PRÓLOGO

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3 de octubre de 2007.
Edad 14 años

— Es tan lindo, será un bonito omega — Sonrió alegremente mientras observaba a su adorable nieto a través de la ventana.

— Lo será, mamá — dio un pequeño sorbo a su taza de café para seguir la vista de su madre.

—  ¿Cuando se va presentar?. — El tono ansioso de la abuela perforó el aire.

— El médico mencionó que podría ser a fines de octubre — hubo un corto silencio — pero no, no te preocupes, me dijo que es muy poco probable que sea el 28.  

— ¿Estás segura? — Sentía la mirada de preocupación de su madre.

— Sí mamá, te aseguro que no será un día de luna llena.  — La madre intentó tranquilizarla.

— Lo más seguro es que le sigas dando las pastillas que te he recomendado.

— Mamá... dudo que eso funcione — no pudo continuar, no cuando su madre de un grito la dejó sin palabras. 

— ¡PATRAÑAS! Esos son métodos que siempre han funcionado desde mi época — la abuela, enojada, pronunció sus palabras con firmeza — ¿Acaso quieres que tu hijo salga alfa? Dime, ¡¿ESO QUIERES?! 

— No mamá, obviamente que no, perdóname. 

— Entonces que siga tomando lo necesario hasta que se presente. 

Solo asintió, era claro que estaba indecisa, pensar que tenía que seguir drogando a su hijo para evitar lo peor... era aterrador. Pero muy en el fondo sabía que era la única forma. ¿Verdad?. 

— ¿Qué fue eso? — un ruido fuerte la sacó de sus pensamientos, y, como un instinto maternal, decidió salir rápidamente para asegurarse de que todos sus hijos estuvieran bien — ¿Están bien? ¿Qué pasó acá? — la escena era un poco caótica, con algunos platos rotos y comida esparcida por toda la cocina.

— Fue Namjoon, mamá — el mayor de los Kim habló — Estabamos a punto de lavar los platos y Joonie los soltó — como buen hermano decidió señalar a su hermanito. 

— Joonie, ¿te encuentras bien? ¿te lastimaste? —  su hijo no respondía — Amor, tranquilo, luego lo limpio, no te preocupes. 

— Duele.

— ¿Qué? — la voz del pequeño fue en un tono apenas audible y eso realmente le preocupaba.

— Duele — sollozaba. 

— ¿Te cortaste? — Agarró suavemente sus manos y las revisó — ¿Te duele aquí?

— No... aquí — señaló su parte baja llorando más fuerte — Me duele, duele mucho, mamá, ¿que hago?

Un fuerte olor llegó a sus fosas nasales, y  ahí comprendió, su menor hijo se estaba presetando con su primer celo!!!

Se suponía que debía sentirse feliz; había soñado con ese momento, pero todo se desvaneció cuando identificó el olor. Un aroma denso como el café.

— No... no, no no no, Joonie, tú no — soltó bruscamente al menor y, con sus brazos, apartó a sus demás hijos.

— Mamá... me duele — el menor, con sus pequeñas manos abrazando su pancita por el dolor, se acercaba lentamente a su madre.

 — ALEJATE DE ELLA!! — gritó la anciana.

— Abuela... me duele, por favor — el pequeño Joonie no entendía el dolor ni lo vulnerable que se sentía su propio cuerpecito. No entendía por qué lo miraban así.

APRENDIENDO A SER UN ALFA / NAMMINWhere stories live. Discover now