"¿Cómo en el mundo...? ¿Una mujer asombrosa como tú puede amar a un monstruo como yo?"
Él le preguntó, un nudo se hacía en su garganta mientras lo decía, lo que provocó que ella tensara la boca.
"No lo eres..." le tomó de sus mejillas para forzarlo...
El viento fresco y a la vez abrigador, danzaba con las hierbas y las hojas de los árboles dentro aquél fantasioso y tranquilo bosque. Ella abrió suavemente sus ojos, escuchaba el palpitar de su propio corazón el cual golpeaba con fuerza dentro de su pecho, se sentía rendida por una fuerza calida y amable. Amor.
El blanco semi transparente encaje que cubría sus ojos le hacía difícil enfocar su vista. En su lugar acudió a sus otros sentidos. Unas suaves y dulces manos acariciaron sus hombros desnudos, entrelazando sus dedos con las de ella.
— Frío. — Fue lo único que salió de sus labios de manera suave y sutil.
Su tacto podía descifrar bien quien le tocaba: un hombre. Las manos grandes y descuidadas por el trabajo duro, aun que la izquierda se sentía extraña. Sintió como sutilmente la tomaron de la cintura, ella recargó su mejilla en su pecho, era más alto que ella.
Y cerró los ojos, podía escuchar el acelerado palpitar de su corazón, que corría al mismo ritmo que ella.
Y así la dirigió en un lento y dulce baile, sintiendo la naturaleza desde la planta de sus píes hasta la punta de su cabello.
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[2]
Lentamente abrió los ojos, se removió entre sus calidas cobijas y se estiró. Estiró su brazo hacia la mesilla de noche junto a su cama y tomó su celular.
06:05 am.
La luz de la mañana comenzaba poco a poco a buscar filtrarse por la ventana. Ella se sentó y revisó sus mensajes principales. Vió que uno de sus mejores amigos, Samuel Wilson o Big Bird; como ella lo tenía agregado, le había mandado mensaje antes de que ella despertara. Por supuesto que, abrió el chat y leyó el mensaje.
Te espero donde siempre, Drew. XO 05:45 am.
Suspiró, sus dedos rápidamente teclearon y enviaron la respuesta:
En camino. ♡ 06:06 am.
Ella suavemente lanzó el celular procurando que cayera en el colchón.
Tenía ya una pequeña rutina creada con él, donde lo acompañaba a correr cada mañana, aunque evidentemente ella siempre llegaba una hora después de él, al final de todo ella no era una soldado que necesite mantener su cuerpo ejercitado como su buen amigo.
Se levantó y se colocó su ropa deportiva: una chamarra crop top negra con detalles rosado palido sobre un top deportivo, shorts que hacían juego y, zapatillas deportivas rosadas. Miró la hora nuevamente. 06:10 am. Realmente no quería hacer esperar tanto a su amigo, pero el mirar su habitación desordenada y sus mascotas pidiendo por comida le hicieron pensar un poco. Tal vez tenía la mejor solución para este tipo de casos.
