IV. El espejo

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Ha pasado una semana desde que conocí a Osvaldo, no me equivoque al decir que parecía una persona agradable, realmente lo es, es protector, cariñoso y muy amable, en tan poco tiempo le he tomado mucho aprecio, creo que he conocido a una persona que sabe como ser un buen amigo.

Ya no soy para nada tímida hablando con él, platico con él con mucha naturalidad, la conversación fluye, es como si lo conociera de toda la vida, su compañía es tan agradable.

Es muy bromista, un día estábamos buscando leña, y el gritó desesperado, dijo que se había doblado el tobillo y no podía caminar, yo no sabía que hacer, él dijo que tendría que llevarlo cargando hasta la cabaña, me asuste, no sabía si tenía la suficiente fuerza para cargarlo, pero lo intente, se subió a mi espalda, pero ambos terminamos en el suelo, se reía a carcajadas, lo mire confundida, hasta que me di cuenta de que él fingió lo de su tobillo, solo para molestarme, le pegue en la espalda, fingí estar enojada, pero él me hizo cosquillas y termine riendo a carcajadas con él.

El día de hoy estamos preparando todo para un pícnic, Osvaldo está bailando mientras cocina, pase cerca de él y me obligo a bailar, yo no quería, así que lo aparte con un golpe en el estómago y después me fui riendo.

Tenía que ir a su habitación por una manta y una cesta para llevar las cosas, subí deprisa, encontré las cosas, pero algo llamo mi atención, había un espejo, tenía miedo de ver mi reflejo, pero tenía la esperanza de que todo hubiera cambiado, tome valor y me pare frente a él, con los ojos cerrados, me aterraba ver mi reflejo y ver lo que tanto odiaba.

Abrí los ojos lentamente, y me quedé mirando fijamente el reflejo que había en aquel espejo, no podía o no quería aceptar que lo que mis ojos veían era yo, antes pasaba horas viéndome al espejo, descubriendo mis imperfecciones, pero ahora no quería ver mi nuevo y horrible forma, no podía aceptarlo, deseaba ver mi rostro de siempre, con toda y sus imperfecciones.

Por mi mente paso la idea de que el espejo estaba mal, que estaba mostrando un reflejo incorrecto.

En ese momento odié tanto al espejo, que se convirtió en mi peor enemigo, como si fuera el culpable de todos mis problemas, aunque en realidad él solo me mostraba al monstruo en el que me había convertido.

Como suele pasar con nosotros los seres humanos, si es que aún puedo considerarme uno, a veces desquitamos nuestro dolor, heridas del pasado y nuestros problemas con personas inocentes y los dañamos a veces sin darnos cuenta.

Tenía tanto coraje de ver a ese monstruo,  empuñé mis manos, y con todas mis fuerzas comencé a golpear aquel espejo, veía como los pedazos caían, y en cada pedazo podía ver aún mi reflejo, estaba gritando, no sé si era por el dolor del cristal que se incrustaban entre mis dedos o era de furia.

No podía parar, vi como mis manos se llenaban de sangre, pero no podía sentir el dolor, pensé en seguir, pero Osvaldo me lo impidió, me abrazo por detrás y me saco arrastras, yo pataleaba porque quería seguir destruyendo a mi enemigo el espejo.

Cuando logré tranquilizarme y volver en sí, después de un ataque de ira y confusión, me di cuenta del daño que me hice, mis manos estaban muy lastimados y no dejaban de sangrar, el aire comenzó a faltarme, estaba muy asustada de ver toda esa sangre, poco a poco empecé a ver borroso y perdí la conciencia.

Escuche que Osvaldo me hablaba, pero no podía reaccionar, hasta que por fin lo logre, abrí los ojos, mire a Osvaldo, él me miraba asustado, no sé si estaba preocupado o me tenía miedo después de lo que vio, tengo el aspecto de un monstruo y aparte actúe como uno.

Empecé a sentir mucho dolor, lloré por ello, pero también por haber arruinado nuestros planes, era un día perfecto y lo estropeé.

Osvaldo tenía un botiquín y empezó a curar mis heridas, fue muy doloroso, estoy segura de que mis gritos se escuchaban a kilómetros, él no me decía nada, estoy segura de que me tenía miedo, y lo entendía.

De mujer a monstruo, problemas + problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora