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Dos balas perdidas.

Bogotá, Colombia.

Mondo Bondo comenzó a escucharse desde las bocinas de aquella pequeña fiesta en la que se encontraban, no muy lejos de su hotel.

Los dos estaban en la misma mesa, Namjoon observaba a Jin, mientras esté se concentraba en llenar dos caballitos de tequila, al terminar le entregó uno al más alto.

–"Por dos balas perdidas." — Jin habló, chocando su trago con el ajeno. —

–"Dos balas perdidas." — Respondió. —

En unos segundos el alcohol fue bebido sin problemas y luego manteniendo el contacto visual, Seok Jin se levantó, al mismo tiempo la música subió de volumen.

–"Así que hablas y tomas... ¿Pero sabes bailar?"

Namjoon rió, viendo al pelimorado pasar por su lado, limpiando sus carnosos y rojos labios de las gotas de alcohol que se deslizaron por estos.

Con una mano en su bolsillo se levantó, sin apartar sus ojos del chico que ahora se encontraba en el centro del lugar, meneando sus caderas al ritmo de la canción, lento.

Sexy a los ojos ajenos.

"¿Was someting there?"
"I was patrolling a Pachinko; nude noodle model parlor in the nefarious zone."

Jin que tenía sus ojos cerrados, los abrió, estirando su mano hacia Namjoon, esté la tomo y lo atrajo hacia su cuerpo rodeando su cintura y acortando la distancia que existía entre ellos, logrando que sus rostros quedarán igual de cerca.

"The C.I.A Was on the phone."
"Well, such is life, latino Caribo, mondo bongo."
"The flower looks good in your hair."

Ambos se miraron a los labios, pero lo único que hubo por segundos, fue un pequeño roce. Luego Jin giró, su espalda pegando con el pecho ajeno. Unas manos traviesas recorrieron su cintura cuando una vez más, comenzó a mover su cuerpo, Namjoon detrás suyo escondió su rostro en su cuello, apretando su anatomía contra la suya, haciendo los mismos movimientos.

"Latino Caribo, Mondo bondo"
"The flower looks good in your hair."

•••

La noche cayó, pero el cielo se iluminó por los rayos y contra el suelo chocaron las gotas de lluvia. La gente comenzó a marcharse pero ellos aún se quedaron, disfrutando la música y su compañía.

Namjoon estaba sentado, bebiendo directamente de la botella de alcohol con Jin en su regazo, aceptando de vez en cuando los tragos que el pelinegro le ofrecía.

En esos eternos minutos en los que solo se miraron, Jin se inclino, acercando sus rostros, rozando sus labios. Namjoon, quién iba a iniciar el beso, gruñó cuando Jin se lo prohibió, ladeando su cabeza para depositar pequeños besos húmedos por su mandíbula, sin ser capaz de alejarse por completo de sus belfos.

El pelinegro aprovecho y deslizó sus manos por su espalda, bajando hasta llegar a su trasero, al principio dudo pero después tomo con firmeza sus glúteos, apretando. Jin gimió haciéndole perder la poca paciencia que le quedaba y lo tomó de la nuca, uniendo sus labios por fin.
El pelimorado se aferró a su camisa correspondiendo de inmediato.

El beso lo dejo sin aire en cuestión de segundos pero no se alejo, no cuando las manos que lo recorrían lo hacían con fuerza y delicadeza a la vez. No cuando los labios ajenos se empujaban contra los suyos como si quisieran tomar todo de él.