Parte única

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Vegetta estaba bien.

Tenía un gran hogar, montones de cofres llenos de cualquier cosa que pudieras necesitar, los diamantes le sobraban como si fueran simple tierra, tenía a Leo, la niña más inteligente de toda la isla y a un amoroso esposo, Foolish.

Si, el estaba bien y seguro cualquiera que lo viera tendría envidia de la vida que llevaba.

¿Entonces por que sentía que se estaba ahogando con unas simples palabras?

'Así que lo que hiciste fue conseguirte un esposo rico para que así no te falte nada, inteligente'

Lo escuchó por accidente. Regresó un día antes de su viaje y quiso sorprender a su esposo por lo que subió directo a su cuarto, pero él no estaba ahí así que se dirigió al cuarto de Leo, la encontró acostada leyendo un libro con la luz de noche encendida.

—Tú deberías estar durmiendo mija, ya es noche —se acercó a la cama para dejar un beso en la frente de la pequeña.

'Dada esta ayudando a sus amigos, pero me aburrí'

—¿Así que por eso estas en tu cuarto en lugar de estar con él? —observó a la menor asentir mientras levantaba un dedo a la altura de sus labios para pedirle que mantuviera el secreto.— ¿Sabes donde están? Quiero sorprender a tu dada.

Anotó las coordenadas que le dio Leo, la arropó y salió de la torre listo para ver a su esposo después de 2 largos días de viaje.

Se encontraban en un desierto lo cual lo alegró, venía un poco cansado del viaje y el clima frío durante la noche era agradable. Al primero que vio fue a BadBoy, junto a él estaba uno de los nuevos integrantes al que no reconoció, ¿Ferver? ¿Forte? No lo pensó mucho pues junto a él estaba la persona que venía buscando, su esposo.

Su corazón se llenó de un sentimiento cálido al notar que incluso en público estaba usando los aretes de amatistas que le regaló el día de su boda. Habían decidido que no necesitaban una boda grande por lo que organizaron una pequeña ceremonia donde solo estuvieron presentes su hija, Roier, Bobby, BadBoy y Dapper como testigos de su amor.

Queriendo sorprenderlo se acercó lo más sigiloso que pudo, agachandose detrás de montículos de arena para evitar que notaran su presencia. Fue entonces cuando lo escuchó.

—¿De donde sacaste esos aretes, Foolish? Se ven caros —una voz que no reconoció preguntó.

—No por favor, ahora no podremos hacer que deje de hablar de su sugar daddy —quiso reír por la queja de Bad. Sabía de la extraña amistad que este tenía con su esposo, molestandose uno al otro constantemente.

—Oh, fueron un regalo de mi esposo, Vegitta —sonrió al notar el orgullo con el que Foolish presumía su relación y estuvo a punto de salir de su escondite hasta que escuchó a Forever hablar de nuevo.

—Así que lo que hiciste fue conseguirte un esposo rico para que así no te falte nada, inteligente.

Fue como si esas palabras presionaran un interruptor en su mente. Su visión se volvió negra, sus oídos pitaron, sus manos empezaron a temblar y el aire dejó de llegar a sus pulmones mientras recuerdos de sus relaciones anteriores pasaban por su mente.

'¡Pido el divorcio! Este fue un plan para quitarle la mitad de todo a Vegetta, quiero todos tus diamantes, tu castillo, todo'

'Lolito, ¿Quieres casarte conmigo? Yo te voy a dar lo que ningún hombre te va a dar y menos Vegetta'

'Yo te quiero, yo te amo, pero voy a necesitar un poquito de libertad si me caso contigo'

Sus piernas cedieron y cayó de rodillas sobre la arena, una mano apretó su pecho del lado izquierdo, tratando de mitigar el dolor que sentía ahí, mientras empezaba a hiperventilar.

No había tenido un ataque de ansiedad tan grave desde que conoció a Foolish.

Una mano se posó en su espalda y su cuerpo entero se estremeció. Notó unas caricias en su espalda y nuca y poco a poco una voz se abrió paso en su abrumada mente.

—Mi amor, it's ok, respira conmigo —la voz de su esposo era suave, casi un susurro, y su toque gentil, como si temiera asustarlo si hacia un movimiento brusco.

Levantó la vista buscando esos ojos verdes que le daban paz, tuvo que parpadear varias veces para quitar las lágrimas que no había notado caían por sus ojos.

Una cálida tela lo rodeó y fue entonces cuando se dio cuenta de lo frío que estaba su cuerpo.

—Te vas a enfermar —balbuceó al notar que lo que lo rodeaba era la capa del menor.

—Entonces vamos a casa, si? —cedió ante la mirada preocupada de su esposo y dejó que sacara el dispositivo de teletransporte de su mochila.

Antes de abandonar el desierto distinguió a BadBoy regañando al brasileño mientras este sobaba su mejilla que ahora se encontraba roja.

°•○●○•°

Al llegar a la torre Foolish lo sentó en el sillón junto a la chimenea.

—Voy por un poco de chocolate caliente y vuelvo, ok mi amor? —asintió en silencio sin despegar la mirada del fuego. El sonido de la madera crepitar empezó a adormecerlo mientras esperaba a que su esposo volviera.

Una vez que Foolish regresó a la sala extendió una taza frente a él en silencio, se sentó a su lado y lo rodeó con sus brazos.

Después de varios minutos en los que ambos estuvieron en completo silencio, sólo disfrutando la compañía del otro y con algunas leves caricias en el cabello del azabache, por fin Vegetta se animó a hablar.

—Lamento lo que pasó allá —su voz fue apenas un susurro.

—Esta bien Vegetta, no tienes que disculparte. Lo que dijo Forever estuvo fuera de lugar, no debió hacerlo y le deje muy en claro lo que pensaba al respecto —recordó la mejilla roja del brasileño y supo a que se refería.

—Aun así... no deberías tener que lidiar con mis traumas —tallo sus ojos, podía sentir las lágrimas queriendo salir y no quería que el menor lo viera derrumbarse de nuevo.

Una mano lo detuvo sujetándolo por la muñeca con suavidad.

—Ey soy tu esposo, ¿recuerdas? Prometi estar contigo en las buenas, en las malas y en las peores —una mano acarició su mejilla y cerró los ojos ante el toque.— Haz guardado eso para ti solo por mucho tiempo, es hora de que dejes a otros ayudarte. Si alguna vez quieres hablarlo, si quieres algún consejo o ayuda profesional o incluso si solo quieres un hombro para llorar y desahogarte siempre voy a estar aquí para ti mi amor.

Cerró la distancia entre ambos y se perdió en un dulce beso correspondido.

Los demás podían pensar lo que quisieran, pero para Vegetta él era el que se había ganado la lotería con su esposo.

Recuerdos del pasado || FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora