Es domingo por la mañana el timbre de mi puerta suena a las 9:30. Ann había decidido ir a mi casa. Parece que su interés por resolver mi peculiar misterio se había vuelto serio así que tomó todos los libros que podía cargar y se aventuró.
―Señorita Lucía ―suena por lo bajo tras la puerta y dos toquidos, era Camil la mucama de la familia, ella es quien vive conmigo desde que puedo recordar.― tiene visitas, la señorita Anneliesse está en la puerta y dice que es muy importante.
Hizo una mueca de sorpresa torciendo los ojos como si realmente debiera bajar corriendo, asentí con la cabeza ―gracias Camil, bajo enseguida, puedes decirle que me espere en la biblioteca.
Hace un frío terrible, así que tomo mi bata y me envuelvo con una manta térmica por encima de ella. Realmente me duele tener que salir de la cama pero ¿qué remedio tengo?, cuando a mi pequeña Sherlock se le mete algo en la cabeza no hay poder humano que la detenga.
Ese domingo pareció el más largo que he vivido jamás, me hizo leer tantos libros que juro que no tengo fuerzas para estudiar el resto del año, lo único que me alegra es haber pasado el día con mi pequeña amiga.
Esa noche Ann se quedaría en mi casa, el lunes iríamos juntas a la academia, ahora creo que no fue tan buena idea contarle, se está volviendo mi acosadora personal.
por fin logró convencerla de que vayamos a dormir, el reloj de la biblioteca suena a las doce en punto y el pitido repiquetea por el eco del gran salón.
―bueno querida ―dije tras un bostezo exagerado― es hora de dormir
―pero si son solo las doce― reniega― además estoy leyendo un capítulo muy interesante sobre criaturas mitológicas y este otro que habla sobre cómo se rompen las barreras del tiempo para cruzar dimensiones, creo que...
no la dejo terminar cuando cierro ambos libros que lleva cargando y le despeino la cabeza. Ella refunfuña.
―No es que no suene super interesante pero, la hora de dormir es importante ¿acaso crees que mi belleza sería perfecta sin mis horas de sueño completas? ―me burlo mientras agito mi cabello con vanidad fingida.
Estoy recostada, todo parece haberse consumido en un silencio ensordecedor, es señal de que comenzara a pasar. siento un golpe en el pecho y la estela de mi alma parece desprenderse de mi cuerpo. trato de respirar hondo e intento abrir los ojos pero es inutil, absurdamente inutil. por fin logro abrir los ojos, estoy en mi habitación, sin embargo una energía magnética tira de mi estómago hundiendome en la cama que de pronto se vuelve gigantesca y se torna tan blanda que me hundo sin oportunidad de detenerlo. Abro la boca para gritar, puedo ver de reojo como Ann duerme al lado mío, tan pacífica, como si no pudiera sentir mi desesperado intento de despertar, quiero gritar pero algo apaga mi voz. el aire se agota a mi alrededor, es como si ahora estuviera en la profundidad del mar, no logro detener la reacción física que me arrastra y entro en panico mi cuerpo ya no responde, estiro los brazos y ahora todo en la habitación se vuelca como si yo cayera hacia el techo pero la gravedad a desaparecido, solo siento la ligereza de mi cuerpo flotar.
Una última bocanada de aire que sale en forma de burbujas desde mi garganta y quedo inconsciente.
Abro los ojos con pesadez mientras intento incorporarme, estoy desorientada, mi cabello esta húmedo y gotea, como si acabara de salir del agua.
Toco la textura bajo mis pies y puedo notar una especie de arenilla pedregosa, estoy descalza y solo llevo mi camisón encima, estiro las manos para verlas y hay unas líneas negras como símbolos en mi brazo, parece una especie de tatuaje antiguo igual a una runa. Sacudo la cabeza y todo me da vueltas.
ESTÁS LEYENDO
Somnia
Teen FictionLucia, una estudiante de un colegio de artes, misteriosa para los demas como lo es para ella misma su propia existencia, ¿porque sus recurrentes sueños se tornan tan vividos? y ¿que significa ese sentido ausente de pertenecia y vacio de haber olvida...