🔸Cap. 4

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La policía en Bangkok, Tailandia, hizo el incauto de un cargamento de armas que presuntamente estaban dirigidas a bandas de narcotraficantes en Corea del Norte. Según las autoridades, se trata de uno de las mayores confiscaciones de armamento en una década.

El arsenal incluía 147 fusiles automáticos en sus cajas, 200 cargadores de alta capacidad, 53 bayonetas y 10.000 balas, que presuntamente iban a ser contrabandeados a través de la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur, por el cruce "La zona desmilitarizada" frontera situada a 50 kilómetros al norte de Seúl y unos 200 kilómetros al sur de Pyongyang.

El investigador policial Nanon Korapat, dijo que los hombres que iban en el camión con el material dispararon a los cuerpos policiales por esa razón hubo tiroteo; el saldo de este acto fue 6 policías heridos, 2 de ellos de gravedad y 3 muertos, los 5 delincuentes fallecieron, sin dar información sobre su jefe.

La policía de Bangkok confirmó que habían recibido una denuncia anónima que les permitió localizar el cargamento oculto en el vehículo, que presuntamente cargaba granos básicos.

Dio una calada más a su cigarrillo, mientras parecía sereno; miraba las noticias.

– Qué tragedia ¿Cierto? –interrogó a uno de sus hombres que estaba en su despacho además de Ohm, y apagó el televisor.

– S-sí, sí señor –trató de sonar firme pero no podía ante la mirada del mafioso.

– Tú eres el único que está vivo y libre de los que mandé a entregar las armas –observó su cigarro y se lo ofreció al hombre frente a él, este lo tomó y fumó– La policía dijo que recibió una llamada anónima –Perth sonrió– ¿Por qué estás aquí y no en prisión o muerto como mis otros muchachos?

– Y-yo Sr. Tanapon logré escapar.

En los ojos se puede ver la sinceridad y Tanapon sabía leerlos.

– La policía no habló de alguien que haya escapado –sonrió y miró a Ohm que se mantenía a cierta distancia de ellos.

Los sentidos de aquel sujeto desaparecieron, lo habían descubierto y eso pasaba cuando subestimaban a Perth.

– Sabes que voy a matarte ¿Cierto? –habló como si de una pregunta cotidiana se tratara.

El pelinegro sacó su G18 de uno de los cajones de su escritorio y volvió su mirada a la del ahora preocupado hombre, hizo una seña a Ohm y este puso una bolsa plástica transparente en la cabeza del hombre que comenzó a dar manotazos torpes al aire, Perth se levantó y agarró sus manos.

– Ahora tengo que devolver más de cincuenta millones de dólares al comprador y fue dinero perdido para mí –observó que el sujeto comenzaba a enrojecer debido a la falta de aire, entonces ordenó que quitaran la bolsa– Y lo más importante, quedé como basura para el cliente –agregó mientras se volvía a sentar.

– Sr. Tanapon p-por favor no-no me mate.. –suplicaba ridículamente el hombre.

– ¿Por qué no? Me has hecho perder dinero que jamás podrías pagarme, mi nombre quedó en ridículo, perdí 5 grandes hombres –decía jugando con su arma mientras Ohm estaba atento.

– M-mi familia, m-mis hijos, Sr. Tanapon –tartamudeo y Perth soltó una carcajada, sacó un sobre de su cajón y lo abrió.

– Tom dos hijos –tiró una foto en el escritorio a visión del sujeto que lo traicionó– Mek un hijo, Said cuatro hijos, Rick un hijo –los nombraba y tiraba las fotos en el escritorio– Escucha este, Yiwa madre soltera, una niña de cinco años y un bebé de 6 meses –puso la foto de la chica en el escritorio.

El Mafioso Y El Stripper [Adapt./PinSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora