Heal Me [Kakavege Fanfic]EN HIATUS

15

Vegeta's POV

«Chupársela... ¿De qué iba a servir eso?» me pregunté mirándole con una ceja elevada. Él me miró con un rostro desconcertado ante mi incertidumbre.

—¿Qué es lo que pasa?

—¿Para qué quieres que te la chupe?

—Para que esté lubricada y pueda entrar sin impedimentos y sin que te duela —me soltó con un tono lógico. Miré para otro lado, concretamente su entrepierna, y tragué saliva. Realmente no sabía si quería hacerlo.

No era la primera vez que se la chupaba, pero esta vez quería algo más bonito. Más romántico. Menos lujurioso. ¿Entendéis? Creo que ver películas románticas con mi madre ha surtido efecto en mí. Quería que me acariciara, que me consintiera, que me arropara con sus enormes brazos mientras nos fundíamos en el cuerpo del otro... Supongo que eso sólo pasaba en las películas y que tendría que conformarme con sexo rudo hasta que él se cansase.

—¿No... —Comencé a decir— No podemos intentar otra cosa?

Sí, me lancé a sugerírselo.

—¿Cómo que "otra cosa"?

—Ya sabes..., algo más íntimo.

Él frunció su ceño y creo que lo está haciendo porque le está empezando a doler la erección que no estoy atendiendo entre mis nalgas.

—Explícate.

—No quiero tener sólo sexo salvaje —le miré—. Quiero algo más tierno, ¿entiendes?

—¿Quieres que hagamos esas ñoñerías de darnos caricias y besos largos como en las películas?

—Algo así, sí.

Vi como se apoyaba su espalda en el espaldar del cómodo sofá, desviando su mirada a otro lado. ¿Y si le ha molestado mi sugerencia? Mantuve mi mirada sobre él, pudiendo apreciar que se mordía las esquinas de sus labios de manera interna. Pero, al cabo de unos segundos, me volvió a enfocar y me helé con sus ojos grises.

Se levantó del sofá y como impulso guio mis labios a los suyos y nos fundimos en un beso lento. Gokū deslizó sus manos por mis piernas para, en un gesto ávido, enredarlas alrededor de su cintura. Bueno, al menos estaba siendo lento. No era tan brusco como siempre. Apretó mis desnudas nalgas entre sus manos y me llevó a su habitación, donde allí me tumbó en la cama con cuidado, sin despegar sus labios de los míos.

Ya estábamos semidesnudos, el trabajo ya estaba medio hecho. Se despegó de mí y lo vi quitarse la camiseta de tirantes, la cual arrojó en algún recóndito lugar del cuarto. Lo mismo hizo con las piezas de ropa que a mí ya me iban sobrando. Una vez quedamos los dos desnudos, pasó sus enormes manos por mi pequeño cuerpo. Acarició mis costados, mis brazos y mis muslos. Yo sólo permanecía mirándole con ojos enamorados a cada movimiento que él hacía. No podía despegar mis ojos de los suyos. Eran de un bonito color gris que sugerían hacer cosas pecaminosas sin quererlo.

Apoyó sus manos en el colchón y quedó suspendido sobre mí. Yo estaba quieto y más recto que una vela. Él contemplaba mi cuerpo y, de vez en cuando, se mordía el labio inferior. Su vista fue directa a mi pecho, el cual no era el más robusto pero el más apetecible para un hombre como él. Llevó sus labios a mis pezones para erguirlos. Chupó mi pezón derecho mientras el izquierdo lo pellizcaba juguetón. Yo, ya sonrojado, solté un gemido por lo bajo. Sé que él lo escuchó, por lo que mantuvo el ritmo.

Por pocos días que hubiese de por medio entre Gokū y yo, por mucha distancia que se interpusiera entre nosotros, él me volvía loco. Le necesitaba. Necesitaba que me hiciera suyo. Que lo hiciese de otra manera. Que no olvidase lo rudo, pero que me demostrase que me había echado de menos y que esto, lo que teníamos, no sólo era algo esporádico. Quería que esto fuese algo más.