21. La noticia

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Adrien

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Adrien.

La sangre me hierve como si estuviera a punto de sufrir algún atentado y lo supiera de antemano. Cada sentido de mi cuerpo se siente alerta, menos mi cabeza, menos mi propio cerebro que se rehúsa a pensar que esto me está sucediendo a mí.
Salgo a la sala y Adriana sale tras de mí. No quiero verla, no puedo. No quiero ni siquiera contaminar su rostro con esta situación, su amor con todo esto que mi compañero Leonardo Bonucci me acaba de comunicar.
-Adrien, por favor, dime qué sucede- pide ella. Se pone frente a mí y me toma de los brazos. Su rostro es tan ajeno a todo , tan inocente, que me dan ganas de llorar.
-Tú sabes...- le tomo el rostro- sabes lo que eres para mí, lo que has sido siempre en mi vida. Y yo... de alguna manera u otra siempre me las arreglo para decepcionarte...- hablo.
A mi cabeza pasan todos aquellos momentos que ella conoce bien: aquella vez que le dije que me consiguiera el número telefónico de una chica, aquel verano donde salí al cine con aquella amiga suya, y todas las veces que quise llamarla y jamás lo hice.
-Adrien, no digas eso.
-Tú eres...- rozo sus labios con mis dedos. Sus ojos castaños se encuentran con los míos y pareciera por un segundo que no podemos romper esta conexión pero el timbre de la puerta de mi departamento me recuerda que sí y que puede romperse aún mucho más.

Adriana

Él pasa saliva antes de soltarme el rostro. Se acerca y me da un suave beso en los labios. Sus ojos verdes lucen más confundidos que nunca.
-Por favor, no dudes nunca de lo que siento por ti- advierte y luego se dirige a abrir la puerta.
Cuando lo hace, la imagen que veo ante mí, hace que el suelo se me mueva.
Ella me mira con desprecio y algo de asombro.
-No pensé que esta zorra estaría aquí- habla Sandra, entrando en el departamento. Yo estoy completamente muda. Adrien no hace nada para impedirle el paso.
-No la insultes o te vas por donde has venido- le dice él.
-No entiendo- yo dirijo mi mirada únicamente a Adrien.
-¿Qué tendrías tú por entender? Esto no es tu asunto- habla Sandra- es mío y de él- el rostro afilado de la mujer me mira con ferocidad, sus palabras están llenas de odio.
-¿Adrien?- insisto, quisiera que de algún lado de mí, brotaran las ganas de responderle igual a esta mujer, pero evidentemente sucede algo que yo no sé y eso me pone en desventaja. Él me mira, sus labios delgados no se mueven, él, con toda su estatura y tan imponente, no parece tener ganas ni fuerza de mover un solo músculo.
-¿Acaso no le has dicho?- ahora Sandra se dirige a él y sonríe. Después se acerca a él y le pone una mano en el brazo- ¿No le has dicho que estoy esperando un hijo tuyo?

Adrien

La expresión de Adriana me estruja el corazón. Y a mi cabeza viene la voz de Leo Bonucci hace unos minutos.

"Adrien, está corriendo como reguero de pólvora un chisme terrible. Sandra le ha dicho a varias de las amigas del equipo que tiene un mes y medio de embarazo de un hijo tuyo. No sé con certeza si en efecto te acostaste con ella , pero ha dicho con mucha seguridad que es tu hijo y que está dispuesta a ir con la prensa en caso de que tú no la recibas. Va para tu casa"

-¿Qu...e?- Adriana se pone pálida. Sus labios tiemblan y esa imagen me duele profundamente.
-Tal cuál. Adrien se acostó conmigo hace tiempo, seguro lo sabías, y eso tuvo consecuencias.
-Tampoco me vengas con eso, Sandra- hablo- ¿cómo puedo estar seguro de que es mío?
-¡Porque te lo estoy diciendo !
-Según sé , también te acostaste con Gian Frabbota.
-¡No! - exclama. La miro con detenimiento , se ve que es obvio que está disfrutando todo esto- con Gian... hice algunas cosas pero no llegamos a eso. Únicamente contigo, Adrien.
-Eso dices tú, pero yo necesito un examen de ADN- me cruzo de brazos. No quiero ver a Adriana a la cara, me da pena y me da miedo ver en sus ojos alguna expresión que me indique lo mal que está yendo todo.
-No puedo hacer eso ahora, sería poner en riesgo mi embarazo sólo por darte gusto de que sigas revolcándote con esta- ella sí no tiene reparo en insultar a Adriana, en incluirla en este asunto tan enlodado.
-No es problema tuyo con quien yo tenga una relación- digo. No sé cómo llamar a mi relación con Adriana. No puedo asumir que somos pareja, no puedo asumir que es ya mi novia, a pesar de haber estado juntos estos días , a pesar de haber hecho el amor tantas veces . No puedo asumir que ella quiere estar conmigo , especialmente después de esto.
-Pues lo será porque eres padre de mi hijo, Rabiot, ¡mi hijo! Un ser inocente que debe llevar tu apellido , así como seguramente tendrá tus ojos, tus gestos..- dice Sandra.
-Yo...me tengo que ir- Adriana tartamudea y se dirige a la puerta- No...no creo que pueda seguir escuchando- me mira .
-¡No Adriana, espera!
-Ya era hora de que te largaras para que dejes que Adrien hable conmigo de nuestra familia.
-Callate Sandra,¡ maldita sea!- escupo las palabras con desprecio. Luego voy tras la única mujer que me ha hecho sentir esto que no me cabe en el alma. La encuentro en la puerta del ascensor.
-No te vayas, por favor- pido.
-Adrien, esto... no sé qué pensar o qué...sentir. Yo me siento muy confundida.
-No me dejes, Adriana, por favor- ruego como nunca antes lo he hecho, como nunca pensé que lo haría- esto...lo que sea que es, no cambia nada entre nosotros, tú eres..
-Tengo que irme, Adrien, de verdad- se mete al elevador y cuando la puerta se cierra, me siento terriblemente solo.

Merci, amie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora