Capítulo 34: ¿Y ahora, qué?

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La situación había dado un giro demasiado rápido. Miércoles había descubierto a Tyler, pero, afortunadamente, el sheriff intervino a tiempo. Todo se resolvió de la mejor manera posible, al menos para ti. Tu tía tomó probablemente la mejor decisión de su vida. Miércoles había sido expulsada. Sin la última pieza que le faltaba a Anthony para llevar a cabo su plan, no tendría nada que hacer. Podría decirse que estabais libres de peligro.

-¿Le has llamado?- Preguntaste a Marilyn, viendo como se alejaba el coche de tu tía.

-Sí, ya está. La estará esperando en la estación, me llamará en cuando suba al tren.

Todavía había una pequeña posibilidad de que Anthony interceptara a Miércoles antes de que se fuera, así que mandasteis a Tyler para que esperara en la estación, y os avisara cuando estuviera en el tren.

-Laurel, ¿no te das cuenta de que todo ha acabado ya? Qué momento tan feliz.- Dijiste, exagerando tus palabras.

-Yo no daría las cosas por terminadas todavía, te dije que debías haber acompañado a tu tía, por si acaso.

-Vamos, pelirroja, relájate.- Dijiste, mientras masajeabas sus hombros.

-No, Sarah. Nada de esto ha terminado.- Te respondió.

-¿Qué quieres decir?- Preguntaste, ahora poniéndote un poco más seria.

-Quiero decir, que nadie ha tenido la idea de avisar a Anthony de que Miércoles ya no está aquí ¿Qué pasa si viene a buscarla?

La verdad es que te dolía reconocerlo, pero tenía razón. Pero eras muy orgullosa, no se lo demostrarías.

-Pues que venga. Esto es Nunca Más. Somos demasiados piromantes, gorgonas, sirenas y hombres lobo para un solo Hyde. Podremos defendernos.- Dijiste segura de ti misma.

-¿Ah, sí? ¿Y yo qué? Soy normi, ¿Recuerdas?- Te respondió Marilyn, algo ofendida.

Tú rodaste los ojos.

-Pero eres una normi extraordinaria. Seguro que algo puedes hacer. Se te dan bien las plantas...-Dijiste, fingiendo un sonrisa.

Marilyn se quedó pensando mientras volvíais a la escuela.

-¿Sabes qué? Creo que tienes razón.- Te dijo, dejando de caminar. –Ven conmigo, tengo una idea.

La pelirroja te llevó hacia el invernadero. No tenías ni idea de lo que tenía en mente, pero tampoco querías estropear la sorpresa, por lo que simplemente la seguiste.

Una vez allí, Marilyn sacó uno cuantos utensilios y buscó unas pequeñas plantas, que puso encima de la mesa.

Tú te acercaste y miraste por encima de su hombro. Parecía muy concentrada cortando pequeños trozos de algunas de ellas y metiéndolos en un recipiente, mientras anotaba algo en un cuaderno. No pudiste aguantar la curiosidad.

-Vale, has captado mi atención, ¿qué estás haciendo?- Preguntaste.

-Química.- Te dijo sin más.

-Oh, química...- Suspiraste, esperando una explicación más compleja. -¿Para qué?

-Las plantas no sólo sirven para decorar, ¿sabes? Si las conoces bien, pueden servir para muchas cosas.- Te dijo. –Acércame ese frasco.

Obedeciste intrigada.

Estuvisteis en silencio un buen rato. Tú mirabas cómo Marilyn parecía estar fabricando algo. La mirabas atónita. Nunca la habías visto hacer algo así, pero en el fondo te gustaba bastante verla tan concentrada.

Las cenizas de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora