Cuando sus ojos se desviaron al reloj para comprobar la hora, se sorprendió de ver que era pasada de la medianoche y no se había percatado de ello. Se había enfocado demasiado en terminar su proyecto final que sentía que había perdido la noción del tiempo. Checó su celular al recordar que te encontrabas afuera, ningún mensaje habías dejado durante toda la tarde y el resto de la noche, preocupado de a qué hora volverías y si tendría que recogerte.
Admitía que se sentía mal por no haberte acompañado, y en la soledad del departamento se percató de muchas cosas. Ya no tenían tiempo para salir, tenían meses desde que tuvieron una cita y realmente era raro cuando podían verse a pesar de que vivían en el mismo lugar. Se recargó contra el asiento de la silla y cerró los ojos, a esas alturas se sentía tan agotado al tener que equilibrar su vida entre las prácticas, el estudio y sus proyectos finales.
Estar en último semestre y sentir la graduación cerca no era nada fácil, podría decir que ya tenía su vida arreglada una vez que concluyera la universidad, teniendo un trabajado asegurado en la empresa donde lo habían aceptado para realizar sus prácticas y con el mérito académico, estaría graduándose con honores y ya tenía su propio hogar junto a ti, no creía que nada le hiciera falta.
Excepto tiempo, no disponía de tiempo en absoluto.
Desde que había iniciado su último semestre y lo habían ascendido a no solo un simple practicante, sino un miembro de la corporación, su equilibrio de vida había cambiado. Si antes lograban hacer tiempo para verse y salir una cita cada mes, ahora apenas podían verse sin que alguno de los dos esté ocupado o dormido.
Se sentía un pésimo novio, ¿Quién quería una relación donde no te prestaran atención? Con vivir juntos no les alcanzaba el tiempo para verse, no podía imaginar si no fuera el caso. Tenía ganas de llevarte a una cita, de dejar sus pendientes a un lado y simplemente pasar tiempo de calidad juntos, no era necesario salir, podían instalarse en la sala y ver alguna película, cocinar juntos o inclusive pedía un solo día en que pudieran dormir juntos y despertarse juntos sin las molestas alarmas martilleando su consciencia y sin clases tempranas de por medio.
Anhelaba tanto que no se percató cuando sus mejillas comenzaro a empaparse por las lágrimas; culpó que era tarde, a su trabajo aún le faltaba perfeccionarlo y que te extrañaba, sintiéndose como el peor novio de la historia por siquiera tener tiempo de mandar un mensaje para ver como te encontrabas o ver si pasaba a recogerte. Estaba tan enfrascado en su computadora que todo lo de su alrededor desaparecía, ni siquiera recordaba donde había dejado su celular, pero debería de estar por ahí.
Estaba tan encimado con sus pensamientos que lo sorprendió escuchar el tintineo de las llaves en la puerta antes de ser abierta, escuchándote llegar al depositar tus cosas en la entrada y caminar por el pasillo. Antes de que pudieras verlo, limpió su rostro lo mejor posible y talló sus ojos, fingiendo un bostezo cuando te miró y sonrió.
—¿Por qué sigues despierto? Son las dos de la madrugada.—Cuestionaste, tomando lugar en su regazo y depositando un beso en su barbilla.
—No me di cuenta del tiempo hasta ahora, estaba entretenido con finalizar mi trabajo que se me olvidó ver la hora.—Se justificó, envolviendo sus brazos a tu alrededor.
Notaste un brillo de tristeza en sus ojos, acunando su rostro entre tus manos.—¿Qué tienes? ¿Por qué te ves de esa manera?
—¿Cómo?—Trató de desviar el tema, enfocando su mirada en el escritorio.—¿Qué tal la fiesta? Me hubiera gustado haberte acompañado, supongo que fue un buen cumpleaños.
—Yo lo organicé, por supuesto que fue un buen cumpleaños para Charlotte.—Sonreíste divertida.—Estuvo bien, pero te extrañé y solo pensaba en que te necesitaba ahí. No me cambies de tema, ¿Por qué estás así? ¿Acabas de llorar?
—Espero que le hayas dado mis felicitaciones y mis disculpas por no ir, para la próxima procuraré ir.—Trató de sonreír, pero salió más como una mueca que una sonrisa.—No tengo nada, estoy bien. No tienes porqué preocuparte, en cambio, deberías de ir a dormir ya que es muy tarde, no eres buena para desvelarte.
—Cariño, no tienes que ocultarme las cosas, estoy aquí para escucharte. Si tú no estás bien, entonces tampoco estoy bien, no me gusta verte en este estado, también deberías de preocuparte por tí mismo.
Al principio no contestó, pero cuando recargó su frente contra tu hombro y sentiste un leve temblor en su cuerpo, lo abrazaste con fuerza contra ti. Recorriste tus manos sobre su cabello y su espalda, tratando de apaciguar el mal rato.
—Estoy tan cansado.—Murmuró por lo bajo, sus manos aferrándose a la tela de su vestido.—No tengo tiempo para mí, no tengo tiempo para nada. Deberías de considerarme como el peor novio del mundo, te he dejado sola y muchas veces olvido cosas importantes, siento que siquiera tengo tiempo para respirar, ya no aguanto este ritmo de vida.
—No digas eso, por supuesto que no lo eres.—Frunciste el ceño, desconcertada que pensara así de sí mismo.—No lo eres, amor, entiendo que si tienes este tipo de vida es porque pretendes mejorar, te esfuerzas para tener los resultados esperados al final de todo. Amo tu dedicación y todo el esfuerzo que haces para sobresalir, eso es lo que más me encanta de ti; desde que iniciaste este último año entendí que nuestra relación no tendría el mismo tiempo que antes teníamos, siempre fui consciente de ello, ¿O me has escuchado reclamarte al respecto? Sabes que no, nunca lo haría porque entiendo lo ocupado que estás. No debes de preocuparte por esto, sabes que te ayudaré en todo lo que pueda hacerlo y no tienes que agobiarte más cuando ya estás con tantas cosas por hacer.
—Pero de todas formas...—Lo callaste con un casto beso sobre sus labios, deslizando tus manos sobre su cabello.
—A lo mejor salvé muchas vidas en la pasada, a lo mejor hice el acto más heróico de la historia, pero sin duda alguna sigo sin saber qué hice para merecerte. Eres demasiado real para mí, yo debería de estar disculpándome por tenerte como mi novio, eres el mejor y me haces muy feliz, déjate de mortificar con cosas que no son de esa manera, ya habrá tiempo para todo.
Con un último suspiro de cansancio, se fueron a la habitación para descansar, sabían que ya tendrían otra ocasión para hablar con mayor calma el tema, por el momento solo querían descansar en los brazos del otro.