"EL RETO"
Quería decirle que lo odiaba.
Que lo odiaba porque lo quería.
Que lo quería pero lo alejaba.
¿De verdad quería alejarlo?
No dejé de pensar un solo momento en todo lo que pasó en esas horas; en esa tensión no resuelta, ese fuego en el ambiente que mi cuerpo desprendía cuando se encontraba cerca y lo mucho que me debilitaban sus ojos.
La vibración de mi móvil en la mesa del salón, hizo que me moviese hacia esta para alcanzarlo. Lo cogí, y sentí mi piel erizarse en el mismo momento que leí su nombre.
Charly
Princesa, ya tengo tu dirección.
A las 10 estoy allá.Yeimy
¿Quién te dijo?Charly
Yo te dije que lo iba a descubrir.
Relajáte, sólo quiero hablar con vos.Me mordí el labio inferior, y no contesté.
Me tiré delante del vestidor más tiempo que nunca. Jamás tuve una duda, o algo parecido, para saber qué tendría que ponerme ante alguna situación. Pero, ¿por qué estaba indecisa para elegir algo que no vería nadie? Bueno, nadie más que él. Ese era el problema, quería estar más que bien para él.
Empecé peinando mi cabello, dejándolo suelto. Ni siquiera toqué el maquillaje que llevaba, tan solo me limité a repasar mis labios con un poco de color, y salí del cuarto de baño para escoger algún look que no fuese atrevido para la situación. O bueno, ¿quería que lo fuese? Porque la sola idea me encantaba.
Terminé de vestirme minutos antes de su llegada, claro que había tardado más de la mitad del tiempo mirándome en el espejo indecisa, así que me aprobé a mí misma que la falda negra, la blusa blanca con muy poco escote y unos tacones no muy altos, serían lo ideal.
Aunque visto de otra manera, parecía el uniforme que llevaban en el colegio en mi época.
Bajé para esperarlo, o más bien para tomar. Un minutos menos era un trago más, y así fue como acabé sentada en el sillón con una copa repleta de vino y encendiendo la pantalla de mi móvil cada equis Segundo como una loca desesperada. O una borracha insegura. Ambas pueden ser acertadas.
El timbre sonó, al fin, y mi cuerpo actuó por encima de mi cerebro. Me levanté, sin soltar la maravillosa copa, más parecida a un remedio casero para los nervios, y caminé decidida hasta la puerta.
¿Qué debería pensar cuando lo primero que veo, nada más abrir una puerta, es un hombre que sonríe como si acabase de descubrir el tesoro de los piratas de Caribe?
Pero ríes levemente, porque crees que se debe al vino consumido. O no, pero optas por culpar al vino.
—¿No me vas a saludar tampoco?
—¿Debería? —Pero él sonríe aún más, y señaló la copa que llevaba sujeta en la mano, la cual me tentaba cada vez más.
—¿Has estado tomando?
—Me tomé una copita y ya. ¿Vas a pasar o qué? —Pero no lo dejé responder, di media vuelta y caminé hasta el lugar donde me encontraba anteriormente. Escuché la puerta cerrarse y lo miré.
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NUESTRO PEQUEÑO SECRETO
Fanfiction(EN EDICIÓN) ¿Qué harías si una persona te reta a pasar un día entero con ella? Sin límites, reglas, odio, rencor y amor.