20. Mordidas y llamadas.

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Adrien

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Adrien

Caminamos hasta la habitación sin dejar de besarnos. No suelto su rostro, quiero sentirlo en mis manos mientras la beso. Ella me abraza con fuerza, como si no quisiera separarse jamás.
-¿Por qué , Adrien? ¿Por qué me haces sentir esto?- murmura.
-No lo sé, ¿porqué soy guapo?- me rio. Ella se separa y estalla en carcajadas.
-Siempre vanidoso! Hay cosas que no cambian.
-No te imaginas cuantas cosas no han cambiado- digo, tratando de no expresar demasiado. Llegamos al cuarto y veo como se sienta sobre mi cama. Me gusta que lo haga, y además todo va tan familiar con ella. Me mira con los ojos brillantes y es sonrisa que ha tenido desde siempre, con la cabeza ladeada.
-No puedo creer que todo esto sea cierto- dice- todos estos momentos, Adri.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Incluso-me besa- jamás pensé que volvería a verte, después de tanto tiempo sin saber de ti.
-Yo jamás lo dudé, yo- la pongo sobre la cama y me recuesto sobre ella. Paso las manos por su cuerpo y le acaricio las piernas, ella las abre y quedo en medio , me siento ya muy excitado así que me incorporo para quitarme la playera y quedar medio desnudo sobre Adriana- yo necesito esto, demasiado.
-En algo tienes razón... sí eres muy guapo- se ríe. Cuando le besó el cuello , siento que no hay nada que pueda arruinar este momento. Ella mete los dedos entre mi cabello y cierro los ojos con ese contacto.
-Amo besarte así- le digo- amo sentir tu piel- sigo. Escuchó su respiración agitada  y siento como su cuerpo se pega al mío, siento como roza su parte íntima contra mis piernas, como se excita con esos movimientos.
-Adrien... te deseo mucho, mucho... no sabes cuánto.
-Puedo al menos sentirlo ... yo te deseo aún más- bajo la mano y la escondo entre sus piernas, con toda la agilidad de mis dedos entro en ella acariciando, dando pequeños pellizcos, apretando su piel.
-Oh...Adri, mi amor!- murmura ella, retorciéndose de placer.
Me duele la felicidad que siento.
Nos besamos con intensidad mientras sigo tocándola, su cuerpo en respuesta se pega más al mío.
-Deseaba tanto tenerte así, preciosa, así, húmeda... mojada por mí- le cuento. Ella se muerde los labios y en respuesta me acerco y lo hago yo, muerdo su boca con lentitud, sintiendo como se sobresalta , su estremecimiento nace de un placer inexplicable que le provoca el hecho de que le haya mordido los labios. Me excita tanto que jalo un poco su cabello a la vez que sigo metiendo mis dedos en su interior.
-¡Adri!
-Eres tan caliente , nena...- jalo su cabello un poco más y esta vez bajo la boca para morderle un pecho. Ella se estremece con un grito sensual.
-Eso me ha dolido...- me dice, con la respiración muy agitada.
-¿Mucho?
-No lo suficiente... dice, ofreciendo sus senos nuevamente.


Adriana

-No,  no respondas, Adri...- le digo, sin dejar de besarlo.
-No lo haré...- él hunde su rostro  entre mis pechos y con su lengua recorre un camino hacia mi vientre que no quiero que acabe nunca. Su celular vuelve a sonar.
-Adri..- murmuro, sintiendo su rostro fino entre mis muslos. El teléfono sigue sonando.
-Maldita sea... debo responder , Adriana.
-No ahora, por favor...- su lengua empieza a acariciarme y creo que moriré de placer. Quiero más, quiero que me deje totalmente mojada para poder recibirlo, para sentir que entra con fuerza en mí.
-Éste es mi sabor favorito...- dice, en voz muy baja. El maldito teléfono vuelve a sonar.
Adrien se incorpora y la frustración se apodera de mí, respiro agitadamente mientras él toma el celular.
-Más vale que sea urgente, Leonardo, o quizá no te alcance la vida para retirarte del fútbol- dice él, al teléfono . Me río y a la vez me incorporo para besarle el pecho mientras habla- ajá... ¿qué? ¡Pero eso es absolutamente ridículo! Sí sucedió, pero...- detengo mis besos porque no me da buena espina el tono de su voz-  claro, pero es imposible... obviamente no, ¿aquí?¡ Es absurdo! ¡Cómo se le ocurre al menos pensarlo!...si, lo sé... gracias por avisarme, hermano, ok... sí, lo haré- Adrien presiona la pantalla del celular y se incorpora de la cama.
-¿Qué sucede?- lo miro, cubriendo mi cuerpo con la sábana.  Él se viste apresuradamente, sus ojos echan chispas y no de la buena manera. Su cabello ondulado se mueve con cada movimiento suyo-¿Adrien, está todo bien?
-No- responde en un murmullo, negando a la vez con la cabeza. Su pelo se mueve aún más.
-¿Qué pasa? Me estás asustando...¿tu familia está bien?
-Es tan raro que preguntes eso- dice a la vez que ata su cabello de la manera usual.
-Adrien, por favor dime qué sucede- pido. Él me mira y puedo ver su rostro pálido, sus labios secos.
-Estás a punto de enterarte.

Merci, amie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora