Capítulo 3 *La Cena*

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Sonrió y acarició su collar con un dige de escorpión.

—— espero y esta alianza sirva para verte de nuevo...

Suspiro al pensar en aquel reencuentro, pero detrás de esa puerta de oro y finas paredes, se encontraba la reina, quien escucho la conversación que tuvieron el rey y el príncipe.

Sin expresión alguna se alejo de aquella habitación, entrando a una que parecía ser su armario. Varios maniquís con sus más finos y hermosos vestidos Acercándose a uno en especial.

Con un giro a la cabeza del maniquí, se abrió la pared qué estaba de frente, dando paso a un oscuro camino donde sin dudar ni un segundo entró.

Aparte de ser oscura la habitación tenía un calor desagradable.
Dentro de ésta había fuego, herreros y soldados quienes forjaban varios armamentos diferentes de guerra.

Siegfried, su caballero más fiel y leal, igual estaba en aquella habitación concentrado en su trabajo. Aunque no evitó levantar la mirada al sentir la presencia de su reina al ingresar en aquella habitación secreta he ingresaba a otra más arriba.

Ingreso a la pequeña habitación donde estaba un hombre de baja estatura. Su escritorio se encontraba lleno de minerales, herramientas, libros y frascos.

Concentrandose en una flor tumblun, quitaba con pinzas los pequeños brillos qué tenía. Mientras que en un frasco algo apartado de él estaba aquel pequeño honguito qué fue atrapado el mismo día que la flor, solo observaba lo aquel extraño hombre hacia, le era raramente familiar.

— ¡achu!

Aquella exclamación llamo la atención de ambos, volteando y viendo el ingreso de la reina que se notaba furiosa.

— estoy perdiendo la paciencia.

— hola majestad — saludo el hombre con una sonrisa.

— tienes que darte prisa, Dohko.

— claro, majestad. — contesto y siguió con su trabajo pero atento y alerta a los movimientos que la reina daba, el pequeño Edén observaba curioso el como hilda se dirigía a una puerta pequeña.

— shun dijo que si — anuncio abriendo la puerta, donde el castaño levanto temeroso la mirada al interior del pequeño cuarto. —. Todas las piezas se unen.

Observó la muy famosa rueca qué durmió al príncipe shun hace mucho, la pequeña iluminación hizo qué la punta de la aguja brillara por un segundo con intensidad, tentando a cualquiera a tocarlo.

— perfecto.

Hilda observaba todo con superioridad y se preparaba mentalmente para esa noche, esa misma noche en donde mostraría al mundo la verdadera cara de ikki.


Mientras que en el páramo frente un pequeño laguito, ikki ensayaba su saludo, sonreía y agradecía, teniendo como maestro a un seiya un tanto dudoso del como ikki trataba de parecer "normal"

—— no enseñes tanto los colmillos.

Le sugirió su novio a lo que ikki rodando los ojos obedeció y medio sonrió — ¿así? — pregunto viéndose en el reflejo del lago.

— a ver el saludo.

— que gentil de su parte al invitarme a su velada. — dijo algooo ikki.

—— recuerda, no es una amenaza.

—— es muy gentil al invitarme a su velada~ — hablo esta vez, algo gentil.

——... Si, mejor. Ahora reverencia. — recordó he intento inclinarse pero la amenazadora mirada del peliazul lo retractó. — nos saltaremos esa parte.

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