We miss you.

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Visitar a su esposo ese día estuvo mal. Fue un error.

Cruzar la puerta disfrazada de una estantería de libros, fue un constante temblor en todo su cuerpo. Tanto como para Mariana y Slime.

Aunque las cenizas se esparcieran en el aire, desapareciendo, los recuerdos en la destrozada casa de su marido permanecían en su memoria.

Llegaron al final del pasillo, la calentita habitación de Juana estaba intacta...

Nada fuera de su lugar, nada arrugado. Como Mariana y su niña lo dejaron antes de ir de aventura con el Tío Roier.

La suave palma pasó con delicadeza sobre las sábanas de la cama una vez sentado, invitando al mexicano a pasar a sentarse.

Los ojos demostraban esa eterna tristeza que aún atormentaba su alma, esa culpa que, aunque amara a Mariana, lo haría cargar en cada pelea que tuvieran si es que se da la oportunidad.

Mariana abrazó sus brazos, apoyado en la entrada. Se negaba, no estaba dispuesto y más en un día como tal: "su" día de la madre. Su primer día de la madre, sin su hija, sin su "mami".

           — I-i don't think it's a good idea..., Mien...ah..– tartamudea. Un envuelto de emociones hace que la garganta se anude por si sola, siendo difícil su respirar. Sentir que le aplastaban el pecho intentando romperselo.

           — Come here, Mariana, please...– volver a repetirlo sería un castigo, no estaba tan indiferente que el otro. No quería salir de la cama de su única hija.

Disimuló un sollozo, las orbes viran por el lugar. Apreciando toda esquina que humildemente era el cuarto de su niña. Aún se sentía insuficiente.

Insuficiente como madre, no darle un mejor cuarto como lo tienen otros huevos tal vez o su propio hogar.

A duras penas fue arrastrando las plantillas de sus pies hasta llegar a la cama, sentándose, haciendo que el silencio reine.

Recordando tal día del juicio, tras, esfuerzo absoluto habrían vuelto a verla dar el familiar backflipo. El pestañeo se hizo rápido cuando los ojos se aguaron en un mar de lágrimas, frunciendo los labios.

Traicionado por las gotas saladas que salieron sin permiso alguno, dió el pase libre de Slime a recibirlo con ambos brazos abiertos. La cabeza del hispano se escondió en el pecho, las manos se aferraron a sus prendas por la espalda mientras las quejas e hipidos salían de sus lastimados labios por morderlos todo el día.

Sus herbas castaño oscuro fueron peinadas mientras escuchaba las palabras del híbrido limo en un intento de calmar los llantos, las caricias se esparcian y permanecía mudo, llorando junto con el hombre que sin pensarlo era feliz ahora.

           — You were a good mother to her, Mariana, I know that...– consoló, besando su frente repetidas veces, apachurrando el cuerpo impropio entre sus brazos.

Los pétalos del ramo de flores danzaban junto a la brisa del momento, la cabeza de ambos descansaba en la adversa, apreciando con nostalgia la viva imagen de Juanaflipa en el patio de Mariana

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Los pétalos del ramo de flores danzaban junto a la brisa del momento, la cabeza de ambos descansaba en la adversa, apreciando con nostalgia la viva imagen de Juanaflipa en el patio de Mariana.

Las volteretas, aventuras, risas y demás quedarían en la memoria de ambos para siempre. Se lo llevarían a la tumba si fuera necesario.

           — We were good parents.
           — Yeah, She is proud of us from there.
           — Yeah !

           Marica soy lágrimas

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           Marica soy lágrimas.
                      (⁠╥⁠﹏⁠╥⁠)

sad mothers day. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora