un poco, conocía bien como su esposo se ponía cuando se trataba de sus hijos.
—Hola mami
—Mis niños
Madara en seguida los abrazo, siempre le alegraba ver a sus hijos sin importar si era un evento especial o no.
—¿Qué hacen aquí y sin avisarme? ¿Acaso una sorpresa?
—Algo así
—Adivina que es
—¿Quizás un regalo?
—
—Lo es, pero es algo grande
—¿Grande?
—Si, grande
—Hmm... ¿Quizás ropa?
—Nop
—Bien, me rindo, díganme
Shisui y Obito se miraron entre si para luego extenerle algo a Madara, era pequeño, algo que confundió a Madara.
Madara lo tomo sin decir nada.
—Ábrelo
Madara obedeció, se sorprendió al ver que era un boleto de avión, sus hijos le habían conseguido un viaje.
—Lo pagamos entre lo dos, tu y papá han hecho mucho, deberían tomar unas vacaciones
—Mis niños...
Madara abrazo a sus hijos, al instante los dos se acurrucaron, los brazos de Madara siempre fueron cálidos.
—¿Te gusto la sorpresa?
—¿Que pregunta es esa? Claro que me gusto, gracias...
Shisui y Obito sonrieron, Madara empezó a darles amor a los dos.
Definitivamente había criado a los mejores hijos y eso lo hacia feliz.
Sus hijos estaban más felices al sentir la calidez de los brazos de Madara, eran felices con su madre.