⌜Capítulo 33⌟

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•͟➳ Christopher



No puedo negar el hecho de que me encuentro demasiado excitado en estos momentos y lo mejor de todo, es que Minho se encuentra en la misma situación que yo. Al parecer, ambos nos deseamos tanto que estamos dispuestos a ir más allá de toqueteos, besos y orales; es increíble todo lo que está sucediendo puesto que yo juraba que odiaba a Lee Minho con todo mi ser, así como él me odiaba, pero en estos momentos, no creo que ninguno sienta ni siquiera un poco de odio, sino todo lo contrario.

Y sin pensarlo dos veces, dirigí mi miembro hacia el orificio de Minho y empujé con suavidad. El peligris suspiró y se estremeció levemente. Me incliné hacia él y le besé con delicadeza la nuca, después él giró su rostro hacia a mí para dar inicio a una ronda de besos y entre los chasquidos de los besos empujé mi miembro poco a poco en su interior. La humedad del interior de Minho me provoca caricias que aumentan más el placer que ya sentía. Ya acomodado bien adentro, comencé a con vaivenes lentos.

Minho gritó. Y yo eché la cabeza hacia atrás gimiendo. De a poco, fui intensificando las embestidas y el peligris estrujó con fuerza la almohada. Me incorporé hasta quedar montado sobre Minho, mientras se sacudía con más fuerza. Una a una las embestidas crecieron en potencia y también en sensaciones que me provocaban más y más satisfacción y excitación.  En estos momentos, tengo la certeza de que voy a morir y alcanzar el cielo.

De repente, mi vista se nubló y alcancé el clímax al igual que Minho. Gritamos de gozo que invadió cada poro de mi cuerpo. Y sin poder evitarlo, me corrí dentro del peligris mientras que él, eyaculaba en el colchón. De poco a poco, fuimos recuperando el aire. Con cuidado extremo, retiré mi pene y me arrojé de espaldas junto con Minho quien rodó para quedar boca arriba.

—Debiste de haberlo soportado un poco más— se quejó el peligris.

Solté una risita burlona antes de decir—: Podemos intentarlo una vez más, ¿qué dices, conejito?

—Esto exhausto— admitió.

Y sin evitarlo, tomé a Minho y lo atraje hacia a mi para abrazarlo. Mierda. Se siente tan jodidamente bien tenerlo entre mis brazos. Al parecer, Félix tenía razón sobre mi enamoramiento hacia el chico de personalidad peculiar, sin embargo, ¿él sentirá lo mismo o estaría dispuesto a ir más allá de una relación diferente a la que tenemos justo ahora?

Estaba a punto de preguntarle algo a Minho, pero me percaté de que se había quedado profundamente dormido por lo que decidí no molestarle.








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A la mañana siguiente, me sentí demasiado triste y desilusionado debido a que Minho se había ido sin siquiera avisarme. Quizá, él se ha arrepentido por completo y es por ese motivo que huyó sin siquiera enviarme un mensaje para informarme que había vuelto a casa. Realmente, no tengo ni la menor idea de lo que sentiré tan pronto Minho me confiese que ha sido un error el haber tenido un satisfactorio y maravilloso encuentro.

—¡Buenos días, Bang! — me saludó Hannie tan pronto se abrieron las puertas del elevador.

—Buenos días, Han.

—¿Podrías decirme que has comido? — me preguntó Hwang con curiosidad mientras me estudiaba el rostro con detenimiento.

—¿De qué hablas...?

—¡Te ves más radiante que nunca! ¿Estás consumiendo una vitamina?

—He probado la delicia que es Lee Minho y no creo que pueda tener nunca suficiente de él— pensé con perversión mientras negaba con mi cabeza a modo de respuesta y mostraba una sonrisa.

—¿Entonces? — preguntó Han.

—Es un secreto.

Hwang entrecerró los ojos mientras decía—: Sé que lo voy a descubrir algún día, Bang.

De pronto, las puertas de elevador se abrieron y dirigí la mirada hacia el peligris que se encuentra caminando hacia nosotros y cuando nuestras miradas se encontraron, le saludé—: Buenos días, Minho.

—¿Qué tienen de buenos?

—Tu amargura me está causando alergia— se burló Hwang.

Han le dio un golpecito a Hwang en el hombro y después ambos se fueron para dar inicio a su jornada laboral por lo que no dudé en caminar hacia el peligris.

—¿Estás enojado...?

—Claro que lo estoy— respondió con su típica antipatía —Christopher, me dejaste demasiado adolorido— se quejó en voz baja y después retomó sus pasos hacia su oficina y decidí seguirle en silencio.

Tan pronto entramos, cerré la puerta con seguro y me giré hacia Minho para decirle con seriedad—: Lo siento.

El peligris rodó los ojos antes de ordenarme—: Ve y busca una pastilla para el dolor.

"Al menos no mostró arrepentimiento sobre lo sucedido entre nosotros la noche anterior", pensé mientras era envuelto en tranquilidad y paz. Sinceramente, tenía demasiados nervios por lo que pudiera suceder tan pronto me encontrara con Minho esta mañana, pero al menos, no discutimos ni mostramos arrepentimiento y eso me hace sentir bastante bien.

𝙳𝚒𝚛𝚝𝚢 𝙱𝚘𝚢 🦋 𝚌𝚑𝚊𝚗𝚑𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora