¡Hasta pronto, Miri!

Empezando De Nuevo

Kyutaro había acertado, la herida de bala no había tocado algún órgano importante y gracias a que la llevaron rápidamente al hospital, Misaki pudo salvarse. Mientras la mujer estaba en recuperación, Kazuki y Kyutaro se llevaron a Miri.

—¿Ésta es tu casa? ¿Estamos seguros aquí? —dijo Kazuki al llegar a un departamento al que Kyutaro lo había guiado.

—Los Suwa conocen dónde vivo, en realidad este es una especie de escondite, estarán bien.

—Oye, Kyu-chan, gra-

—No creas que esto será lo último que sabrán de Ogino Ryo, Kazuki. —interrumpió Kyutaro con voz seria.

—Ya lo sé, no necesitas decirlo.

—Ese hombre no se detendrá hasta cumplir su objetivo, piensa bien en lo que harás a partir de ahora.

—¡Te digo que ya lo sé! Algo se me ocurrirá, por ahora, tengo que hablar con Rei.

—Ya lo llamé hace unos-

De pronto, la puerta de la casa se abrió de golpe.

—¡MIRI!

—Oye, baja la voz, —dijo Kazuki poniendo su índice en sus labios— no sabemos si puede despertarse ahora.

Rei suspiró aliviado de ver a la pequeña castaña con vida, pero la tensión era bastante evidente en la sala. Casi podía sentirse la estática en el aire. Finalmente, Kyutaro rompió el silencio

—Lo siento. 

—¿Por qué te disculpas?

—Toda esta situación es mi culpa, sabía que el jefe estaba investigando a Rei, por eso separé a Miri de ustedes y se la devolví a su madre.

Un breve silencio volvió a inundar la sala.

—Creí que si ya no tenían relación con ella, la dejarían en paz y ustedes estarían fuera de peligro, pero me equivoqué terriblemente.

Kazuki y Rei se miraron con expresión de culpa.

—No, la verdad es que yo tengo la culpa, yo le quité su padre a Miri y casi le quitamos a su madre. —dijo Rei; aunque su voz y su postura se mantenían frías como siempre, podía notarse pena y arrepentimiento en sus palabras.

—Es verdad, Kyu-chan, tú hiciste lo que creías correcto.

—Mmm...

El balbuceo de la pequeña castaña interrumpió a los 3 hombres.

—Miri necesitará comida cuando despierte, igual que ustedes, esperen un momento.

Una vez que Kyutaro se fue a la cocina, Kazuki y Rei salieron al balcón de la casa y se quedaron mirando al vacío durante varios minutos.

—Cuando la madre de Miri se recupere, eliminaremos todo rastro de ellas. —dijo finalmente Kazuki.

—¿Qué dices?

—Fingiremos sus muertes y borraremos sus huellas. Podría usar el dinero que Karin no aceptó para mandarlas lo más lejos posible de aquí.

Rei se quedó en silencio, mirando a su compañero.  Nunca se imaginó que podría decir algo así. Después de todo, fue él quien llevó a Miri a vivir con ellos.

—Kazuki...

—Estarán donde nadie las encuentre y nunca más las volveremos a ver.

El sonido de los grillos y las hojas meciéndose era lo único que rompía los silencios.

—Después de todo, pertenecemos a un mundo lleno de muerte e injusticia, no podremos proteger a Miri, —apretó los puños— ni mucho menos hacerla feliz.