La historia de amor entre una diosa de las hadas y un príncipe humano con un secreto sobre su verdadera identidad.
Aunque ellos sabían cuál sería su final, no dudaron ni un segundo en amarse el uno al otro.
♡Historia original, esta obra participó...
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Déjame contarte una historia, esto sucedió hace miles de años en un mundo lejano.
Una vez cuando los mares y los cielos eran uno mismo, cuando los corazones tenían sentido y cuando las estaciones eran amigas. Una vez cuando todo lo que importaba era encontrar un amor duradero a través del tiempo. En ese mundo existió un hada que amo profundamente a un humano, el único problema era que ni ella era un hada, ni él era un humano.
Amaya era una diosa de las flores, gobernante de las hadas y una entidad nacida para purificar el mal y la malicia humana, su destino era ser una flor efímera, como un diente de león, debía desaparecer con el viento, pero sin llevar un deseo con ella más que sus propios anhelos.
Elden era un licántropo, un príncipe para los humanos, pero condenando por una maldición y por la misma codicia de sus ancestros, quienes además de amar a criaturas mágicas ofendieron a los cielos innumerables veces por sus acciones desmedidas contra la humanidad. Su destino sino peor que él de su amada diosa, se adivinaba fatal al estar condenado por responsabilidades que llevó desde la cuna.
Su encuentro en aquel baile lleno de algarabía los hizo amigos al cruzar unas pocas palabras, más tarde al compás de una hermosa balada sus miradas se encontraron con tanta dulzura que comenzaron a sentir algo más el uno por el otro. Amaya que solo había visitado aquel mundo terrenal para supervisar la vida de los humanos a los que estaba destinada a proteger, fue la primera en adorarlo. Mientras que aquel chico de mirada tierna y agradable sonrisa, llamado Elden se debatió por un tiempo sus sentimientos, hasta que no pudo negar que la amaba con tanta fuerza que pretendía darle todo de sí mismo con tal de tenerla.
El futuro rey aún no sabía a lo que se enfrentaba cuando se enamoró de la diosa de las hadas, así como también la diosa no sabía a qué atenerse cuando le dio su corazón a un lobo que pretendía ser humano. Aunque, cuando sus secretos se revelaron poco les importó saber sus verdaderas identidades, aquel sentimiento los superaba, no les importaba quién o qué los estuviera esperaba para detener aquel sentimiento que habían decidido proteger con sus vidas.
Y así ambos pasaron años juntos, desde que se conocieron de pequeños en aquel baile, hasta que la diosa cumplió la mayoría de edad para las hadas. Su cumpleaños número veintiuno, marcaría el día de su sacrificio por la humanidad y aquella fecha llegaría más pronto de lo que se imaginaban, acabando para siempre con el paraíso que vivían. Ambos que habían nacido bajo la premisa de cuidar a la humanidad debían aceptar su destino, después de todo fue gracias a innumerables humanos que su amor prevaleció. Gracias a la insistencia de los humanos, ellos pudieron mantenerse unidos, aunque sus familias se negarán a aceptar su relación. La familia real de las hadas y la de los humanos sabían que no había futuro en aquel amor, por lo que estuvieron de acuerdo ante la insistía humana en dejarlos ser mientras pudieran, era un destino cruel, pero necesario. La condición del tiempo limitado, era la única que los podía mantener juntos a pesar de sus razas tan diferentes, la gracia de salvar a la humanidad era una bendición que los unía y a la vez sería la maldición que los separaría.
Aunque ellos sabían cuál sería su final, no dudaron ni un segundo en amarse el uno al otro. Fue por esa misma razón, que su despedida ya planeada, era el vivido recuerdo de aquel baile en que se conocieron. Elden lo había planeado desde que le fue revelado el destino de su amada. Aquella última velada ocurriría en el bosque fronterizo de ambos reinos, durante una noche de luna llena cuando él mostraba su versión más aterradora, sin embargo, sabía muy bien que ella jamás le temería y aquel día no fue la excepción, aquel último baile sería recordado en sus corazones hasta su último aliento.
Con sus manos entrelazadas y sus miradas conectadas, teniendo como único testigo a las estrellas del cielo y la luna brillante prometieron amarse por mil vidas más y se despidieron abrazados hasta el amanecer, cuando Amaya se desvaneció en los brazos de Elden y desapareció sin dejar rastro alguno de su existencia. Se llevó con ella no solo el corazón de su amado sino también toda la malicia de aquella tierra, los humanos volverían a tener paz, no habrían más guerras o enfermedades, la tarea de Amaya de purificar el alma y cuerpo de los humanos al convertirse en aire puro y fresco estaba cumplida, la diosa que dio su vida por ellos sería venerada y profundamente amada por el hombre que jamás pudo olvidarla y le fue leal hasta su último aliento, él deseó con todas sus fuerzas volver a verla y estar con ella. Elden deseó convertirse en fragmentos de polvo y flores que pudieran acompañar al viento de su amada eternamente en su labor de dar ánimo y libertad a las futuras generaciones, y de hecho así fue, al final de sus días sus deseos se hicieron realidad y ambos fueron reunidos nuevamente, esta vez por toda la eternidad.
Esta fue la historia de amor de un hombre maldecido y una diosa benévola que no solo compartieron sentimientos, sino también un destino fatal en su haber, no obstante, su historia merecía ser contando, ya que su descendencia todavía la recuerda.
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