Capítulo 4.

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A la mañana siguiente el pelirrojo se despertó, sintiéndose mejor que el día anterior, pero notaba algo diferente en él, no le tomó importancia. Como solo tenía un bóxer, se colocó una camisa blanca con unos shorts cortos, y sin más bajó al comedor para desayunar.

Cuando entro a este todo se quedaron sin habla, Jim y Alec se les cayó la boca para luego a Mera y Pau aparecerles una gran sonrisa, eso lo dejó muy confundido.

—Buenos días ¿Acaso tengo algo en la cara o qué? —preguntó, su hermana se levantó, salió y cuando volvió traía consigo uno de los espejos que estaba en la sala de la mansión.

—Mírate tú mismo y dinos si encuentras las diferencias.

Apenas se vio así mismo no lo podía creer. Su cabello que si antes no estaba mal, ahora tenía más brillo con algunas ondas, sus pómulos estaban más rojizos de lo normal y los labios se veían humectados. Se subió la camisa un poco para ver cómo su cintura era un poco más pequeña. El estómago estaba más plano que antes, las piernas estaban más finas con un brillo. Luego se acercó su madre, ya que vio que tenía cara de no saber lo estaba pasando.

—Mi niño no tienes que preocuparte —le sonrió—. Este es tu cambio a causa de tu revelación, para todos es diferente, para ti paso esto. Te dije que eras hermoso y no me equivoque, antes eras lindo, pero ahora te volviste la gema brillante y hermosa que estaba escondida.

—Si no fuéramos hermanos ya estaría cortejando hermanito —una carcajada salió de Alec—. Si con anterioridad me ponía celoso de solo pensar que alguien se podía acercar a ti, ahora sé que va a pasar con seguridad.

—Yo no permitiré eso, eres mi pequeño cachorro y quien quiera pasarse de listo se las verá conmigo —los celos de padre no podían faltar.

La mujer pelirroja hizo sonido para llamar la atención de Ian.

—Ya pudiste notar los cambios físicos —asintió a lo dicho por la pelirroja—. De igual forma tu parte élfica que se encontraba dormida ha despertado y los cambios en tu interior también han de darse.
Se detuvo un momento para ver la reacción de su hijo y tomar un poco de su té de hierbas en el proceso.

—Tienes que empezar a entrenar, Ian —declaró—. Yo te ayudaré, la esencia mágica que fluye por tu cuerpo después de la revelación es igual que un tornado, sin control —eso logró asustarlo un poco—. Con el entrenamiento podrás controlarlo y no él a tí.

Justo en ese momento se escucharon los pasos de personas entrando, cuando llegaron al comedor se quedaron en shock, con los ojos abiertos y la boca por los suelos. Todo se encontraba en silencio hasta que Lina y Dylan hicieron un sonido extraño y empezaron a saltar de la emoción, para pasar a abrazar a Ian.

—Sabía que eras lindo, Ian —la castaña estaba al borde de la alegría—, pero esto sobrepasa los límites.

—Wow, wow, wow amigo, ahora si mi sorpresa sí que se verá mejor que antes.

—Lo veo y no creo que pequeño Ian, toda una lindura, creo que alguien no estará muy bien con lo que hizo —Simón sabía que su hermano cometió un grave error, ya se daría cuenta de las consecuencias que trae eso consigo.

—Eso no importa ahora —Dylan rodó los ojos sabiendo de la persona a la que se refería—. Lo siento, ¿Dónde están mis modales? Buenos días, Señor y Señora McCartney.

—No te preocupes corazón, buenos días a ti también y no me llames señora, puedes llamarme Mera.

—No es que me queje de que estén aquí, pero ¿Qué hacen aquí?

—Buena pregunta —el vampiro tenía una sonrisa en el rostro—. Recuerda que te tenía una sorpresa y vine a cumplirla —le respondió Dylan.

—Nuestros padres nos enviaron por motivos de entrenamiento que hacemos ambas manadas—respondió Lina—. Lamentablemente surgió un imprevisto y no podrán llegar el día de hoy.

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