14. Eres mio.

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Su mirada estaba en las cebollas que estaba cortando, sin dudar las echo a una sartén y comenzó a dorar.

Las heridas de su mano no eran más que marcas rojas ahora, trato de esconderlas, pero tan pronto como el Sr. Jeon se paró detrás de él, logró ver las marcas de uñas en su tersa piel, Jimin intento esconderlo, pero nada pudo hacer ante aquel escrutinio.

—¿Quién demonios te hizo esto?

—Nadie —Dijo Jimin quitando su mano de la vista del mayor, regresó a su trabajo. Jimin tenía tantas emociones hirientes que solo no quería pensar más.

El hecho de saber que había una mujer tan hermosa detrás del Sr. Jeon le ponía en una situación vergonzosa para sí mismo.

Estaba molesto de una manera distinta, pero a la misma vez se sentía traicionado; tonto, Jimin se sentía como un verdadero tonto, por qué no lo quería compartir con nadie y a la vez sabía que el jamás sería suyo.

La idea ahora de huir no era tan mala, no valía la pena que estuviera allí ocupando un espacio que claramente lo podía ocupar aquella mujer.

Cuando estuvo la comida lista se sentó en el mismo lugar de siempre y comenzó a comer sin levantar la vista. El jamás pensaría que las palabras de aquella mujer se hubiesen quedado en su mente, pero aun así las escuchaba en cada momento.

Él había sido un pasatiempo.

—Estas comiendo muy rápido.

Jimin limpio su boca al detenerse abruptamente.

Pero no lo miró, solo masticó mirando hacia un costado.

—Se que no debí dejarte con Jenifer, hablare con ella sobre las marcas en tu mano, no debió lastimarte.

—Ya le dije que no es nada.

Jimin siguió comiendo, pero esta vez no se detuvo hasta que su plato estuvo vacío. Luego le hizo una reverencia y se levantó llevándose el plato con él.

Estaba mojando sus manos cuando sintió una presencia detrás de él.

—Jimin...Esta noche viajaremos a Seúl...

Jimin suspiró profundamente.
Pero no volteó.

—Lo mejor será que no regreses acá hasta que el torneo termine.

El Sr. Jeon tocó su brazo y lo insto a girarse, Jimin lo hizo con su cuerpo, pero su mirada se mantuvo baja. Luego su mano fue a por la de Jimin y acaricio las marcas que había en ella.

—Mataré a esa mujer por agredirte.

Jimin no entendía por qué solo no dejaba en paz las marcas, esas marcas no eran nada en comparación a lo que estaba sintiendo.

Escondió su mano tras su espalda y alzó la mirada hacía su rostro por primera vez en todo el día.

Él lo miraba de esa misma manera, como lo había hecho Kim Taehyung la noche anterior, Jimin por un momento se sintió absurdo por pensar en el otro boxeador. Pero de alguna manera sus miradas eran muy parecidas. Sin embargo, Jimin regresó a la realidad y pensó que no estaba bien que estuviera pensando en otro hombre en ese momento.

—Deja de estar molesto conmigo.

Jimin escuchó eso como una orden, pero no podía dejar de lado el hecho de sentirse menos que esa mujer.

—No estoy molesto. —Mintió de una manera muy tonta, porque sentía que la expresión de su rostro era muy dura.

Jungkook se acercó un poco más y le sonrió.

Estoy aquí para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora