-Tengo que irme, solo vine a dejarte los libros, adiós- le entregó el par de libros gruesos en las blancas manos de Heather, ni siquiera miró a alguno de los jóvenes de cabellos desordenados antes de irse.
Caminaba a paso acelerado, repasando las calles que había cruzado minutos antes, solo que ahora sentía un aura más sombría que antes.
"Fui tan idiota"
Vio la señales, vio como la miraba, pero su corazón no entendía, se rehusaba a hacerlo.
Contuvo las ganas de llorar.
Llegó a Westerburg justo cuando la campana que marcaba el fin del descanso sonó, casi despertandola de la fantasía (más bien pesadilla) tan realista en la que se había visto envuelta.
Ahí estaba de nuevo, álgebra, el tic tac del reloj volvía a reírse de ella, y en cada segundo fantaseaba con el azabache, pero más temprano que tarde, en esas ensoñaciones entraba la rubia de gélidos ojos azules.
Si Verónica pudiera llamar a Heather Chandler un rata no lo haría, más bien le diría arpía o aún mejor: PERRA; pero por el momento lo haría en la seguridad de su cabeza, aunque daría todo para decírselo en su perfecta cara.
Ante la frustración su vista se nubló para comenzar a llorar, una lágrima mojó su libreta, haciendo más delgada la hoja en la que se encontraba y haciendo que unas de las letras del ejercicio resaltaran más que otras al recibir el húmedo contacto al que habían sido expuestas.
-"Desearía ser tú"
Suspiró, aquello lo dijo en un breve susurro.
-¿Qué desearía que Señorita Sawyer?
Ante el susto de la reciente intromisión de una voz que en ese momento no reconoció, Verónica tiró su pluma al piso al dar un manotazo de la sorpresa, vaya mierda, al parecer lo dijo más fuerte de lo que pretendía.
Balbuceó por un momento breve siendo vista por alrededor de 21 pares de ojos, 22 incluyendo el de su profesora, que la miraba fijamente:
-Que...Que desearía entender... Esto, el tema, de eso hablo.
Su profesora se dio por satisfecha y volteó como si nada hubiera pasado,mientras los rosados labios de la castaña seguían temblando.
La atmósfera es aquella casa era bastante monótona, los jarrones, los muebles la cocina, todo daba un aspecto de una familia acomodada, la única diferencia era el sonido, el sonido perceptible por toda la casa que provenía de la planta alta, subiendo las escaleras de madera que tenían una dirección recta, cualquiera hubiera podido asomarse por el espacio tan pequeño que se había dejado al no cerrar bien la puerta, como si la hubieran dejado ahí, con la vaga intención interrumpida por la prisa de cerrarla.
El colchón de una cama crujía como si fuera a romperse.
-¡Sigue! ¡Más!
Los gemidos de Heather Chandler eran tan agudos que le parecían gritos a cualquiera que los escuchara.
-Calmada, ¿Ok?- el de gabardina negra se encontraba sentado en la cama, con la rubia encima de él aferrándose a sus hombros ante la falta de movimiento y fricción, ambos desnudos no sabían exactamente como habían llegado otra vez a esa "comprometedora" situación.
Él acariciaba el cabello dorado de Heather para calmar las ansias de ella, completamente llena y necesitada- Sólo es para descansar un poco- dijo con una sonrisa ladina para después lamer sus labios mientras dirijía sus dedos a su clítoris, haciendo círculos a una velocidad lenta y tortuosa, al percibir el característico temblor y la sensación de la piel de gallina de su pareja dejó aquel núcleo de placer por la paz, Heather ante la frustración enterró sus uñas en la espalda de Jason sacándole un quejido de dolor, dejó de sujetar su espalda, inclinándose y haciendo más presión en la intimidad de ambos, el de gabardina soltó un gemido ronco, combinando el placer de aquella descarga recientemente recibida y la molestia de las diversas marcas en su espalda.
Heather lo tomó del cuello con delicadeza y susurró en su oído:
-Se que puedes hacerlo mejor Jason Dean, solo pon tu puta polla a trabajar.
-Brinca- dijo el adolescente con voz ronca- Brinca antes de que cambie de opinión Chandler.
La rubia, obediente y desesperada, sujetó con suavidad los hombros de JD, tenía experiencia, lo había hecho muchas veces antes, pero está vez, el éxtasis era superior, vaya que ese chico despertaba cosas que ningún otro de Westerburg había logrado, no solo en el sexo, en el que Dean era muy bueno, sino en la parte sentimental aunque no se sentía gustosa de saber que tenía sentimientos por ese bastardo.
Tomó su cuerpo con delicadeza y se recostó junto a ella, dedicándole una sonrisa cariñosa.
La rubia comenzaba a dormirse.
-Heath...
-Mmmm- lo miró con solsayo.
-Verónica estaba un poco... No sé...- se volteó boca arriba y dejo de verla, colocando sus manos detrás de su cabeza- Podría decir ¿Rara?
-Ella ya es un bicho raro, ni siquiera sé porque estamos hablando de ella.
-¿Y de que quieres que hable?
-¿Qué somos?
La pregunta tomó a JD por sorpresa.
-¿Que se supone que diga? -los ojos zafiro de Chandler lo miraron fijamente- Somos personas que se reúnen para tener sexo o... Novios
Su rostro se ruborizó al decir la última palabra.
-Tal vez lo primero sea lo más coherente- cruzó sus brazos cubriendo su pecho desnudo.
La cara de incertidumbre del adolescente le hizo darse cuenta a Heather de la inutilidad de la situación, se sobresaltó cuando él tomó una de sus manos y la besó.
Tal vez JD tenía la misma duda, aunque, ¿Un beso siempre ayuda a aclarar las cosas? Según las películas sí, pero según el corazón... Quién podría saberlo
Salió de clases, por fin la campana había sonado, si su mañana había sido estresante, lo que acababa de suceder la había hecho explotar por completo.
Martha Dunstuck
Verónica conocía a la chica desde jardín de niños, actualmente solía decirle a la gente que no había tenido nunca nada que ver con ella, porque claramente, sería un suicidio social aparecer con ella en público.
En realidad ella no pensaba hecho.
La camarilla realmente puede cambiar tu opinión de tus relaciones amistosas antiguas.
Definitivamente no quería que nada de esa mierda pasará pero ¿Que podía hacer? Estaba de mal humor, sentía como si le hubieran sacado el corazón por el trasero y como si un millón de buitres lo hubieran partido en miles de millones de pedacitos para engullirlo hasta que no quedará ni una pieza de él.
Estaba sobrepasando.
A veces le preocupaba su salud mental.
"¡Nada en esta vida es como tus putas películas Dunstuck!"
Sacudió la cabeza y los ojos se le llenaron de lágrimas con el reciente recuerdo.
Mierda.
Su entre comillas pacífica y depresiva mañana se había vuelto asquerosa al ver a Ram Sweeney, caminar directamente hacia ella, incluso cuando había metido la cabeza al casillero, la señal de que no quería hablar con nadie parecía más que evidente.
1152 palabras
Holi...
*La linchan*
En serio, tengo mis razonesMALDIGO A QUIEN HAYA INVENTADO LA PREPA
Yo ya no puedo más y ni se si vaya a suspender la historia porque sin tiempo e inspiración escribo para la caca, solo quiero que sepan que les quiero.
Atte.
Su desaparecida
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Heather
RomanceVerónica Sawyer está en el grupo más popular de su escuela el cuál está dirigido por Heather Chandler. Todo era normal hasta que llegó Jason Dean y Verónica se dio cuenta de que desearía ser Heather...