🔸Cap. 3

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– ¿Cómo te fue anoche? –preguntó Ohm durante el desayuno.

Perth sonrió mientras negaba con la cabeza.

– ¿Qué pasó? ¿Eh? –sonrió también esperando respuesta de Perth– ¿Si estuvo bien el baile?

Perth pareció recordar lo del baile quedándose en silencio.

– Él.. él hizo su baile con el desnudo completo, movió su trasero para mí, buen trasero, por cierto –agregó– Me la paró y dijo que no podía tocarlo.

Ohm trató en verdad trató de no soltar una carcajada frente a Perth, pues él conocía las reglas personales de Pete, y sabía que ese chico le encantaría a Perth por eso lo llevo allí, mintió diciendo que solo fue una vez cuando en realidad iba casi todas las noches a ver a su novio un mesero de aquel club de nombre Nico.

– ¿En serio? –se burló.

– Sí –llevó un poco de su desayuno a la boca masticando con paciencia– Le ofrecí el dinero que quisiera por una noche, lo quiero en mi cama.

– ¿Y?

– Dijo que no hacía trabajos de prostitución, pero ¿Sabes qué?, eso solo me calentó más –limpió su boca con una servilleta– Quiero que me reserves otro privado para esta noche –ordenó.

– ¿No iremos al velorio del esposo y el hijo de Dawa? –preguntó desconcertado.

– Claro que iremos, pero solo a darle el pésame –sonrió– Solo 10 hombres y tú.

Perth tenía tanta confianza en Ohm que iba a atreverse a ir al velorio de dos personas que el mismo ordenó asesinar, el hijo y el esposo de otra mafiosa.




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– Solo estoy cansado Nico, no pasa nada más –volvió a insistir el castaño mientras practicaba en el club que estaba vacío a excepción de algunos meseros y personal de limpieza.

– ¿Irás a tu otro trabajo así? –interrogó sin poder creerlo.

– Tengo que hacerlo y lo sabes –balanceó su peso en el tubo.

– Bueno, no hay nada que discutir sé cómo eres –siguió barriendo abajo del escenario– Por cierto, mi novio me llamó hace rato, el Sr. Tanapon vendrá de nuevo por ti.

Saint al escuchar el nombre dejó de practicar de inmediato. Aquel hombre que se lo comió con la mirada regresaría ¿Por él?

– ¿De qué hablas? –se sentó en el escenario y rebuscó en su bolso la botella con agua.

– Ohm me llamó y me dijo que haga una reservación para un baile privado contigo esta noche a nombre de Perth Tanapon –explicó el mesero.

– Bueno es como cualquier cliente solo debo bailar y ya –habló con total normalidad, tomó su maletín y bajó por completo del escenario– Debo irme ya Nico, se me hace tarde para ir a trabajar.

Luego de despedirse con un abrazo salió de aquel club, con cierto aire de alegría, volvería a ver aquellos ojos oscuros.




•|•|•

Era tarde ya, Perth tuvo que viajar desde muy temprano para poder ir al velorio.
Sí Perth Tanapon era un descarado, claro solo lo conocían entre mafiosos ya que ante la sociedad solo era un empresario más. Se iba a burlar de una viuda.

El salón estaba en silencio, solo sollozos por parte de la viuda y algunos cuantos presentes se escuchaba. Los hombres de Perth entraron y se esparcieron por el lugar -por cualquier reacción de la señora Dawa- luego entró con una falsa tristeza acompañado de Ohm, Tanapon traía en sus manos un arreglo floral con su dedicatoria; caminó con lentitud hasta la viuda quien ya había sido informada de la presencia de Perth gracias a sus propios hombres.

– Lady Dawa –puso su mano en el hombro de la mujer que lloraba desconsoladamente.

– Maldito seas Perth Tanapon –susurró Dawa, la conversación era audible para 3 personas únicamente: Ohm, Perth y la viuda.

– Lamento mucho su pérdida –una sonrisa burlona le regaló a aquella mujer– Mi más sentido pésame, su esposo era un buen hombre y ni hablar de su hijo –habló hipócritamente mientras Ohm colocaba el arreglo floral entre los dos ataúdes.

Tanapon extendió sus brazos para un abrazo de consuelo.

– S-Sabes que algún día.. –exhalo fuerte en el pecho de Perth mientras correspondía al abrazo como si fuesen amigos, como si no hubiera sido Perth quien ordenó que los asesinaran– Sabes que me vengaré y pagarás caro ¿Cierto?

– Adelante lady –susurró en el oído de la mujer, todo debía ir normal la señora tampoco quería delatarse– No tengo absolutamente nada que perder, es lo importante al entrar a este negocio, no tener nada que perder recuérdelo –se separó del abrazo– Eso es lo que pasa cuando rompe su palabra lady Dawa.
Malditamente odio cuando una bruja juega conmigo, y lo peor yo jamás rompo mi palabra –tomó la mano de la viuda y le dio un suave beso en ella– Debo irme, de nuevo mis condolencias.

– Hasta luego Perth.

– Ohm vámonos –salió de ese lugar con una sonrisa y satisfacción enorme.

Sí, seguramente Dawa intentará matarlo, pero no le importaba mucho, no cuando alguien se había burlado de él. Además, eso quedaría de lección para cualquier otro entre la mafia que planeara jugar con Perth.



•|•|•

La noche de Saint había estado tranquila, a su modo pues ya estaba acostumbrado a que los clientes abajo del escenario tratarán de tocarlo e incluso lo hicieran cuando ponían dinero en su ropa, o escuchar aquellos halagos no tan sanos; así como también escuchar en que posición, a que profundidad y a que ritmo se lo quisieran follar.

Su show al público acabó y no vio al hombre del día anterior, no es como si le importara demasiado, pero despertó cierta tensión en él; y también fue un poco decepcionante que había acabado dos privados y no apareciera.

Estaba listo para ponerse su ropa, su ropa cotidiana y talvez irse a casa, pero la puerta fue abierta, volteó a ver y era aquel hombre de ojos oscuros.

– Soy Perth, mandé a pagar un privado desde esta mañana, tardé un poco pero aquí estoy ya –habló esa ronca voz que hizo estremecer a Saint, él sonrió coqueto mirando como el hombre se servía bebida y se despojaba de su saco y corbata.

– ¿De qué le gustaría que me vistiera Sr. Tanapon? –tanteaba los "disfraces"– ¿De policía.. o talvez de ladrón?

– Baila así como estás.. desnudo –dio un sorbo a su bebida sin desviar la mirada del cuerpo contrario– Haz lo tuyo, caliéntame.






El Mafioso Y El Stripper [Adapt./PinSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora