DE VUELTA A LA VIDA.

23 0 0
                                    


Muchos dicen que hoy es el día más feliz de mi vida, que iniciare con otra etapa. Pero yo no lo siento así, siento como si me estuvieran amarrando a un ancla para lanzarme a mar abierto lleno de tiburones, creo que no puedo respirar, todo gira entorno a mí, la gente me mira y me sonríe como si me conociera de toda la vida, pero yo no reconozco ningún rostro. Todo es tan antinatural no me siento yo, veo mi reflejo pálida, demacrada. Tengo el temor de no poder ser capaz de llevar a cabo mi misión; porque si, esta es una misión.

Aún recuerdo el día que lo conocí. Estábamos de fiesta con mis compañeras de la universidad, yo era tan ingenua que creí en sus palabras, como una tonta me deje llevar, pasaban los días incluso meses y yo era "feliz" en mi ignorancia, estaba tan ciega que no veía el camino que estaba tomando mi vida, él me decía ven y yo iba. Arrastrada como siempre. Pero que más podía hacer si yo lo amaba, mis padres lo amaban era el tipo ideal con la que toda mujer desearía pasar el resto de su vida; pero yo no lo quiero, es más lo regalaría a la primera que me lo pidiera, pero pensándolo mejor no le podría dañar la vida dejándole semejante hombre que solo piensa en su placer.

Mi primera vez que hice el "amor" fue con él. Era un viernes, como siempre Salí con mis amigas y sus amigos, el no estaba y yo estaba muy feliz, tomaba como si no hubiese un mañana. Desperté en una habitación que no era la mía, Dios, la cabeza se me iba a explotar, sentía un dolor en todo el cuerpo y esa maldita luz. Cerré los ojos y trate de hacer memoria, pero nada. Sentí un movimiento a mi lado así que abrí mucho los ojos asustada y mire al creador de mis pesadillas, el me miro y esbozo una sonrisa, no entendía nada. Mire hacia abajo y quede en shock, estaba completamente desnuda. ¿Qué paso aquí? Me pregunte mentalmente.

-¡Oh, nena que noche!- me dijo feliz, tenía un presentimiento pero no creía que él hubiese sido capaz.

-¿Qué paso anoche? No recuerdo nada- dije apenas en susurro.

-Eres una zorra, y eso que no tienes experiencia- dijo con una sonrisa fría, todo dentro de mi se quebró, una lagrima silenciosa rodo por mi mejilla izquierda, no era capaz de mirarlo al rostro. Me llene de frustración, impotencia, odio.

-¡Me violaste!, sabias que no estaba en mis cinco sentidos para entregarme a ti- dije en medio del llanto

- No te pongas arisca gatita, antes te hice un favor, así aprenderás que el amor es solo para los niños. Nosotros somos grandes, vivimos la vida diferente, sin reglas. Agradece que ahora si te puedo follar como toca y no tendré que estar yendo donde esas putas. Que cansado si estaba de estar pagando por sexo.

-Eres un hijo de puta, como fui capaz de meterme con alguien como tú, eres un loco.- Ahora si estaba dolida, me había admitido que me engañaba. Me levante dispuesta para irme de aquel lugar, pero no me dejo. Me lanzo de nuevo a la cama, me separo las piernas e ingreso en mi fuerte. Yo me retorcía bajo su cuerpo, pero él era tan grande que no me pude mover más. Solo espere que terminara para poder descansar. Pero él no se conformó, me tomo del pelo para que lo mirara y estampo su boca junto a la mía, lo mordí con todas mis fuerzas, sentí la sangre y me soltó, me lanzo un puño contra mi mejilla.

- Perra, mira lo que hiciste- se tocaba el labio, solo pude sonreír aun sintiendo como la piel de mi mejilla ardía- Esta me la pagaras.- acto seguido entro más duro en mi haciendo que gritara de dolor, no sé en que momento deje de ser cociente lo que estaba pasando, lo veía todo en tercera persona y solo era un aficionado más a un acto de tortura a alguien que no conocía, veía como salían lagrimas aquella muchacha y aquel hombre, un cruel y malo hombre que se satisfacía con el hecho de saber que estaban en contra de su voluntad, termino de manera escandalosa y solo se levantó, se metió al baño dejándola desamparada, usada. Deje de ver a esa muchacha y ahora solo sentía como me cuerpo dolía horrores, quería morir.

Pasaron los días y no salía de casa, no quería que nadie me tuviera lastima, tenía pesadillas con él, el "amor de mi vida", mis padres me llamaban todos los días; estaban preocupados por mí, ellos sabían que no estaba asistiendo a la universidad pero no quería que sufrieran por mí, una noche el teléfono no dejaba de sonar así que tome el teléfono y conteste

-Hola

- Hola amor, dime porque ya no estas asistiendo a clase, me tienes preocupado, ¿estas enferma, te sientes mal?- No, no podía ser cierto, esa voz que un día llegue amar y hoy solo odio con todo mi corazón.

-¿Qué quieres?- escupí.

- ¿La gatita tiene ganas de que la enseñe a como me tiene que tratar?- temblé.

- No amor, claro que no, dime ¿a qué se debe tu gratificante llamada?- hable lo más irónica que pude, hasta mi voz salió con un deje de asco.

- Ohm amor no sabes cómo me pone cuando me hablas asi- Asco, solo asco podía sentir.

- Amor no puedo, ahora más tarde saldré con mi madre, ya sabes.

- Claro, crees que me tragare ese cuento, no me mientas que te conozco. Pero si no quieres salir tal vez alguna de tus amigas quiera hacerlo, ¿no crees?- Si, dios estoy de suerte. Hoy seria egoísta y me vale madres si las putas de mis amigas se lo tiran solo me quería deshacer de él.

- Amor no creo que seas capaz de hacer eso, sabes lo mucho que te amo -Ja "te amo" si claro- y lo que me dolería saber que me eres infiel, pero sabes que hace mucho no veo a mi madre y la extraño. Adiós bello. - no deje que me contestara y colgué. Apague todo y me caí rendida en los brazos de Morfeo, soñando que estaba en los brazos de la mujer que más amaba, mi madre.

Tuve que aprender a ser fuerte y no demostrar los sentimientos que tenía hacia él, ya que me tenía atada de pies y manos, estaba empezando a sospechar que el sufría de algún trastorno porque habían días en los que él llegaba al apartamento y me trataba como una princesa, pero habían otros donde sacaba las bestia que tenía adentro. Me golpeaba, abusaba de mí y se iba y antes de salir siempre me amenazaba con decirles cosas a mis padres que ni era capaz de ponerle cuidado a las babosadas que me decía.

Cada día me veía más demacrada, yo misma veía como el brillo de mis ojos se iba perdiendo con el pasar de los días, pero a él no le importaba. Pasaron dos años y ya me iba a graduar en unos cuantos meses, mis padres me empezaron a decir que lo mejor que podía hacer era independizarme con él, para formar una familia juntos, pero yo no quería eso. No.

Tenía que ser muy inteligente para mi siguiente movida, un día en la universidad, alistándome para entrar a uno de los parciales que definirían si me graduaba o no llego el, pero no solo, estaba con toda mi familia - raro- pensé. Vi como sacaba de su bolsillo un estuche de tercio pelo y colocaba una rodilla en el suelo.

- Amor de mi vida, luz de mis noches. Soy el hombre más feliz desde que te conocí, siempre te espere, te soñé. Me enamore de ti completamente, de tus virtudes y tus defectos. Hazme el hombre más feliz y se mi hermosa esposa, para que solo la muerte nos separe. - No sabía cómo reaccionar, pero en el peor momento mi boca tenía que decir cosas sin filtrarlas en el cerebro.

- si.

Hoy me veo de blanco, mis padres están orgullosos porque su tesoro ya inicia una nueva etapa, estuve planeando esto por seis meses que es lo que ha llevado la preparación de la boda. Solo espero el momento indicado para hacer mi gran número, algo que nunca podrán olvidar mis invitados y hasta el mismo.

Estamos en la iglesia, todo se mueve pero no siento nada solo veo como todos me están mirando por una respuesta, el padre me vuelve a preguntar si acepto a ese hombre, los miro y digo - NO- alto y conciso, la iglesia se llena de murmullos- Este hombre me ha hecho muy infeliz por todos estos años y no sería tan estúpida de hacerlo- hago señas a mi mejor amiga Candy para que inicie la reproducción del video donde se ve como me ha maltratado, abusado de mí. Veo a mis padres con lágrimas en los ojos, pero tengo que ser fuerte.


La iglesia queda en silencio cuando el cae al piso como un bulto de patatas, nadie entiende nada, nadie lo quiere ayudar, solo el cura es el único de mirar que pasa, pero él no se mueve. No tiene pulso. Siento un gran regocijo en mi interior al saber que YO fui quien lo mato en el momento que puse veneno en su copa de vino antes de la ceremonia, y nadie lo sabra porque todos creerán que fue un ataque del corazón por la sorpresa que tuvo por ser descubierto.


De vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora