BLAME - JACEGON

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El día en que Lucerys desapareció, una parte de Jacaerys se fue con él.

Su pequeño hermano omega había estado a punto de ser desposado por su prima Rhaena, sin embargo, un día antes de la ceremonia, Luke voló hacia la playa ... para no volver jamás.

Jacaerys se había preocupado, empezó a buscar a su hermanito sólo unas horas después de que este no regresó a la hora acordada.

Sin éxito alguno.

Su madre le había tranquilizado, le había dicho que tratara de no alterarse, de pensar que no había pasado nada grave, incluso pensó en la posibilidad de que su hermanito se haya fugado antes de la boda.

Porque él sabía que Luke no amaba a Rhaena.

Había tratado con todas sus fuerzas de mantenerse sereno, y lo había logrado.

Hasta que se enteró que Aemond Targaryen y su dragona también estaba desaparecidos.

Eso fue todo para él.

No esperó a que su madre aprobara su idea y se subió a su dragón para empezar la búsqueda por su cuenta, preocupado de que la desaparición de su tío tuviera algo que ver con la de su hermanito.

Seguía sin resultados.

Al día siguiente su abuelo Corlys empezó la busqueda por mar, el rey Viserys envió guardias a inspeccionar todo el pueblo, y mandó cuervos avisando a las otras casas sobre la desaparición de su hijo y nieto.

Pero seguían sin encontrarlos.

Pasaron uno, dos, tres y cuatro días así, hasta que el quinto día la aglomeración de la gente en una de las costas de Rocadragón llamó su atención.

Vermax aterrizó a unos metros lejos de la multitud, Jacaerys saltó de su montura y caminó hacia el tumulto de gente, tenía un mal presentimiento, su corazón latía de manera acelerada.

Por favor, por favor, por favor...

Al llegar, la gente se hizo a un lado, no sin antes darle una respectiva reverencia al príncipe.

Jacaerys sintió que la boca se le secaba al ver lo que los pobladores habían estado admirando.

Era un ala de dragón, o una parte al menos.

Pero no era cualquier dragón.

Arrax ...

Él podía reconocerla, el peculiar color azul del dragón de su hermano.

Y ahora ...

No.

Se negaba a aceptarlo, su hermano estaba vivo, él tenía que estarlo.

Lucerys volvería, regresaría con ellos, con su familia.

Pero no lo hizo.

Pasaron días, semanas, un mes.

Y nada.

Su madre había llorado, sus abuelos seguían buscando, su padrastro movió sus contactos en el bajo mundo.

Pero seguían sin resultados.

Hasta que los tuvo.

Fue una mañana, poca más de un mes después de la desaparición de Luke, Jacaerys volvió a tantear la playa donde habían encontrado el ala de Arrax, en Rocadragón, cuando se encontró a un viejo pescador que lo reconoció.

--Sí, yo lo vi, era una persecución -dijo el anciano, mientras sacaba su red del mar-, un dragón grande parecía querer comerse a uno más pequeño.

No, no, no, no .. no ... no ....