Capítulo 57.- La casa llena de flores

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Con una mujer acurrucada en sus brazos, Garret tenía los ojos entrecerrados, y adormilado, habló con una voz que no sonaba completamente sobria. "No puedes hacerme esto. ¡Son las siete de la mañana! Incluso los sirvientes deberían tener tiempo para descansar".

"No estoy bromeando. Date prisa y encuentra una manera de ayudarme. No podré dormir hasta que este problema esté resuelto", espetó Ethan de mala gana.

"Bien, bien. Solo dame un minuto, ¿sí?". Dicho eso, el otro luchó por salir de la cama y se dirigió pesadamente al baño para lavarse la cara con agua fría. Una vez que estuvo completamente despierto, volvió y dijo: "Amigo, puedo decir con tan solo haberle dado un vistazo que tu esposa es un poco complicada. La he visto un par de veces, y si bien parecía amable y tranquila, nunca pude descifrar lo que pensaba".

Al escuchar eso, Ethan soltó un bufido. "No hables así de ella. ¿Acaso quieres morir?".

Tras sonreír, Garret dijo: "Bueno, de todos modos mi punto es que ya que el dinero no funciona, debes cambiar de táctica. Se me ocurre que trates de cortejarla románticamente. A las chicas les gustan las flores, especialmente las rosas, los lirios y los tulipanes. Antes era muy popular sorprender a una dama dejándole flores en la nevera para que las encontrara cuando menos lo esperara. ¡Oh, ya sé! ¿Y si llenas la casa de flores? ¡Eso le encantará!".

Luego de expresar su idea, él hinchó el pecho con confianza pese al dudoso silencio de Ethan, quien negó con la cabeza, salió al balcón y se apoyó en la barandilla pensativamente. "¿Has probado algo así antes?".

"Confía en mí, soy un profesional en esto", juró Garrett solemnemente. No obstante, lo cierto era que él nunca se había esforzado así por una mujer, pues por lo general, solo las llevaba a la cama.

El asunto fue que él tuvo la percepción de que Janet era una mujer conservadora.

Por lo tanto, pensó que de seguro tomaría mucho esfuerzo llevarla a la cama.

Más tarde esa noche, Janet por fin llegó a casa del trabajo, y no bien empujó la puerta para abrirla, le llegó la fuerte y dulce fragancia de las flores.

Para su sorpresa, encontró el apartamento repleto de innumerables y hermosas rosas rojas iluminadas por la luz de las velas. Incluso el suelo estaba cubierto de pétalos, de modo que no había lugar para que ella pisara.

Agarrando el pomo de la puerta con fuerza, recorrió el apartamento con la mirada, y estaba demasiado anonadada como para hablar.

Ethan estaba de pie en la sala de estar, y sus hermosos rasgos estaban perfectamente resaltados por la tenue iluminación.

Él caminó lentamente hacia ella, y debido a la mirada inexpresiva que tenía, al principio él pensó que estaba demasiado sorprendida como para decir algo. Sin embargo, al detallarla, se dio cuenta de que estaba equivocado.

Apoyada contra la puerta como si su alma hubiera abandonado su cuerpo, ella preguntó débilmente: "¿Cuánto gastaste en todo esto?".

De todos modos ella ya tenía una estimación aproximada en mente. Había al menos mil flores allí, y si cada una costaba diez dólares...

De hecho sintió que no estaba mirando flores, sino dinero malgastado.

"Die... cinco mil", respondió Ethan vacilante.

La verdad era que había gastado el doble, pero no se atrevía a decirlo porque ella se había puesto pálida como un fantasma.

"¡¿Cómo pudiste gastar tanto?!", casi gritó ella en estado de shock.

No obstante, lo pensó mejor y se dio cuenta de que no tenía derecho a regañar a Ethan por lo que hiciera con su dinero ya que a fin de cuentas ella era solo su esposa en los papeles. Al final, solo lanzó los brazos al aire con impotencia y dijo: "No ganas tanto, Ethan, así que deberías ser sabio con tu dinero".

Mientras hablaba, terminó de entrar y comenzó a inspeccionar las flores. "Algunas todavía se ven bien. ¡Tal vez podamos devolverlas a la floristería para recuperar algo de dinero!".

Al ver que Ethan estaba como en un trance, Janet le jaló el dobladillo de su camisa. "¿Por qué te quedas ahí? ¿Se supone que debo guardarlas yo sola? Ve y consigue algunas bolsas. Me pregunto si aún podemos llegar a la floristería a este ritmo. Por favor, no vuelvas a hacer algo tan sin sentido pero costoso. No soporto el despilfarro".

Avergonzado, Ethan se rascó la cabeza, sintiendo como si le hubiera caído un rayo.

Finalmente logró decir: "Yo las guardaré. Ve a tu habitación y descansa un poco".

"Somos una especie de compañeros de casa. No puedo dejar que hagas todo esto solo", replicó Janet.

La expresión de Ethan se oscureció cuando surgieron emociones encontradas dentro de él, y poniéndose en cuclillas en el suelo, comenzó a recoger las flores mientras maldecía en su cabeza a Garrett y prometiendo que haría pedazos a ese inútil la próxima vez que lo viera.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora