𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟐

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Jungkook estaba en Nueva York, e iba a tener que sacar el mejor partido de la situación

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Jungkook estaba en Nueva York, e iba a tener que sacar el mejor partido de la situación. Tampoco era que estuviera en una isla desierta sin su móvil, así que después de abrirme paso a codazos entre la multitud que almorzaba en Seven Dials para comprarme una ensalada, la arrojé sobre el escritorio y
saqué el móvil.

Eran las nueve de la mañana en Nueva York. Jungkook debía de estar listo para responder a unas cuantas preguntas.

Yo: ¿Estás ahí?

Jungkook: ¿Dónde?

Yo: Al otro lado del teléfono.

Jungkook: No.

Era casi divertido. Teníamos que utilizar el tiempo que él estaba fuera de la manera más eficiente posible. Había pensado en qué tipo de investigación iba a hacer Yeri. Ninguna búsqueda en internet iba a informarla de nada que supusiera un problema para nosotros. Jungkook no era gay en secreto, ni estaba casado, ni era sacerdote ni nada parecido.

Le gustaban las mujeres; sus amigos me lo habían asegurado en el pub. Sonreí para mis adentros. Siempre se mostraba tan tranquilo y seguro de sí mismo que había sido agradable ver que no era perfecto; la forma en que sus amigos lo habían ridiculizado delante de mí le había irritado mucho.

Y había sido divertido. Era como si hubiera querido presentarme la mejor versión de sí mismo. Como si quisiera gustarme. Y me había gustado mucho hasta el momento. No era algo que importara tampoco; aunque, obviamente, era atractivo. Incluso una monja lesbiana de ochenta y cinco años se sentiría atraída por Jungkook. Pero no, no importaba, porque no estábamos saliendo. Nos estábamos conociendo, y eso era diferente. De alguna manera.

Yo: ¿Cuál es tu restaurante favorito en Londres?

Nada.

Dos minutos después, seguía sin obtener respuesta. Diez minutos después, todavía nada. Cinco horas más tarde, justo cuando estaba cerrando la sesión en el ordenador para ir a casa, Jungkook seguía sin haber dado señales de vida. ¿Qué podría ser más importante para él que aquello? Pensaba que estaba desesperado por ir a la boda. Aparecieron tres puntos en la conversación, lo que indicaba que estaba conectado. No se había olvidado el teléfono ni nada por el estilo. Pero luego… nada.

Escribí «Hola» y lo borré. Luego escribí otro mensaje menos cortés y lo borré también. Sabía que si cualquier persona en su sano juicio pudiera verme en ese momento, se preguntaría qué demonios estaba pasando. Había llegado un punto en el que debía llamar a la única persona completamente cuerda: Tzuyu. Pasé por delante de los ascensores y fui a las escaleras donde podía tener
cobertura móvil.

Hola —respondió.

Necesito que me hables sin parar. Ah, y hola…

La oí respirar hondo, y eso me hizo imitarla y llenar mis pulmones de aire.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙚𝙣𝙙 𝙇𝙤𝙫𝙚 | ℓк αυ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora