38. good nights.

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Muchas ideas pasaron por mi cabeza. La primera, correr a por el termómetro y tomarle la temperatura para ver si estaba bien y en sus cinco sentidos bien puestos. La segunda, darle un bofetón por ser tan tonto. La tercera, golpearme la cabeza contra el muro.

Sin embargo, me reí. – ¿Tú que te has tomado?

– Nada – Sonrió – Te lo pregunto en serio, _____. No puedo volver al departamento, he peleado con los chicos y las llaves se me han caído en algún lugar. No puedo irme.

– Anda, pero que inteligente, ¿Y por qué no solo tocas la puerta?

– Porque no es tan sencillo.

– Si, si lo es. Mira, alzas tu mano en un puño y...

Rodó los ojos – Dios mío, que inmadura eres. –Suspiró – Solo te digo que me dejes quedar aquí.

– Luke, mi sillón es incómodo – Intenté convencerle – Dormirías mal, y estás todo amoratado...

Soltó una risa burlesca antes de dejarme continuar – ¿Quién dijo que dormiría en el sillón? Dormiría contigo, por supuesto.

Abrí los ojos como platos – ¿¡Estás loco!?

Rodó los ojos por segunda vez – Estamos en el siglo veintiuno, chicos y chicas duerme sin necesidad de que pase algo. Tú en tu lado de la cama, y yo en el mío. Es jodidamente grande, con suerte y nos pasaremos a rozar durante la noche –Dijo – Ahora, si tú quieres que pase algo...

– ¡No quiero que pase nada!

Levantó los brazos en son de paz.  – Tranquilizate. ¿Me dejarás dormir aquí?

– ¿Y qué si entra mi madre?

 – Le dices que soy un amigo, y ya. Estuvo. No hay más dramas. ¿Cuál es el gusto por agrandar todo?

Lo fulminé.– Serás idiota.

– ¿Puedo quedarme? – Volvió a preguntar.

Me lo pensé un momento, ¿Qué posibilidades tenía? ¿Cómo podría botarlo a la calle? Lo conocía, sabía que tan cabezota era, sabía que no volvería a su casa sin llaves, y no tocaría la puerta. También sabía que se había metido en una pelea con alguien, y ese alguien probablemente podría haber quedado peor, pero....¿Y si no?  ¿Y si estaba allí afuera buscándole y...?

Suspiré – Vale, te quedas.

Una sonrisa burlona se fue formando en su rostro – No me sonrías así, joder. Puedes quedarte, pero antes; déjame curarte las heridas.

Rodó los ojos nuevamente y tendió las manos hacia mí. – Vale, dejame cumplir tu fantasía de ser enfermera, pero primero ponte el traje de látex.

– No habrá un puto traje de látex.

– Había que probar.

– Siempre estás tentando tu suerte, Luke – Le dije. Él alzó su ceja izquierda.

– La suerte es para los mediocres – Me contestó – Yo sólo tengo éxito.

No pude evitar reírme levemente ante su actitud tan déspota, y confiado de sí mismo. – Vale, pero esta vez no. Así que tiende las manos hacia a mí.

Bufó haciendo un mohín con su labio inferior. Con unas pinzas intenté retirar los pedacitos de vidrio en su mano. Él se quejaba cada tanto, frunciendo el ceño o arrugando sus ojos mientras yo iba dejando los pequeños cristales sobre una servilleta de tela. Desinfecté la herida con un algodón empapado en alcohol. La sangre apelotonada y seca se iba removiendo dejando ver unas heridas algo más profundas de lo que esperaba.

The only reason {Luke brooks} (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora