21. Familia Gambino

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T O N I    G A M B I N O   P O I N T   O F   V I E W 


Me pregunto a mi mismo la clave a todos mis quebraderos de cabeza, si tuviera la oportunidad de retroceder en el tiempo ¿Lo haría de nuevo? ¿Volvería a fundar el Querrule? ¿Podría fallarle a lo que me decía mi corazón de nuevo? Por que mi corazón me decía que dejara todo, pero mi cerebro actuaba racionalmente y me hacía saber la verdad y la verdad era que si yo abandonaba iba a convertirme en lo mismo en lo que muchos acabaron, en una tumba joven.
No podía morir en Londres, quería hacerlo al lado de mis seres queridos, al lado de mi madre y mi hermano el cual iba a viajar a Marbella esta semana.
Estoy sentado en frente de la casa, estoy solo, todo estan fuera haciendo sus vidas falsas y Igor estaba en negociaciones para conseguir armas aún más potentes. Me gustaría haber ido pero estaba lo suficientemente expuesto y no sabía cuanto tiempo podía aguantar en Londres sin fingir mi muerte.

— ¿Que tal estas, hijo? — Contesto el teléfono a mi madre por primera vez en dos meses, había estado muy ocupado. — Tanto tiempo que no me llamas.
— Hola mamá, estoy bien ¿Y tú? — Le pegué una calada a un cigarrillo hecho de tabaco, necesitaba estar sereno. 
— Estoy bien, hijo.... Te echo de menos, lo único. — Escuché como absorbía los mocos de su nariz, ninguno de los dos estaba pasando un buen día. — Te dije hace años que dejaras el tabaco.

El tabaco no era lo único que tenía que dejar pero la muerte era el menos de mis problemas. Hago silencio y suspiro, el mundo se para cuando la oigo hablar de nuevo.
— Hijo, he visto tu cara en la televisión. 
— He tenido algún que otro problema, pero nada grave mamá. 
— ¿Cómo que no es grave? Te estan acusando de mafioso, ¿Qué cojones estas haciendo con nuestro puto apellido? — Apreté el telefono con aún más fuerza, me temblaban las manos y me sudaban los malditos ojos.
La respiración de mi mamá de escuchaba mal pero tampoco podía negarle que estaba metido en asuntos turbios pero no podía ser explicito con el tema y me enfoqué en el sonido que hacían mis dientes al rechinar.
— ¡Dimmi la verità, Tony! Tienes estudios, un futuro ¿Para que haces todo esto? —Mis ojos se llenaron de ira y impotencia por no poder mentirle, los putos medios de comunicación me la habían jugado y ahora mi madre tenía mi verdadera cara, la había fallado y esta vez para siempre.
Grité de impotencia después de estrellar el teléfono contra el suelo de piedra, lo pisé una y otra vez, las lágrimas cubrían cada parte de mis mejillas y mis cuerdas vocales estaban contaminándose de muerte. Me agarro a mi mismo de la cabeza y estiro de mi pelo en mi desesperación mientras suelto toda la carga de mi cabeza, cada vez que gritaba sentía una sensación de desahogo, sin embargo la sensación de haberle fallado a mi familia no desaparecía y tampoco podía hacer nada por cambiar mi camino, no ahora que había empezado algo que tenía que terminar.
Me quedo mirando el suelo en silencio apoyando mis manos en mis muslos mientras respiro ininterrumpidamente, más fuerte que nunca. Recuerdo que de pequeño siempre quise ser un maldito veterinario, pero mi camino se torció por el mal camino desde que pisamos Marbella, desde que decidimos salir de Italia en busca de algo mejor y sin embargo lo que nos encontramos fue mucho dinero y también mucha miseria.
Definitivamente el dinero no me daba la felicidad que a Carlo le daba, en estos instantes lo único que quería era quemar todos los billetes aún sabiendo que aunque lo hiciera, el apellido Gambino seguiría manchado para el resto de los días.

Mis ojos estan cristalizados, miro a ambos lados y lo único que veo es bosque, un bosque lo suficientemente grande para esconderme y no salir nunca. Apreté mi puño y pasé al interior de la casa, quise entretener mi mente en el mantenimiento de esta y en revisar el estado de Jack aunque cada vez que iba ahí lo único que me llevaba eran sus insultos racistas y sus amenazas de muerte. 
Lo compadecía aunque no pudiera confesárselo, habíamos estudiado su vida y sinceramente solo me sentía un maldito muñeco que formaba parte de la última peor época de su vida. 
Aparté la caja después de frotar mis ojos, ahí estaba, la trampilla que escondía nuestro secreto más peligroso, la droga y las malditas armas separada en dos habitaciones, en la tercera lo único que había era el cadáver de un hombre que aún estaba vivo y su nombre era Jack Conway.

Voz Silenciosa - Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora