—Deberías ir a cenar con ellos.
—Déjame en paz, Ka... —dije a mi manager mientras subía las escaleras de mi casa en Londres.
—Natalie. Es una gran oportunidad.
—Liverpool está a cuatro horas de aquí —dije girándome.
—Pues ve en avión.
—Agh...
—Loreen ha mandado un mensaje por el grupo —dijo mostrándome la pantalla de mi teléfono, refiriéndose al grupo de WhatsApp que teníamos Loreen, Alessandra, Käärijä y yo.
—¿Por qué te sabes mi contraseña? —bromeé.
—Secretos de la profesión —rió. —Quieren verte.
—Hace un mes que no les veo. Yo también quiero verlos pero...
—¿Qué?
—Está lejos, Kamila. Tengo cosas que hacer.
—Mientes.
—Tú misma conoces mi agenda.
—Lo que te pasa es lo de siempre, te da miedo socializar. A Blanca y a Noa también les caíste genial, Nat... Anda, te llaman —dijo enseñándome una videollamada grupal de ese mismo chat y dándome el teléfono a toda prisa.—¿Qué hay chicos? —dije contestando viendo las caras de los tres.
—Que guapa —dijo Alessandra. —Me gusta esa sombra de ojos.
—Cuando nos veamos, te la dejaré —le dije.
—El viernes entonces —dijo Loreen.
—Respecto a eso... —traté de decir pero Käärijä me interrumpió.
—No, no, no. Ya tu manager nos ha hecho saber que no quieres venir y te digo que eso no será posible. Me da igual si tengo que hacer una parada en Londres antes de llegar a Liverpool y llevarte a rastras...
—Chicos...
—No puedes faltar —dijo Loreen. —Todos queremos que vayas.
—Hasta La Zarra vendrá —bromeó Käärijä.
—¿Qué pasa con La Zarra? —preguntó mi manager apareciendo en el plano.
—¡Hola Kamila! —saludaron todos al unísono, pues la habían conocido y les había caído muy bien.
—No pasa nada con La Zarra —dije.
—Venga dejadla —dijo Loreen.
—No, no, no. Quiero saber —exigió mi manager.
—A tu chica le hace tilín y parece que es mutuo. ¿Las habéis visto en los ensayos? Creo que en el último La Zarra solo la miró a ella... Y viceversa —espetó Käärijä.
—¡Käärijä! —exclamamos Loreen, Alessandra y yo a la vez.
—¿He mentido? —preguntó él.
—A si que La Zarra... —dijo mi manager. —¿Te gustan francesas?
—Te voy a despedir —dije.
—Me adoras —me dijo.
—Si te despide, te contratamos nosotros —bromeó Loreen.
—Pues listo —rió mi manager.
—Venga dejadla ya. Nat, tienes que venir. No hay opción a un no. Además queremos verte —dijo Alessandra. —No puedes ser el único país que falte.
—Sigo analizando que bebas los vientos por la francesa —dijo mi manager.
—¡Que no bebo nada por nadie! ¡Está bien iré!
—¡Sí! —exclamaron los tres.
—Nos vemos allí —dijo Käärijä.
—Besos Natalie —me dijo Loreen.
—Os hecho de menos —nos dijo Alessandra antes de colgar.
—Y nosotros —le dijimos todos antes de colgar también.Colgué el teléfono y mi manager ya no estaba ahí. Bajé a mi cocina y la encontré hurgando en el congelador.
—¿Qué haces?
—Helado, manta y chisme. Me vas a contar todo lo que no me has dicho de la francesa.
—No hay nada que decir. Creo que ni si quiera hemos hablado.
—¿Pero te gusta?
—Pero cómo me va a gustar. Si no la conozco, Kamila.
—Te parece atractiva.
—Todos este año son atractivos.
—No te hagas la tonta, sabes a qué me refiero.
—No seas pesada, Kamila. Ya te he dicho que no. No tengo interés en esa francesa. Ahora tengo que terminar unas cosas ya que tendré que cambiar todos mis planes del fin de semana porque queréis obligarme a ir a Liverpool.
—No me das ninguna pena, querida.
—Ni mi dis ningiini pini qiiridi... —murmuré volviendo al piso de arriba.El fin de semana llegó más rápido de lo que me habría gustado y ese viernes por la mañana estaba en un tren camino al hotel en Liverpool. Para cambiarme a velocidad de vértigo y correr a la cena con mis compañeros.
—¿Estás nerviosa? —me preguntó Kamila.
—¿Nerviosa?
—Por la cena.
—Estoy estresada. ¿Te vale?
—Estás nerviosa —afirmó.
—Tenía cosas que hacer este fin de semana.
—Tenías una cita con tu ex.
—¿Y?
—¿Y? Perdona, perdona que no me crea ese repentino interés por un tío que no te gusta ni te interesa desde hace más de un año.
—Quiero dormir —dije poniéndome el antifaz.
—No señorita. ¿Qué pasa? Soy tu amiga. Puedes contármelo.
—Es que no tengo nada que contarte.
—Joder contigo —dijo levantándose y yéndose del vagón a otro.Me sumergí en una lectura y tras unos minutos volvió con dos cervezas.
—¿Pretendes emborracharme?—pregunté.
—Sí. Además así estarás más suelta. Lo último que necesitas es convertirte en una estatua antisocial —me dijo tendiéndomela.
—En eso tienes razón —dije dando un trago. —Ni si quiera sé qué coño voy a ponerme.
—El vestido rojo, y te hago unas ondas en el pelo.
—¿Hay algo más básico que un vestido rojo?
—¿Hay algo más sexy?
—No quiero llamar la atención.
—Ay por favor... —Se quejó.Llegamos al hotel y me preparé a toda prisa. Al final hice caso a Kamila, pues tampoco llevaba mucha más ropa. Paré un taxi y me dirigí rápidamente al restaurante donde se celebraría la cena. Este era parte de un hotel que habían alquilado para nosotros. Me bajé del taxi y tomé una gran bocanada de aire Antea de entrar al lugar.
—Allá vamos —dije para mí misma. Pero ni si quiera tuve la oportunidad de entrar, cuando Loreen y Alessandra me saludaron desde el balcón del segundo piso, donde se encontraba el restaurante. Ambas desaparecieron de mi vista entrando al edificio y volvieron a aparecer segundos más tarde corriendo a abrazarme en la entrada.
—Chicas... —dije corriendo hasta ellas y recogiéndolas a las dos en un cariñoso abrazo. —Vais guapísimas. Os he echado mucho... mucho de menos.
—También nosotras a ti —me dijo Loreen.
—Vas preciosa —dijo Alessandra esta vez. —Vamos, nos esperan dentro.Entramos en el edificio entre risas mientras nos contábamos cómo nos había ido durante este tiempo sin vernos. A penas había sido un mes pero tras ensayar casi a diario, era un cambio bastante abrupto.
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FLOWERS IN THE BACKSTAGE (La Zarra)
RomanceNatalie ni si quiera quería acudir a ese concurso. Y mucho menos imaginó que este le mostraría lo que el amor significaba. La Zarra x OFC ⚠️Aclaraciones⚠️ Esta historia no pretende ofender ni faltar el respeto a La Zarra. Está escrita a petición de...