15. Iniciación

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15. Iniciación

Lía Messina

—¡Hey! Me alegra tenerte por aquí —Dav fue la primera en acercarse a mí, dándome un fuerte abrazo como saludo— Por cierto, mañana tengo que ir a la prueba de los vestidos. ¿Te apuntas?

Sonreí.

—No me lo perdería por nada del mundo.

—¿Qué color me recomiendas, Adonis? —lo miró— El blanco es aburrido.

Mi marido rió entre dientes.

—Teniendo en cuenta que vas a casarte con Massimo, usa negro.

—El negro es para los funerales —comenté yo. Adonis soltó otra risita baja.

—Por eso mismo, rubia —pasó su brazo por encima de mis hombros y noté a mi mejor amiga sonreír aún más cuando no me aparté.

Dav le hizo burla, echándole un rápido vistazo al local todavía vacío. Habíamos llegado temprano.

Conocía El Cuadrilátero, cualquiera con un mínimo de conocimiento de la Ndrangheta en Milán conocía ese local, pero nunca había estado. En el centro, se encontraba un imponente ring de boxeo y las mesas y sofá lo rodeaban, casi como en un club de striptease.

—¿Y dónde está el futuro Capitano? —inquirió Adonis, mientras caminábamos junto a Davina.

—Hablando con Massimo —sonrió un poco, casi con ternura—. Creo que está un poco nervioso.

—Es normal —asintió mi marido.

Sí, supuse que a cualquiera le daba nervios iniciarse en la mafia. Pero siendo un Ricci era peor, todo el mundo tenía muchas expectativas.

La puerta volvió a abrirse, dejando pasar a la pelirroja más despampanante que había visto en la vida. Esta iba seguida de tres chicas, también preciosas, y todas vestían prendas reveladoras.

Reconocí a la pelirroja.

Roxy Jones. Americana y jefa de las Señoritas del Amor. O, en otras palabras, el grupo de prostitutas más codiciadas de todo Milán.

Roxy se acercó a nosotros, caminando con la cabeza alta. Sus pechos rebotaban, llamando la atención de cualquiera, y su cabello estaba perfectamente cuidado. Tenía los ojos cafés maquillados a un estilo felino y las pecas que llenaban su piel eran visibles.

—Hola —saludó con una pequeña sonrisa, las chicas la siguieron de cerca—. Estoy buscando a Matteo Ricci, ¿sabéis dónde demonios está?

—Debería estar preparando la máquina —respondió Dav—. Ve al despacho de Rocco, ¿necesitas que te guíe?

—No se preocupe, señora Ricci, conozco el camino —sonrió suavemente antes de girarse a las otras tres—. Esperadme aquí, chicas.

—Claro, Roxy.

La pelirroja desapareció tan pronto como llegó y las tres chicas enfocaron sus ojos en Adonis. Le dedicaron unas suaves miradas, fue tan sutil que si no estabas atento no te habrías dado cuenta, y luego se alejaron hasta la barra.

Paura (Mafia Italiana #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora