42 "Amor de madre"

96 4 0
                                    

El momento se volvió muy embarazoso ya que Payton simplemente se encerró en la habitación donde tenía sus consolas. Mientras tanto Caroline no sabía cómo lidiar con todo lo dicho en ese espacio, en parte tenía razón su hija, las habían descuidado demasiado. No obstante, ese no era el conflicto que iba a cuestionarle, más bien era el suceso que ocurrió en la institución, se negó culpar a su hija, en dado caso era culpa de ella y su esposa al dejarles sola, enfocarse en otro hijo.

Entro a la recámara donde se encontraba su esposa ya en pijama leyendo un libro como acostumbra hacer, su ánimo desconcertó a Karla, dejó el libro a un lado. Su esposa estaba fatal, sus pensamientos vagaban, su expresión cambió de enojo a decepcionada. Observó como se despoja de sus prendas.

-¿Eh?.- Cuestionó Caroline, no escuchaba ni un carajo lo que Karla decía.

-Te pregunté que si como te fue con Payton. - Al menos se dió cuenta que algo sucedió.

-Discutimos, me alzó la voz y le propiné una bofetada. - Karla sabía que nunca su esposa le había puesto una mano encima a sus hijas, no hasta ahora.

-Quizas fue tu reacción al ver cómo se alteró. - Trató de restarle importancia.

-No lo entiendes, es mi hija, todo lo que dijo es cierto, las descuidamos tanto, estamos haciendo de menos los que ellas sienten. Tanto cómo tú y yo nos pasamos trabajando, las únicas veces que pasamos en familia es los fines de semana. - Se sentía mal, las palabras de Payton taladraban su conciencia.

-Descuidamos nuestra familia amor. -Se puso de pie, caminó hasta llegar al lado de su esposa y la abrazo. -Estaremos más al cuidado de las niñas Caroline.
.
.
.

Por otra parte Payton seguía demasiado alterada, su mente estaba echa un lío, ¿Quien se creía esa mujer al darle una bofetada? Las descuidan y creen que lo que uno dice no afecta es una maldición, carajo. Salió casi corriendo de ese lugar secreto suyo dónde nadie puede entrar, ahí solía pensar, meditar, calmarse. Estaba con un short holgado, su boxer no era ajustado así que se le notaba su miembro, en la prenda superior solo tenía una camisa algo desgastada no muy decente así que era lo único que tenía. Bajó al garage en busca de unos de sus autos, escogió su Lamborghini urus modificada, la entidad mansory era la encargada de darle lo que pedía, era casi el cien porciento de fibra de carbono, con suspenciones medias, con un poco más de quinientos caballos de fuerzas, alcanzando los cien metros en punto seis segundo. Ese vehículo era una monstruosidad. Los vigilantes por las cámaras miraban a Payton, informandole a Caroline de lo que estaba haciendo su hija.

-Bravo1 subiendo a la urus modificada. -Montero al escuchar esto sintió el alma salirse de su cuerpo.

Payton al ver que no abría la puerta, miro a las cámaras. Salió del auto acercándose prontamente al altavoz.

-Abran la estúpida puerta o la voy atravesar, causando daño al auto y a mí. -Entró de nuevo, aceleró haciendo lo que le había advertido a los vigilantes.
Pisó el acelerador, así obligando a qué las puertas se abrieran. Dejó solamente el polvo en el camino, al llegar a la primera puerta de control ya estaba libre, dejando atrás todo lo que la persiguiera. Iría a unos de sus lugares favoritos.

Pisaba el acelerador así dando los cambios a su tiempo, aún el tráfico y lo autos circulando eran muchos, no pasó desapercibida los autos, Payton aceleraba, sus pensamientos y la forma en como reaccionó su madre no le ayudaba en nada.
¿Que había echo mal ella para que sus madres fueran así? ¿Y si solo fuí el intento de niño que ellas querían? Quizás sea eso, por eso quieren adoptar a ese chico.

Llegó a la pista privada que tenía su abuela Gabriela, una pista de carreras subjetivamente "legal", solo era de colocar la contraseña y ya podrá estar dentro. Echó un vistazo al reloj de su celular, eran las 11:17 de la noche, si que estaba loca al entrar a esa pista a esa hora sin nadie al pendiente de ella. Fue tanto su sentimiento que le valió queso y dió marcha, ya había usado la pista un par de veces con diferentes autos que quizás ni se acercaban a este monstruo, el kilometraje marcha a qué iba a casi trescientos kilómetros por hora. Condujo tanto como la gasolina le permitió, en cada maldita vuelta se preguntaba que es lo que sus madres querían de ella, sus lágrimas no cesaban, al tener una apariencia ruda no asegura que en cualquier momento nos podemos quebrar, dejar salir ese sentimiento de dolor, al llegar al inicio de la pista frenó de golpe soltando un grito de dolor, dándole golpes al volante, estaba sacando esa frustración que no la deja estar en paz. Una vez más gritó que hasta la persona que estaba afuera de la puerta de copiloto escucho ese aliento tan desgarrador.

Su corazón sintió doler demasiado. Le pidió a Payton que saliera del auto, la chica apenas tenía ganas de hablar con ella.

-¿Por qué?. - Articuló Payton al tener de frente nuevamente.

-¿Por qué qué?. - Responde.

-¿Por qué no me quieres madre?. He hecho todo lo que tú quieres, me esforcé tanto desde que tengo uso de razón, solo para satisfacerte, para que estuvieras orgullosa de mí.

-Lo estoy cariño, el problema no eres tú, no son tus hermanas, somos Karla y yo, ¿Entiendes? Sé cuánto te has sacrificado por ser quien eres, he visto cuánto empeño le has puesto a cada clases que tenías en tu etapa de crecimiento, las veces que siempre salias sonriendo cuando eras la numero uno. Yo no te quiero Payton, yo te amo, soy tu madre, eres mi primera hija con Karla, ¿Sabes cuánto te espere para tenerte y cuidarte? Esperé tanto tiempo, hubieron muchos problemas, pero aquí estás, Payton, eres mi hija, la única que se parece a mí, no sabes cuánto te adoro princesa. Hemos echo las cosas mal tu madre y yo, vamos a remediarlo, pero no vuelvas hacer este tipo de cosas, si no fuera por qué traje al Ferrari ni te alcanzo, creí que podría perderte y mi mundo se paralizó.

Al llegar a la mansión Payton se echó a correr a su habitación, procurando no hablar con nadie. Todo era una locura, lo único cierto que ella tenía en claro en ese momento fue, "Ese chico no sería aceptado por ella". Se quedó en bóxers y top para dormir, siquiera se colocó el pantalón del pijama. Observó con detenimiento el reloj, tenía en claro que mañana tendría que ir al instituto, antes le hubiera emocionado demasiado aprender cosas, ahora todo la tiene sin cuidado, excepto una rubia que no salía de su cabeza, al analizarla Payton le encontró un parentesco a Lili Collins, excepto el color de sus ojos que eran azules profundos, y su melana dorada cuán león. De tan solo pensarla sentía que su pene se empezaba a poner erecto. Esa rubia la tenía calada hasta los huesos.

Al día siguiente despertó antes de las ocho de la mañana, le habían cancelado una clase y llegaría a las once. La rubia había mandado un mensaje.

Buen día Pay, que tengas un excelente día en el instituto, espero verte pronto,con cariño, Mía. ✓✓. 6:13 am

No tardó nada en cambiarse su outfit, opto por unos pantalones de vestir negros, una camisa de vestir color rosa palo, echa a la medida solo exclusivo para ella, de Hugo Boss, ya por último se puso unos tenis.
Esperó el desayuno para ir bien alimentada, en ese lapso de tiempo le respondió a su amada rubiecita.

Buen día para ti también mi querida Mía, espero culminar mi día yendo a verte, ese sería un grandioso día.
¿Tendrías un break antes de terminar tu jornada de estudiante?. ✓✓. 9:02 am

Como si fuese arte de magia la rubia respondió casi de inmediato.

Veremos cómo avanza el día Pay, anhelo verte. Tengo una brecha de 10 a 11:30 de la mañana. ¿ Por qué?. ✓✓. 9:04 am

Salió corriendo de la casa dejando a un lado el desayuno que seguramente, tendría problemas por ello. Cogió su habitual Brabus, poniendo en marcha su camino hasta llegar a un restaurant para pedir un buen desayuno para ella y Mía. Aún el reloj marcaba 9:10 AM así que no tenía prisa. Al llegar a un restaurante pidió hot cakes, chilaquiles verdes, sandwiches fruta picada, con jugos recién hechos. Esperó casi treinta minutos, al ir a la universidad donde estudiaba la rubia se suponía que había un Starbucks así que pasaría por ahí, escogería al azar el gusto de la chica. Aparcó frente al Starbucks, ella esperaba no tardar demasiado. Entró sin levantar la vista, con el móvil en las manos mirando la hora, pidió un caramel macchiato helado, un pink drink, y por último para ella un mocha frappucchino. Ordenó lo que ocuparía para el desayuno, esperaba que fuera de agrado para Mía, estaba muy entusiasmada por verle. El personal fue muy amable, la chica que le atendió sabía lidiar con eso. Empezó a echarle un vistazo al local, todo se veía limpio, ordenado, ese peculiar olor a café la terminó de matar, fue su debilidad, hasta que a lo lejos observó a esa persona, que fue su dolor de cabeza, de sus pensamientos....
.
.
.
.
.

"No Pretendo Que Me Quieras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora