para tu amor

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Ha sido una larga mañana, Jungkook está algo agotado. No se esforzará en negarlo porque no puede; tampoco quiere.

E incluso así, hay algo que hace de su mediodía algo más lindo. Pues en pleno descanso, sacudiéndose el polvo que le ha quedado al cargar bolsas de cemento, lavándose las manos luego, en su mochila hay algo especial.

Esa bonita vianda que su esposo preparó sólo para él; con forma de oso y con fruta extra.

— Hombre, quien pudiera tener tu suerte. —rieron algunos de sus colegas, en buen plan.

Y aunque les sonrió, por dentro quería llorar. Llorar con ganas, porque extrañaba a su bonito Mimi. Llorar porque ambos trabajaban sin descanso alguno para llegar a fin de mes y muchas veces no podían darse siquiera un lujo.

El único lujo que siempre tenía y del que jamás se cansaría, era acostarse y despertarse al lado de aquel hombre de cabellos castaños con olor a flores.

¿Suerte? Pero por supuesto. ¿Bajo qué condiciones Jimin hubiese salido con alguien como él?

Descarta pronto esos pensamientos, pues sabe que a su chico no le gustan.

Pues para recapitular, Jimin provenía de una familia más que pudiente, ostentosa y de gran renombre y pocos modales. Siendo él la excepción, pues siempre fue de lo más educado.

Recuerda que comenzaron a hablar porque él trabajó en aquella mansión haciendo unas remodelaciones, y que, una de esas veces, Jimin tropezó con todos los materiales y como si se tratara de un drama, él lo atrapó.

Continuaron hablando luego de aquello, y pronto se halló a sí mismo trabajando en la casa con el, en ese entonces rubio, a su lado, prestándole atención hasta en el más mínimo detalle.

— Mi esposo es el mejor, en verdad lo es. —sonríe, sintiendo como sus ojos se llenan de lágrimas.

Formando una amistad, Jimin disfrutó su compañía con felicidad. Pues todas las cosas que hicieron juntos, jamás las habría hecho por sí sólo, ya que según su mamá él era un joven con clase, que no debía juntarse con inferiores.

— Creo que deberíamos dejar de salir, Jimin... —Jeon hizo una mueca— Si tus padres se enteran que somos amigos, van a matarme.

— No me harías eso... —hizo un puchero, sus ojitos llenándose de lágrimas al instante.

Definitivamente, no quería perder a la única persona sincera que conoció en la vida.

— E-Es por tu bien... —se mordió el labio— Debes entenderlo-

Entonces, Jungkook se sintió completamente fuera de sí cuando el rubio le tomó por el rostro para besarlo. Con muchas ansias.

— Si dejamos de ser amigos... Será para ser pareja. —contestó, completamente decidido.

Y no pudo evitar volver a besarlo, con lágrimas de por medio.

Contra todo pronóstico, comenzaron a salir.

El resto se hizo historia pues cuando los padres de Jimin se enteraron, lo dejaron de patitas en la calle, con diez mudas de ropa y tres pares de zapatillas.

Fue así como terminaron en casa del más alto, teniendo una boda sólo para dos personas, con anillos de caramelo.

— Deberías volver con ellos... —se mordió el labio— ¿Y si yo no puedo darte los lujos a los que estás acostumbrado? No quiero-

— Tú no debes darme ningún lujo. —respondió— Tú solo debes amarme, y lo de los lujos, nos lo daremos ambos, cuando podamos. —sonrió— No estoy contigo por lo que tienes, sino por lo que eres.

— P-Pero amor...

— Repetiría el día en que me echaron por siempre, porque al final de ese día... Yo estaba junto a ti. —acarició su rostro— ¿Soy inútil? Quizá, me crié toda mi vida con sirvientes. —se rió— Pero desde que te conocí, nada fue igual. Y si no tengo lujos, está bien. Si tengo que trabajar, está bien. Lo único que no aceptaré, es no tenerte en mi vida. —besó sus labios— Vamos, deja que te ponga crema para el dolor muscular...

Recordándolo así, claro que no había sido suerte.

Pues el rubio, que ahora era castaño porque el presupuesto no alcanzaba, tuvo muchas propuestas de hombres poderosos, de mejor rango social, entre otras cosas.

Pero decidió quedarse a su lado, incluso cuando las cosas parecían ir de mal en peor.

Si Dios existía, creía ser su favorito.

Para cuando las siete y media de la tarde dieron, él fue liberado del trabajo y completamente cansado, caminó a su hogar.

Y no, no se refería a la casa como tal, sino a los brazos de su esposo.

— Amor... Llegaste... —le sonrió, corriendo hacia su persona.

Sin importarle la suciedad, el sudor y las incontables manchas, le abrazó y plantó un beso en sus resecos labios.

— Te estaba esperando para ducharnos. —dijo, sin borrar la sonrisa de su suavecito rostro.

Procediendo a quitarse la ropa sucia allí mismo, en la entrada de la casa, Jungkook siguió luego a su esposo, y una vez en la ducha, se dejó lavar el cabello por las pequeñas manitos de su Mimi.

— Tengo buenas noticias... —le dijo, una vez ambos estando en la cama.

— ¿Sí? —preguntó con los ojos cerrados, Jimin se entretenía jugando a conectar sus lunares con líneas imaginarias, trazadas por su dedito índice.

— Sip. —se mordió el labio— Te ha llegado un mail, amor.

— ¿Qué decía?

— Conseguiste el trabajo, Kookie. —dijo rápidamente.

— ¿D-De verdad? —dijo, sentándose de golpe en la cama.

— ¡De verdad! —rió.

Jungkook solo atinó a arrojarse a sus brazos, y su primer pensamiento fue que, podría comenzar a tener a su esposo como el príncipe que siempre fue.

Jimin no necesitaba que lo mantuvieran, ya se lo había dejado en claro. Pero aún así, desde su llegada, todo había comenzado a mejorar.

No lo necesitaba, pero sí se lo merecía.

— Y yo conseguí trabajo como niñero los lunes, miércoles y viernes... —agregó.

— Mi amor... —le sonrió, comenzando a llorar.

Porque valía la pena llegar a su lado todos los días; porque valía la pena la espera para poder ver esa sonrisa; porque al final del día, amaba juntar sus cuerpos mientras dormían abrazados; porque nunca estaba completamente cansado cuando se trataba de su esposo.

Para su amor, siempre tendría todo.

— Pronto... Estaremos saliendo de vacaciones, amor... —besó sus labios— Y compraremos más muebles... Y hasta podríamos cambiar la vieja televisión, para que tú puedas ver fútbol con mejor calidad... —continuó— ¿Ves como tú y yo sí podemos? No falta mucho... Y tendremos más cosas...

— Justo ahora eso es lo de menos...

El cansancio se esfumó aquella noche, mientras sus callosas manos sostenían con fuerza la cintura de su esposo.

Y en la madrugada, Jimin sonrió mientras dormía en su pecho.

— Incluso el universo sería un obsequio pequeño para ti... Y para tus ojitos... —murmuró— Pero te prometo, que ya nada va a faltarte. Te amo.

Entonces Jungkook supo, que su corazón solo latiría así de fuerte por Jimin. Y para él, tendría todo.

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so gayyy q lo disfruten 🤍

no estoy tan fine pero esto quedó bonito y espero les alegre un poco el día 🌈

MY DEAR - KOOKMIN OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora