Isabel esta en la escuela y ve perdidamente a su maestro que explica la clase siendo ni más ni menos que Roberto, ella no presta atención a la clase, pero si a sus ojos, a sus labios, a sus brazos, a sus muslos marcados.
Ambos se miran desbordando esa atracción y amor almico que los une espiritualmente, quizás y seguramente de otras vidas y que los separa físicamente sin dejar de sentir amor ilusorio, amor simplemente. Poner atención a la clase no es nada fácil para ella ya que continuamente las miradas los unen y suele sonrojarse.
Se termina la clase y salen todos apresuradamente, pero Isabel y Roberto guardan sus pertenencias lo más lento posible, para seguir viéndose y en algún momento con suerte o valentía, conversar.
Pero ella no es la única que siente amor por su maestro. Hay otras compañeras que saben disimular y otras que solo sienten admiración con algo de atracción, pero son sensatas y respetan a su maestro.
Hay en cambio una compañera de Isabel en especial que no sabe de respeto, ni de amor, ni de atracción mutua, de seducción con las miradas y encima cree que por su escultural cuerpo nuestro maestro caerá rendido a sus pies, nadie se imagina que Isabel aun con su sobrepeso es correspondida por su atractivo y maduro maestro.
Melanie la ofrecida, llega hasta el escritorio del atractivo maestro y deja caer sus grandes y duras nalgas sobre el, aplastando los documentos de Roberto, Isabel la ve enfurecida y colorada como una hormiga, de repente y quizá por azares del destino llega Mario, un amigo de otra aula y conocido de la familia de ella, se acerca a Isabel tomándola del antebrazo y le susurra al oído que debe irse inmediatamente con él, que ha sucedido algo y no logra terminar la frase cuando Roberto se acerca a ellos visiblemente muy molesto y muy celoso.
-!Suéltala ya¡ ¿Por qué la sujetas? ¿Por qué estas tan cerca de ella sin respetar su espacio personal? ¿Quién eres?
Isabel estaba feliz al ver su reacción y como la defendía y protegía, y claro de esos celos visibles para los pocos presentes, entre ellos Melanie la ofrecida, coqueta y desvergonzada.
-No soy un delincuente, vengo con ella y no con usted maestro, ella me conoce y se va a ir conmigo.
-!Basta, dejen de discutir¡ Maestro es mi amigo y de mi familia, debo irme urgentemente. !Hasta mañana¡.
La mirada de su maestro se quedó en blanco, como su imaginación volando al mil por hora porque no conocía a ese joven, quien podría ser y con que derecho la tocaba. Sabía que no podía hacer nada y que debía mantenerse callado hasta poder hablar con Isabel fuera de la escuela. Por mas que le hirviera la sangre de celos y de frustración.
Isabel se encontraba en un momento de peligro, ya que a su familia la perseguía una banda de secuestradores a la que sus antepasados habían supuestamente desbaratado y las siguientes generaciones venían buscando venganza. Pero Isabel y su familia estaba preparada para derrotarlos por segunda ocasión.
Llegaron a casa de Isabel y ya la esperaban todos dentro de una suburban color negra, ella manejaría ya que como le decía su madre es una pantera para manejar.
-!Vámonos¡ porque está por llegar la banda de los cocos¡
Isabel agarró el volante y encendió el motor de 8 cilindros que rugía, salió derrapando para ir sin saber aun a donde se dirigían, pero lo comprendió inmediatamente al mirar por el espejo retrovisor que faltaba una familia, la de su hermana menor. Se dirigió a la casa que era cercana afortunadamente y que muy seguro esos malandros ya tenían ubicada. Previamente ya Jorge el hermano mayor les había avisado por teléfono que pasarían por ellos para resguardarse toda la familia y tomar una decisión para defenderse.
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Somnium
Non-FictionInexplicable... Misterioso... Amor súbito... Así de locos son mis sueños y todos los días los recuerdo detalladamente y se los comparto.