Antinatural • NamKook

D I E C I S I E T E

—Estoy bien. —Fue lo que Yoongi dijo apenas Jungkook se paró a su lado.

—Lo siento, hyung. —Murmuró Jungkook, con pesar. Lo frustraba no poder hacer más por su amigo, y sentía que el desarrollo de las cosas había resultado injusto para Yoongi. Si tan solo Namjoon hubiera llegado solo a la aldea... Todo estaría bien para todos.

¿Y quitarle a tu primo a su pareja destinada? ¿No es eso cruel?

Dijo Junyeong, como siempre, en sintonía con los pensamientos de Jungkook.

Muy pocos en el mundo pueden tener esa suerte.

Yo sé eso. Respondió Jungkook. Pero me duele ver a Yoongi sufrir de esta manera.

No puedes hacerte cargo de todo y de todos. Él estará bien, tú solo quédate ahí, a su lado.

Gracias, Junyeong.

—Yo también lo siento. —Dijo Yoongi, respondiendo a Jungkook. —Pero supongo que ya es hora de que me resigne. ¿Te contó tu padre que estoy comprometido ahora?

Jungkook giró su cabeza rápidamente hacia Yoongi, sin poder creer lo que había oído.

—¿Comprometido? ¿Con quién, hyung?

—Una niña de quince años. —Dijo, mirando distraidamente a los omegas que estaban acomodando las últimas cosas que faltaban en cada mesa. Estaban rodeados de arreglos florales y guirnaldas. —Se llama Hyerin. Es una omega de bajo rango.

Jungkook puso sus manos en puños, y apretó con fuerza.

—Lo siento, hyung. —Volvió a decir. De nuevo tenía ganas de llorar por su amigo. —¿Cuándo supiste?

—Ayer por la tarde. —Yoongi se encogió de hombros. —Al menos... Tendré seis años para acostumbrarme a la idea antes de tener que casarme con ella. —Yoongi se rió con amargura. —Por la luna... Tendré treinta años para entonces.

—Seguro todos estaremos casados para entonces. —Comentó Jungkook, con tristeza.

—Y muchos de ustedes tendrán cachorros. —Yoongi sonrió un poco. —No logro imaginar un cachorro tuyo y de Hoseok.

De pronto, Jungkook se sentía enfermo ante la sola idea de tener un cachorro con su amigo. No porque odiara a Hoseok, o algo de ese estilo. Si no, porque se sentía como la máxima de las traiciones a Namjoon.

—Creo que yo tampoco. —Dijo, con la voz ronca. Jungkook se aferró con fuerza al papel que Namjoon le había entregado.

En ese momento, Jungkook se dio cuenta de que casi todos los compañeros de manada estaban ubicados en sus asientos. Y Taehyung estaba junto a Namjoon, el padre de Jimin y el padre de Jungkook en el altar.

Solo era cuestión de tiempo.

—Deberíamos ir a nuestros asientos. —Sugirió Jungkook, y Yoongi asintió.

—Nos vemos luego, Jungkook-ah. Y... Gracias por todo. —Yoongi le sonrió con tristeza, y se alejó hacia la mesa de los Min, donde también estaba Hoseok. Jungkook, por su parte, caminó hacia la mesa de los Jeon, Park y Kim.

Solo estaba su madre, todos los demás se sentarían luego en sus lugares.

—Justo a tiempo, querido. —Dijo Sunmi, sonriendo. Cuando Jungkook se sentó en su lugar, la música comenzó a sonar, y todos los invitados se giraron en sus asientos para ver a Jimin y a su madre al inicio del camino de pétalos que los niños omegas habían hecho hace unas horas.

Jimin se veía hermoso, con su bonita capa de color blanco con bordados dorados. Taehyung también vestía de blanco, pero los detalles de su capa eran de color esmeralda.