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Silencio fue lo que se escuchó por los altavoces.
El frio sudor le recorrió por la frente después de ver un escalofriante vídeo de un suicidio que le pasó un contacto anónimo en la nueva página en la cual se había registrado. Una corriente le recorrió la mandíbula provocando que agitara su cabeza por unos segundos para tratar de alejarla. Las lágrimas se agolparon bajo sus ojos y un punzante dolor se produjo en su cabeza.
Paul reaccionó ante el sonido que hacía la puerta principal cuando era abierta, una especie de crujido raro, repitiéndose mientras se cerraba fuertemente. − ¡Paul, ya llegué! -La voz de Saturno, su compañero de departamento retumbó en el pasillo. Una nueva punzada se hizo presente y tuvo que sujetar su cabeza para tratar de manipularse mentalmente. ‹Tranquilo Paul, no sucede nada.› fue lo único que pudo decirse a sí mismo.
Y lloró, por todo lo que había sucedido en la pantalla hacía unos minutos y por su poco control mental. Era demasiado para él.
− ¿Paul? -preguntó Saturno quien antes de abrir la puerta toco tranquilamente. Pero al no obtener respuesta se alarmó, después de todo, Paul le había dicho que iría a casa después de la universidad.
Lo que no esperaba encontrar Saturno del otro lado de la puerta era la espeluznante escena del cuerpo sin vida bañado en sangre de su compañero.

Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora