𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟏

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Conocer a las mujeres nunca había sido una prioridad para mí

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Conocer a las mujeres nunca había sido una prioridad para mí. Pero en esa ocasión se trataba de un negocio, y aunque no se me daban bien las relaciones, sí se me daban bien los negocios. Había investigado un poco y había encontrado ejemplos del trabajo de diseños de interiores de Lisa; me había quedado claro que tenía la formación que decía tener y, aunque sus clientes eran un poco diferentes a los míos, seguía siendo obvio que había inyectado algo de individualidad en cada proyecto.

Sin embargo, su piso estaba repleto de un batiburrillo de objetos viejos que no parecían encajar entre sí.

-¿Vamos a ir ahora a tu casa? -preguntó-. Así podré hurgar entre tus cosas y hacer juicios silenciosos.

Me reí. Era irreverente y divertida, pero de alguna manera se las arreglaba para dar en el clavo.

-No, no vamos a ir a mi casa, pero me alegro de que tu juicio sobre mí quede completamente al descubierto -repuse, presionando el mando a distancia del coche. Las luces del Lamborghini parpadearon al abrirse las puertas.

-¿De verdad? ¿Tienes ese coche? -Gimió por lo bajo.

-¿Algún problema? -pregunté, abriéndole la puerta antes de rodear el capó para entrar por el lado del conductor.

-Es un poco... ostentoso -confesó mientras me sentaba.

-Y lo que quieres decir con «ostentoso» es «dinero nuevo». -No era una queja exactamente, pero al mismo tiempo deseé no haberlo mencionado. Jimin y Taehyung siempre se burlaban de mí por haber comprado ese coche. Pero me gustaba. ¿De qué servía tener dinero si no se disfrutaba un poco de él?

-Supongo que no hay nada malo en ello.

-Los coches veloces son divertidos. Si eso es ostentoso, lo acepto. -Me incorporé al tráfico, que estaba casi parado. Si no hubiéramos estado circulando por el centro de Londres, podría haberle demostrado lo divertido que podían llegar a ser los coches como ese. Podía ser que no hubiera heredado el dinero de mi padre, pero el que tenía era tan bueno como el heredado.

-Nunca he entendido lo de los coches, pero cada uno, con lo suyo. Dime, ¿a dónde vamos si no es a tu casa?

-No sé. ¿Qué te gusta hacer el fin de semana?

Dejó escapar un suspiro, y supuse que lo hacía para ganar tiempo antes de responder.

-Normalmente acabo trabajando, o estoy tan agotada por el trabajo que me tumbo en la cama, esperando la muerte. -Me sonrió. Era divertida. Como uno de mis amigos.

-Sé sincera conmigo sobre lo de la consultoría de Recursos Humanos: ¿por qué te dedicas a algo que claramente no te gusta, cuando solías hacer un trabajo que obviamente te apasiona?

Se echó hacia delante y empezó a juguetear con el aire acondicionado.

-Esa cuestión no forma parte del curso de iniciación. Está en el plan de estudios avanzado. Y, de todos modos, has oído hablar mucho de mí, y ya has estado en mi piso dos veces. Sin embargo, yo no sé si vives en un piso destartalado en Croydon o en un adosado georgiano en Belgravia.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙚𝙣𝙙 𝙇𝙤𝙫𝙚 | ℓк αυ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora