Su pecho subió y bajó con acelerada respiraciones que dejaron de manifiesto su nerviosismo. Mientras tanto, su cuerpo se negó a arrinconarse más contra la pared y fundirse con ella para huir del hombre que lo aprisionaba contra ella mientras gruñia y olisqueaba su cuello arriba a abajo, buscando evidencias de lo que acababa de decir. El suave olor a lluvia que solía provenir de él ahora se había convertido en el aroma de una tormenta furiosa haciendo que el instinto omega de Porsché le suplicara someterse al alfa. Pero no está vez, así que resistiendo ese deseo de sumisión le respondió a Kim lo que quería escuchar.
-Si-dijo armandose de valor-dormí con otro alfa
Fue así que el olor a tormenta pasó a ser el de una demoledora tempestad que arrasaba todo a su paso.
Los ojos del hombre se nublaron en ardiente y viciosa ira. Con deseo de destruir todo a su paso, excepto a la pequeña criatura en sus brazos.
-¿Quién?-lo escuchó decir entre dientes apretados
- Me echaste a un lado
Respondió evitando el tartamudeo.
-¿Y eso te permite engañarme?
Ché jadeo indignado ante la acusación.
-¡No soy tu propiedad!
De pronto sus ojos se abrieron en demasía, con sorpresa ante el rostro contraído que no ocultaba el enojo pero no era sólo eso. Era sobre el aroma a lluvia mezclado con olor a quemado que penetraba en sus fosas nasales y debilitaba su cuerpo.
Durante su tiempo juntos, sin importar que tan complicadas se ponían las cosas, Kim nunca utilizó sus feromonas para someterlo, es más, ni durante los celos se atrevía a estar cerca ya que podría descontrolarse y hacerle daño, sin embargo hoy, no sólo vertia feromonas sobre su omega sino que también le provocaba el celo.
-No- jadeo Ché por instinto
El cuerpo del más joven rebotó en el colchón, la indecente camiseta que vestía se elevó por el movimiento dejando al descubierto el plano abdomen. La mirada de Kim se desplazó por el bello rostro de ojos llorosos, bajando lentamente a la porción de piel expuesta que lo hizo gruñir de ira. Contrastando con el oscuro color en la piel de Porsché, un arete plateado llamó su atención. Eso no había estado en el cuerpo de Ché antes, ¿Se había perforado el ombligo para que lo vieran otros hombres?
Sus fosas nasales se ensancharon exhalando aire caliente y su seño se frunció de tal manera que la expresión hizo temblar al menor.Sujetando su barbilla, el mayor acercó sus rostros, susurrando...
- No voy a detenerme
Las respiraciones ardientes de ambos se mezclaron, el aroma de la brumosa llovía perdiéndose en el dulce aroma a vino del omega encerrandose entre las paredes.
Presionando a Porsché contra la suave cama, Kim se inclinó para tomar posesión de los labios que no había besado desde hace un año. Su lengua barrio el interior de la boca de su amante, agitando y conquistando con rudeza. Ché trato de seguir el ritmo sin lograrlo por completo. Su respiración se cortaba por instantes y Kim parecía no querer darle tregua. Tratando de alejarse recordó que nunca se había comportado así antes.
¿Realmente Kim había controlado el instinto alfa antes? Parecía que si, pero esta vez cederia al instinto.
-¡Basta!
En cuanto tuvo oportunidad el menos susurro su descontento por la acción de Kim, pero no lo escucho, simplemente derramó más feromonas para conseguir la sumisión completa de su pareja. La mente y cuerpo de Porsché comienza a ceder bajo el temor de experimentar tal violencia en su expareja por primera vez.