𝐼 - 𝓖𝓪𝓵𝓵𝔂-

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*Separador: Gally*

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*Separador: Gally*

—¡Lárguese de una buena vez!

La presión de un par de manos empujando mi cuerpo en conjunto con unos gritos insoportables tan cerca de mi rostro, hicieron que mis pies fueran yendo lentamente hacia la puerta de entrada del local, mientras el sentimiento de asco me cubría entera al darle gusto a la gritona que tenía enfrente.

—¡Salga, fuera, fuera, fuera!

Por la fuerza que la mujer puso en su acción, tropecé con mis propios pies al salir por la puerta de la biblioteca e intenté no ir a besar el suelo por el acto, afortunadamente lo logré y volví a mirar la puerta del lugar en donde se encontraba la furiosa mujer que parecía a punto de soltar fuego por la boca.

Me crucé de brazos aun mirándola con diversión mientras ella seguía soltando mil y una ofensas hacia mi persona como resultado de mis recientes actos. La mujer en verdad estaba enojada.

—¡Y no la quiero volver a ver cerca de este lugar!— Terminó y cerró la puerta con toda la fuerza que tenían sus delgaduchos, pero fuertes brazos.

Las esquinas de mis labios se estiraron, creando una sonrisa completamente burlona, sin poder creer lo que acababa de pasar. No es posible lo fácil que es hacer enojar a los metamorfos, cero temperamento tienen, cero.

Saqué el celular de mi pantalón y mandé un ":)" a la persona que estaba esperando noticias mías desde hace unas horas. Suspiré al no recibir una respuesta inmediata y lo guardé de nuevo en mi bolsillo mientras me dirigía hacia el local que estaba frente a mí. Minutos después, salí con un enorme batido de sangre fresca, dando cortos tragos al contenido y refrescando mi reseca garganta.

Unos toques en mi pierna derecha mi hicieron mirar hacia abajo, en donde encontré un diminuto niño mirándome, tenía los ojos rasgados y parecía demasiado feliz para mi gusto. Levantó su mano y la movió de un lado para el otro, saludándome, yo solo le mostré los colmillos manchados con sangre gracias a mi bebida e hice el gesto de rugir sin soltar sonido alguno por mis labios. Al verme, el niño salió corriendo mientras buscaba a su padre.

Rodé los ojos por la facilidad en la que se asustan los niños de ahora y comencé a caminar hacia mi casa.

Mocoso...

El celular dentro de mi pantalón comenzó a vibrar y lo tomé con cansancio, la pantalla brillante mostraba "Agh-lfa" en grande. Sonreí con burla al ver el apodo que le puse y contesté.

—Buen día, alfa. Que honor recibir esta llamada tu-

Un gruñido proveniente del otro lado de la línea me hizo dejar de hablar y reír.

La alfa de la manada en la que me encontraba viviendo temporalmente, Cinderella Lovegood, estaba completamente furiosa al otro lado de la línea. No recuerdo una sola vez en la que la haya visto feliz más de cinco minutos, una lástima, con lo guapa que es la mujer.

Infierno Escarlata (C.E 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora