Ha pasado tiempo ya desde lo que aconteció en aquel SkyDome, todo ha cambiado en la vida de Meilin Lee, ya no es una niña inmadura y poco independiente, o al menos eso cree ella.
Tendrá que enfrentar nuevos inconvenientes que no tienen mucho que ver...
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6:20 AM.
Todo el mundo gritó, rió y celebró.
El PandaApocalipsis había llegado a su fin, la guardia roja tiró su equipamiento al suelo y se abrazaron, lograron cumplir su tarea.
La familia Lee se encontraba agotada, pero aún así todos se abrazaron y celebraron.
El grupo de amigos tampoco fue la excepción, dándose un abrazo grupal y soltándose a llorar los 3. Pero lo más importante pasó allá arriba. . Dónde ambas amigas estaban solas, en el mirador del CN Tower, dándose un tierno y duradero beso.
Después de unos largos segundos, por fin se separaron y se miraron por un segundo, ambas extremadamente rojas. Después, las dos se voltearon en dirección contraria a la otra, completamente avergonzadas.
— (¡NO INVENTES!, ¡MIRIAM ME ACABA DE BESAR!, !AAAAAAA!) — Pensó Mei Mei. — (¡BESE A MEI, DE VERDAD LO HICE, ESTO ES SÚPER VERGONZOSO!) — Pensó Miriam. — (ENTONCES SI LE GUSTO, ES MAS QUE OBVIO, ASH TONTA YO) — Se dijo Mei a ella misma en su mente. — (SU MIRADA DESPUÉS DEL BESO NO ME AYUDÓ NADA, SE VEÍA SUPER TIERNA) — Pensó la patinadora.
— ¡NO PUEDO CREER QUE LO HICIERA!. — Exclamaron ambas en voz alta.
Ninguna de las dos se percató que eso lo dijeron en voz alta, ésto hizo que ambas se dieran vuelta a ver a la otra, y aún sonrojadas no soportaron la risa de aquél curioso momento.
— JAJAJA, debiste ver tu cara Mei. — Comentó Miriam, riéndose. — ¡No debe haber sido más graciosa que la tuya!. . JAJAJAJA. — Respondió Mei, riéndose de igual forma.
Después de ese momento de alegría, las dos se abrazaron muy fuertemente, ambas se habían extrañado demasiado, y parece ser que el beso sanó cualquier sentimiento maligno del Amor Rojo.
— Te quiero mucho Meilin Lee. . 💚 — Dijo Miriam. — Yo también te quiero mucho Miriam Wexler. . ♥️ — Dijo Mei Mei.
De pronto las puertas del pasillo se abrieron, y sin entrar, un soldado rojo habló a lo lejos.
— ¡CHICAS!. . ¿ESTÁN BIEN?. — Preguntó el soldado. — ¡SII! ESTAMOS BIEN. — Respondió Miriam. — EXCELENTE. . ES HORA DE BAJAR. . ASI QUE DENSE PRISA PORFAVOR, LAS VEO EN EL ASCENSOR. — Informó.
Se cerró la puerta del pasillo nuevamente, Miriam miró a su amiga.
— ¿Nos vamos?. — Preguntó la patinadora, sonriéndole a su amiga. — Claro. — Respondió Mei, regresando la sonrisa.
