33.

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Capítulo 33.

HEATHER.

Quería quedarme con él, quería pasar la noche acurrucada a su lado y seguir sintiéndome en las nubes. Pero no fue así, nuestra cena romántica término cuando papá me llamó y me pidió no volver tarde a casa. Quería decirle que no volvería, que me quedaría con Niall, pero éste mismo fue quién me aconsejó ir a casa, que era lo mejor, así evitaríamos tener problemas en el futuro.
Acepté, lo hice porque tenía razón.
Pero no creí que mis padres estarían ambos esperando saber como estuvo mi primera cita.

¿No es correcto decirles que terminamos en un campo abierto teniendo sexo dentro de su coche verdad? No, definitivamente no.
Solo me limito a darles a conocer las buenas nuevas, que oficialmente tengo un novio. Y sí, yo se lo he pedido. Aunque bueno, él también tenía la intención de pedírmelo, yo solo fui más rápida. Y aunque eso podría considerarse como valentía, no estoy tan segura de que yo sea precisamente una mujer valiente.
Estaba nerviosa, aterrada y asustada.

—...Y eso es todo. Dimos un paseo y luego me ha traído a casa —Concluyo.

Mamá me observa con una sonrisa, y luego dice lo orgullosa que está de mí. Creo que sus palabras abarcan mucho más que un noviazgo.
Olvidé las semanas que han pasado desde la última vez que fume marihuana o deslice alguna píldora de LSD por mi garganta. He avanzado en este tortuoso tratamiento, con más bajos que altos. Durmiendo a duras penas, teniendo constantes ataques de ansiedad y alguna crisis de pánico que deseó dominarme por las noches.
Pero no he ingerido nada ilegal, y aunque soy un blanco fácil de recaídas, Niall es mi luz en medio de la oscuridad.

Es mi dependencia emocional y estoy bastante clara de ese asunto. Sé que no debería, sé que crear este tipo de sentimientos llevan a las personas a ser retraídas y más vulnerables. Pero en este momento, es a lo único que puedo aferrarme. Es el oasis en el desierto que está dentro de mí. Es la calma y serenidad que está dentro de este cuerpo que muchas veces es un huracán. Niall lo es todo, y no sé qué sería de mi vida sin él.

Dándole un beso en la mejilla a mis padres, subo las escaleras para ir a mi habitación. Mi ánimo se siente por las nubes, mi corazón está a rebozar de alegría. Una alegría que pocas veces siento cuando estoy sola, pero es el efecto que ha dejado en mí está cita. Una cita perfecta...una cita que me impulsa a ver el mundo de una manera diferente. A no sentir que todo está perdido, y que podemos ser felices con simples detalles.

Pensar de manera positiva se siente extraño, me asusta. Me asusta pensar que todo lo que está sintiendo mi corazón pueda terminar. Siempre he sido una mujer insegura, temerosa y vulnerable cuando se trata del futuro. Mi hermano decía que debía relajarme, que debía vivir el día a día, que pensar en el mañana solo me traería dolores de cabeza. Y tenía razón, siempre he sido así.

Daría lo que fuera por tenerlo aquí, para que pudiera escucharme y saber que cosas maravillosas han pasado desde su muerte.
Que si bien he tenido momentos donde me he visto en lo más profundo de un abismo, también he experimentado la sensación de estar en las nubes, sobre el cielo azul y al alcance de las estrellas. Y no ha sido precisamente por el LSD, si no por alguien que se ha metido bajo mi piel.
Lo extraño demasiado, y aunque mi corazón este feliz por lo que estoy experimentando, sé que existe una parte de éste que se ha marchado con él.

Con estos pensamientos, me detengo en seco en el umbral de mi puerta.
Que esto sea una alucinación, por favor.

—¿Pero qué...? —Lo observo incrédula.

Él me sonríe.

—Hola —Musita.

—¿Qué...que haces aquí, Joe?

OBSERVA LAS MARIPOSAS - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora