Cumpleaños
Minho y Jeongin llevaron a Hyunjin a las habitaciones de la servidumbre, en el primer piso. Seungmin regresó y avisó a Changbin para que no se preocupara y yo envié a Jeongin en busca de Jinyoung porque no tenía ni idea de lo que debía hacer con Hyunjin; estaba inconsciente y no podía preguntarle qué había ocurrido.
—¿Le vas a otorgar la amnistía? —me preguntó Minho. Estaba junto a mí con los brazos cruzados y miraba a Hyunjin.
—No lo sé —dije, negando con la cabeza—. Depende de lo que nos diga. —Me volví para mirar a Minho—. ¿Por qué? ¿Crees que debería hacerlo?
—No sé —contestó tras unos instantes—. Pero apoyaré la decisión que tomes, sea la que sea.
—Gracias —le dije, a pesar de que sabía de sobra que siempre podría contar con él—. ¿Por qué no te acercas a ver si hay algún doctor disponible que pueda echarle un vistazo?
—¿No prefieres que avise a mi madre para que se encargue ella? —me preguntó Minho; su madre era sanadora: al colocar sus manos sobre alguien podía curarle casi cualquier herida.
—No, ella jamás sanaría a un Vittra. Además, no quiero que nadie se entere de que Hyunjin está aquí. Todavía no —le expliqué—. Necesito a un doctor de verdad. Hay un doctor mänks en el pueblo, ¿verdad?
—Ajá —asintió—. Voy a buscarlo. —Se dirigió a la puerta pero se detuvo al llegar—. ¿No tendrás problemas con el markis Vittra?
Sonreí.
—Por supuesto que no.
Minho asintió y me dejó solo con Hyunjin; respiré hondo y traté de pensar lo que debía hacer. Estaba tumbado boca arriba y su cabello claro le caía sobre la frente; por alguna razón estaba aún más guapo dormido que despierto.
No se agitó en absoluto cuando lo cargaron para llevarlo al primer piso, a pesar de que Jeongin lo zarandeó y estuvo a punto de dejarlo caer varias veces. Hyunjin solía vestir bien, pero por más que se intuía que sus ropas alguna vez habían sido espléndidas, ahora no eran más que harapos. Me senté al borde de la cama junto a él y palpé a través de un agujero que tenía su camisa; su piel estaba inflamada y pálida. Con mucho cuidado levanté la tela y, ante su falta de reacción, la alcé un poco más.
Desvestirlo me hizo sentir extraño, casi perverso, pero quería asegurarme de que no tuviera golpes que pusieran en peligro su vida. Si tenía alguna herida grave o daba la impresión de que tuviera algún hueso roto, llamaría a Jennie y la obligaría a curarlo, le gustara o no; no iba a dejarlo morir sólo porque ella tuviera prejuicios en su contra.
Después de sacarle la camisa por encima de la cabeza, pude verlo bien y me quedé sin aliento. En circunstancias normales su físico me habría dejado atónito, sin duda, pero no fue eso lo que me alteró: tenía el torso cubierto de moretones, y largas y finas cicatrices se dibujaban en sus costados.
Lo incorporé un poco y descubrí que también tenía marcas en la espalda. Su piel estaba completamente flagelada; algunas de las heridas eran antiguas, pero la mayoría eran recientes y aún sangraban.
Los ojos se me inundaron de lágrimas y sólo atiné a cubrirme la boca. Jamás había visto a Hyunjin sin camisa, pero no recordaba que hubiera cicatrices en sus antebrazos. Aquello había sucedido durante el tiempo que no nos habíamos visto.
Lo peor era que Hyunjin tenía sangre Vittra, lo cual significaba que poseía una fuerza sobrenatural; de ahí que hubiera podido golpear la puerta del vestíbulo principal con tanto ímpetu. Pero eso también quería decir que podía sanar con mayor rapidez de la normal: si presentaba aquel aspecto, seguro que alguien debía de haberle dado una paliza infernal tras otra, sin concederle la oportunidad de sanar.
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3.Renacimiento - Hyunlix/Chanlix
FantasyEl destino de Felix parece estar sellado. Se avecina una guerra y todo lo que ha sacrificado para conseguir la paz y el equilibrio del pueblo Trylle pende de un hilo. Los acontecimientos se precipitan y lo encaminan hacia un final inesperado. ¿Conse...