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Felix corría para salvar su vida, ese chiquillo estaba completamente loco, brincaba y esquivaba los puestos del mercado, con una sonrisa iluminando todo su rostro y esa risa característica que siempre lo acompañaba en sus momentos de travesuras, como si de un juego se tratase.

Por otro lado, el dueño del puesto de dulces lo perseguía acompañado de otros cinco hombres, todos armados con bates y palos.

—Cuando te atrape te haré pagar todas las que me has hecho Lee Felix.

—Inténtalo si puedes anciano.

Felix conocía a esas calles como la palma de su mano, usando callejones que sólo él conocía, perdiendo al señor que lo perseguía y a sus matones. A paso lento y más tranquilo sin nadie tras de él retomo su camino a un callejón oscuro y pequeño, había cartones en el piso con algunas sábanas viejas y manchas de sangre seca por todos lados. No hace falta explicar que se metía en problemas mucho más grandes a menudo. Pero ahí estaba una vez más, comiendo sus dulces favoritos robados hasta que sintió la presencia de un hombre frente a él. Sin tomarse la molestia de ver de quien se trataba intentó escapar pero fue detenido por quel hombre que lo sostiene como perro callejero por el cuello de la camisa. Deja salir un suspiro rendido y voltea a ver al hombre que lo sostiene con un brazo.

—Hey Changbin, cuánto tiempo sin vernos —dijo con tono de burla —¿a qué se debe tu visita?

—El viejo te espera. —Dicho esto, arrojó a Felix al aciento trasero de un auto y cerró la puerta con brusquedad.

—¿Te he dicho lo mucho que me pone cuando me tratas como a un simple costal de papas?

—Más vale que cierres el pico si no quieres terminar en silla de ruedas —Changbin le guiñó un ojo viéndolo por el espejo retrovisor desde el asiento de conductor.

El camino a la mansión de Chan, o "el viejo" como lo llamaban sus amigos más cercanos, fue bastante aburrido, ninguno de los dos dijo nada más después de su pequeña conversación habitual.

Después de unos largos minutos, que parecieron eternos para Felix, llegaron a la lujosa mansión del jefe de la mafia más grande de Australia, que era liderada por Bang, un hombre imponente de 25 años. Actualmente se encuentran en corea del sur por asuntos de negocios con la mafia Hwang.

Changbin abrió la puerta trasera del auto y le extendió una mano a Felix para ayudarlo bajar, pero Lee salió de un brinco del auto ignorando la mano frente a él.

—Conozco el camino, gracias por el viaje grandote —decía mientras se alejaba del auto chupando una paleta en espiral color blanco con rojo, sus favoritas.

Changbin se pasó ambas manos por todo su saco viendo como aquel chiquillo sostenía una paleta qué él mismo le había quitado disimuladamente cuando lo agarró en aquel callejón oscuro —¿En qué momento? —susurró para si mismo viendo como el contrario se adentraba a la mansión Bang.

Changbin se pasó ambas manos por todo su saco viendo como aquel chiquillo sostenía una paleta qué él mismo le había quitado disimuladamente cuando lo agarró en aquel callejón oscuro —¿En qué momento? —susurró para si mismo viendo como el contrario...

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