La última vez pedí tres deseos:
el primero se cumplió, el segundo se aplazó y el tercero que presagiaba tu nombre se acuna estridente en la solitud de la noche y conversa con los monstruos que dormitan en mi almohada.
¿Será que los deseos corresponden a lo que merecemos?
¿Será que no sabemos desear?
¡Que la vida conceda mis deseos sin interrogar tanto!