Un amor sincero [ Spartor ]

• 08 •

Pov. Raptor:

Ya me había despertado, cambiado y estaba listo para ir al colegio. No había desayunado porque anoche quedé con Sparta para ir a la cafetería.

Aunque fue algo inesperado, pero supongo que era bueno pasar el rato juntos, y aunque deberíamos conocernos aún más, es agradable. Él genera como esa atmósfera de confianza inmediata, tan solo unos diez minutos de conocerlo quedas asombrado de lo agradable y divertido que es.

Cuando llegué pude ver a un Sparta mirando su celular, esperando que llegara. Lo saludé y de inmediato se acercó a abrazarme, entonces comenzó a quejarse de que llegué tarde y ya tenía que ir a sus clases.

—Creo que sería un gesto feo dejarte cuando ayer te había invitado. Por eso, te dejé pagando un desayuno. —Informó Sparta, dándome un papel.

—Eeeh, Sparta...no tenías que hacerlo, en serio, no hay problema.

—No, que dices, yo te invité así que eso estoy haciendo.

—Sparta, no... —Balbuceé, mirándolo apenado.

—Dale ese papel a Trollino; el tipo que está atendiendo, y él te dará tu desayuno. ¿Ok?

—Okey, okey...Gracias, Sparta.

—Vale, después será tu día de invitarme algo, así que no te preocupes. —Respondió, antes de irse.

Lo seguí con la mirada hasta que desapareció de mi campo de vista, se notaba que iba con prisa.

Entré al local y fui directo al mostrador donde se encontraba Trollino. Al verme dio una cálida sonrisa y habló alegremente.

—Bienvenido Raptor, ¿verdad? Sparta debió haberte dado un papelito.

—Mh, si. —Contesté, entregándole el objeto antes mencionado.

—Vale, si quieres puedes ir a sentarte y en unos momentos te entregaré tu desayuno.

—Okey, gracias.

Fui a sentarme en uno de esos sillones a esperar mi pedido. No tenía prisa, ya que mis clases aún no han comenzado, eso me tranquiliza.
Saqué mi celular en un intento de distraerme, pero parecía que en cualquier red social a la que ingresaba me aburría después de solo unos cinco minutos de usarla.

Pasaron los minutos y Trollino había llegando con el desayuno; eran unos panqueques con manjar y un capuchino.

—Si deseas algo más, como algún postre, puedes pedirlo. —Indicó, antes de volver al mostrador.

—¡Gracias!

Agradezco a Sparta por esto, así que tendré que pensar a dónde lo voy a llevar para estar a mano.

No quería ser un presumido y llevarlo a un restaurante caro, además puede malinterpretarlo como una cita, pero tampoco lo voy a llevar a la taquería de la esquina. Tenía que ser un lugar pasable y no tan caro donde podrían ir dos amigos sin ser juzgados.

Invitarlo a mi casa sería una opción y tendría sus beneficios porque podría comprar comida o algunos snacks y ya después podríamos pasarla jugando o viendo alguna película. Aunque pensándolo bien, eso suena como una cita. Otra opción puede ser invitarlo al cine, pero también suena como una cita. La mejor opción es invitarlo a mi casa y así evitarme buscar un restaurante.

Sin embargo, lo primero sería preguntar a mis padres sí puedo invitar a un amigo.

[ . . . ]

Eran más de las cuatro de la tarde, ya tenía casi todo listo, lo único que faltaba era que Sparta llegara. Estaba algo nervioso, no quería que malinterpretara nada pero mi manera de pedírselo no fue muy favorable.