Capitulo 44

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Jennie

Sé que siempre he deseado que Miyeon pase por un dolor grande, que en cierta manera retribuya el daño que he siempre me ha ido ocasionando, pero este no es mi deseo, esto no es lo que quiero.

Esto es demasiado.

Creo que ni siquiera soy capaz de mantener la vista en ella por más de treinta segundos en los que llora en el suelo y si papá no la tomara, estoy muy segura de que ella se hundiría en el mismo hoyo en el que baja el ataúd de tía Ye-jin.

Me abrazo a mí misma. Era mi tía, desde hace tiempo no la veía con tanta frecuencia cómo lo hacía cuando estaba pequeña y ahora que todos esos recuerdos vienen a mí, siento más dolor.

Dolor de no poder ver más su sonrisa, de no poder decirle que la actitud de Miyeon no es su culpa, de no poder peinar su cabellera de la manera en la que lo hacía cuando estaba pequeña. Todo se quedará en eso: Recuerdos.

Nunca quiero saber lo que es perder a una madre, independientemente de si es buena o no. Pero entonces solo tengo que cerrar mis ojos y recordar que ya he perdido a alguien.

Siento los brazos de Nayeon a mi alrededor, lo sé porque Nayeon siempre huele a vainilla, además de que Jisoo se ubica a mi otro lado. Ellas son mis hermanas, no de sangre, pero hermanas al fin y al cabo.

—Miyeon está sufriendo —digo con mi voz ronca, mi garganta está tan irritada que mi voz está fallando—, perdió a su mamá.

—Eso es tan triste, Jenjen —murmura Nayeon abrazándome más fuerte.

Miro a mi alrededor, solo hay diez personas, nadie conocía a tía Ye-jin en este país. Me gustaría que esto estuviera lleno de personas que al igual que yo conservaran recuerdos de ella. Espero que nuestros recuerdos sean suficientes para honrarla.

Nayeon deposita una linda flor en mi mano que dejo caer sobre el ataúd. Papá se mantiene susurrando palabras para Miyeon, pero ella niega con la cabeza mientras su cuerpo tiembla.

Sé lo que siente, siente culpa.

Siente culpa de no haber sido una hija cariñosa, atenta y comprensiva. Siempre estuvo llena de reproches hacia Ye-jin por no tener un padre. Sus dos mayores culpas quizá sean en primer lugar seguir la corriente a Yuh-jung y la segunda no haber estado con su madre para evitar que acabara con su vida.

No dice dónde estuvo, pero para ella se trata de que no haber estado ahí, que no pudo evitarlo. Tal vez está pasando por su cabeza el hecho de que tía Ye-jin no se quedara por ella.

No la culpo por tener esos pensamientos. De hecho siento empatía, por primera vez siento la necesidad de no querer verla sufrir de esta manera; no estoy estableciendo que estoy olvidando toda la mierda mala que ha estado arrojando hacia mí, solo estoy viéndola ser humana, tener un mal momento por el que no debería pasar nadie.

Por hoy siento una tregua, una de no hacerla sentir más miserable de lo que ya es. Porque algo es seguro: si duele hoy a dos días de su partida, entonces dolerá más mañana cuando realmente caiga en cuenta de que es verdad, de que su mamá ya no está.

Cuando el sacerdote da por finalizada la pequeña ceremonia, camino lejos con Nayeon y Jisoo, dejando que papá intente consolar a Miyeon, porque papá es un buen hombre, la quiere y aun ve en ella la niña celosa que solo quería atención.

Aun cuando el sol no está totalmente expuesto, siento que los rayos de luz lastiman mis muy irritados ojos. He estado tanto tiempo llorando. Exactamente dos días.

—Odio toda esta mierda —murmuro derramando lágrimas, este debe ser el año en el que más he llorado en mi vida—, necesito su abrazo, necesito que ella esté conmigo. Que me diga que estaré bien y no puede hacerlo porque no está.

I'm not Korean (Jenlisa Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora